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Creatividad

Action Man sale del armario

Decían de él que era el héroe más grande de todos los tiempos, pero él quería ser otra cosa. Ahora se llama Hektor y está hecho todo un hipster. Es moderno, creativo, bloguero y gay. Muy gay. Es de Sitges pero lo encontrarás en Madrid, en La Turmix, un espacio alternativo de creación donde se exponen 22 muñecos Action Man reconvertidos en iconos fetichistas. Como Hektor.

Su autor, Koldo Logan les ha borrado su personalidad homologada y les ha conferido una propia, acompañando cada muñeco de una descripción y una breve biografía. Les ha arrancado su pelo de goma para darles uno real, recopilado de sus amigos y triturado en una batidora hasta conseguir pelillos diminutos. Les ha hecho de estética bear, una tribu gay que siente debilidad por el cuero y el pelo, así que sus amigos han tenido que donar unos cuantos mechones. Estos 22 Action Man son gays, pero no se lleven a engaño, son más hombres que nunca. Logan se ha ocupado de ello cincelando y añadiendo lo que la productora juguetera Hasbro no diseñaba en los años noventa.

«Yo les convertí, les di una nueva vida», comenta Logan, «quería darles la misma oportunidad que he tenido yo». Koldo Logan es, al igual que Hektor, un pseudónimo. No quiere dar su verdadero nombre. Tiene dos hijas de una vida anterior, y un trabajo como profesor de diseño de una vida paralela, ajena a Koldo Logan y a los chulazos con arneses. La normalidad, cuando es impuesta, se cobra precios muy altos, algo a lo que Logan resta importancia.
«Me da igual no firmar con mi nombre. No lo hago por currículo, no lo hago por exponer. Para mi esto era necesario, me he quitado de psicólogos. Y ha supuesto un auténtico renacer, una etapa de descubrimiento», asegura ilusionado.

El descubrimiento ha sido colectivo. Desde La Turmix coinciden en señalar que la exposición está siendo un éxito, aunque confiesan que alguna crítica airada han escuchado. Logan también, pero no parece importarle. Se queda con la gente, heterosexual y homosexual, que alaba su trabajo. Con las parejas jóvenes y los grupos de amigos, con el señor mayor que le confesó estar enamorado de sus muñecos y venir a verlos a menudo.
Lo único que le molesta a Logan es haberse quedado solo en casa. «Tenía algo así como 22 compañeros de piso», comenta con sorna, «ahora estoy con depresión post parto». Esto de compartir piso con decenas de muñecos empezó por casualidad, cuando un amigo le regaló un Action Man sin ningún propósito concreto.
«Empecé a pensar, a imaginarle una vida, un pasado. Era un muñeco un poco perdido y quería ayudarle, así que le empecé a dar un aspecto un poco morboso». El morbo, la creatividad y las ganas de hacer algo nuevo cuajaron en la rutina de Koldo Logan, que pronto incluyó los paseos por mercadillos buscando muñecos -Action Man dejó de fabricarse hace años- las batidoras de pelos y los moldes de diminutos penes de plástico.

Cada uno de estos muñecos requiere un trabajo de investigación. Hay que buscar referentes y estudiar la estética elegida -vaquero, escocés, sesentero…- que siempre tiene un nexo común en la cultura bear. Hay algunos muñecos especialmente complicados, como Pako, un torero con un traje de luces que sería la envidia de Gaultier. En estos casos Logan se hace acompañar de una serie de colaboradores que le han salido al abrigo de la red. Juntos han conseguido reinventar a un batallón de Action Man.

«Lo que necesitaban ellos era salir del armario” asegura Koldo Logan, y uno no sabe muy bien si utiliza la tercera persona del plural cuando quiere usar la primera del singular. «Ahora están contentos», añade. Siguen siendo hombres de acción, aunque no de la misma acción que antes, cuando luchaban por salvar a la humanidad. Ahora luchan por salvarse a sí mismos. Que no es poco.

Por Enrique Alpañés

Periodista. Redactor en Yorokobu y otros proyectos de Brands and Roses. Me formé en El País, seguí aprendiendo en Cadena SER, Onda Cero y Vanity Fair. Independientemente del medio y el formato, me gusta escuchar y contar historias. También me interesan la política, la lucha LGTBI, Stephen King, los dinosaurios, los videojuegos y los monos, no necesariamente por ese orden. Puedes insultarme o decirme cosas bonitas en Twitter.

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