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La Alianza de Harry Potter: cuando la cultura 'pop' combate la injusticia

Entre las muchas preguntas que formulan a J. K. Rowling cuando la entrevistan, hay una que le gusta especialmente. Se ve en la sonrisa que ilumina su rostro cuando el periodista menciona The Harry Potter Alliance. «¿La conoce?», le preguntan. «Por supuesto».
La organización, de origen estadounidense, sabe del cariño que les profesa la escritora. No es para menos: se han autoimpuesto la misión de combatir cualquier injusticia social y, así, transformar el mundo en un lugar más habitable. Para ello, la alianza de Potter cuenta con un ejército de fans dispuestos a alzar la voz, armados con varitas de plástico.
La aventura comenzó en 2005 de la mano de Andrew Slack, un emprendedor social que aspiraba a convertir el activismo en algo atractivo para los jóvenes. Se unió al cantante del grupo de rock Harry and the Potters, Paul DeGeorge, y a Seth Soulstein, amigo y compañero de aventuras de Slack. Gracias a la fama del cantante mágico, pronto las comunidades de fans de Harry Potter se hicieron eco de la Alianza.
https://www.youtube.com/watch?v=f9A-sMTwcvo
«Nuestro primer evento fue un concierto de rock para magos cuya recaudación fue para Amnistía Internacional. Poco después, conseguimos miles de dólares para la protección de los civiles en Darfur y Birmania», explica Lauren Bird, directora de comunicación de The Harry Potter Alliance. Su mayor éxito lo alcanzaron en 2010, cuando obtuvieron algo más de 106.000 euros (123.000 dólares) que destinaron a Haití en forma de provisiones, tras el terremoto acaecido el mismo año.

Se autodefinen como Ejército de Dumbledore (una referencia a la saga literaria), creen en la magia, en el entusiasmo como una fuente de energía renovable y en la fantasía, que más que una herramienta para evadirse del mundo es todo un arma de movilización en sus manos. Tal como relata Bird, la asociación ha creado una plataforma para atraer a otras comunidades de fans y llamar a la acción social, aprovechando el tirón de las historias que les apasionan.
«Como parte de nuestro proyecto Imagine Better, reunimos a fandoms y grupos activistas tradicionales para fomentar que ambos utilicen el poder de la historia y el entusiasmo del fan para lograr el cambio».

El poder de la cultura pop
El término fandom se utiliza para referirse a una comunidad de seguidores de un determinado libro, película o serie de televisión. Sin embargo, más allá de recordar los diálogos o disfrazarse de los protagonistas, los fans más activos cada vez más, se involucran en proyectos sociales.
Así lo indican Daniel Aranda, Jordi Sánchez-Navarro y Toni Roig en su libro Fanáticos. La cultura fan: «Hay fans extremadamente conscientes del impacto social de la cultura audiovisual que están dispuestos a movilizarse para combatir aquellos mensajes que consideran negativos».

Hace ya un mes, en Estados Unidos, empleados de las principales cadenas de comida rápida se echaron a la calle. Reivindicaban una subida del salario mínimo a 15 dólares la hora (cerca de 13 euros). En unas 190 ciudades, los trabajadores lucharon por sus derechos, pero no estaban solos: entre las asociaciones sindicales, destacaban legiones de seguidores de Los Juegos del Hambre, contrarios a esa injusticia económica que también refleja Suzanne Collins en sus libros.
Fanáticos de la saga que habían sido movilizados por The Harry Potter Alliance. «Trabajamos con ellos para unir los temas de Los Juegos del Hambre, incluyendo el saludo de los tres dedos, con el mensaje de las protestas y las huelgas en todo Estados Unidos».
Una muestra del infravalorado poder que tiene el fenómeno fan.
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Las imágenes de este artículo son propiedad de The Harry Potter Alliance (y 2) y Fight for 15

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