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5 reglas de oro para comenzar a enredar con el ‘lettering’

El terror ante el fondo blanco es universal. Lo siente quien escribe. Lo siente quien tiene un escenario vacío y tiene que llenarlo de obras trascendentales. Lo siente quien dibuja. Por eso, conviene saber por dónde empezar o, al menos, cómo no perderse en el trayecto.

Ese fue el mapa de ruta que el diseñador Iván Castro regaló a los participantes de los dos talleres que Yorokobu y Ambar IPA llevaron a cabo el pasado viernes en Madrid.

Para Javier Aylagas, marketing manager de Ambar, la razón de IPAS Y LETRAS, que así se bautizó el taller, caía por su propio peso. «En Ambar decimos que somos cerveceros independientes. Por eso, queremos estar cerca de personas como Iván Castro, que hacen lo que les gusta, que ponen pasión en su trabajo».

Iván Castro comenzó dejando claro el comodín del creador, la primera de las cinco reglas de oro. «Lo absoluto nunca funciona, siempre hay excepciones». Y para eso está el sentido común de quien tiene un cerebro en la cabeza.

Asumida esa, las otras cuatro enseñanzas, mucho más enfocadas al desarrollo práctico de un proyecto de lettering, fueron estas:

1. El espaciado no se mide en milímetros, sino en la cantidad de blanco entre letras. Las letras son orgánicas y la distancia se calcula visualmente a medida que formamos la palabra.

2. Dentro de las letras hay una estructura, que es la que manda.

3. Las letras se tienen que dibujar por partes.

4. Dónde van las partes gruesas y las finas depende de las leyes caligráficas de expansión y traslación.

Bajo esas premisas, los participantes del taller desarrollaron sus frases, relacionadas con el lanzamiento de Ambar IPA, una cerveza con cuatro tipos distintos de lúpulo y mucha historia detrás. «Puede que te guste o puede que no. Es lo que tienen la IPA. Lo que sí que es cierto es que no deja indiferente y que, como IPA, la historia de esta variedad es una de las más curiosas y pintorescas del mundo cervecero», dice Aylagas.

El origen de la cerveza IPA se remonta al siglo XVIII. En 1789, el Imperio Británico trató de llevar cerveza a una de sus colonias, la India. Como el viaje duraba más de 300 días, la cerveza llegaba totalmente imbebible.

A George Hodgson, cervecero de la Bow Brewery londinense, se le ocurrió aumentar el lúpulo de la cerveza, que actuaría como conservante. El testeo llegó en un nuevo viaje de Bristol a Bombay.

La cerveza llegó en condiciones, con un agradable amargor proporcionado por ese lúpulo extra y con un nuevo nombre para la variedad: India Pale Ale. IPA.

Toda esa historia es la inspiradora del taller que, para María Peña, ilustradora y diseñadora recién graduada, fue útil y despiporrante. «Me lo he pasado como los indios. Venía con la duda de si iba a ser capaz de hacer algo guay en tan poco tiempo y creo que ha sido bastante productivo».

Los dos turnos que pudieron disfrutar de la experiencia de Iván Castro se fueron de La Industrial con unas nociones básicas acerca de composición, elección de pesos, jerarquías y desarrollo del proyecto.

El propio Castro se manifestó satisfecho con lo que vio en los talleres. «Todo el mundo ha entendido de lo que se trata un proyecto de lettering. Se trata de escoger el estilo con el que vas a trabajar, jerarquizar la información que tienes –porque eran frases más o menos complejas– y, a partir de eso, pensar en una composición. Todo el mundo lo ha planteado y me ha sorprendido porque no es sencillo».

Si Ambar IPA es la IPA para aquellos que prueban esta variedad de cerveza por primera vez, el taller de Iván Castro fue la semilla perfecta para los que se adentran en el universo del lettering también por primera vez.

 

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