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Animales, política y humor gráfico

Era la campaña para la presidencia de EE UU de 1984. Ronald Reagan se presentaba a la reelección. Su oponente y vicepresidente con Carter, Walter Mondale, era partidario de recortar los presupuestos de Defensa y en relación a la URSS, una congelación de armas nucleares mutua para reanudar las conversaciones sobre limitación y control de poder del átomo. El presidente actor contraataca con un anuncio en televisión.

«Hay un oso en los bosques. Para algunas personas, el oso es fácil de ver», clama la voz en off, mientras un plantígrado vaga por la pantalla; «otras no lo ven en absoluto. Algunas personas dicen que el oso es manso. Otras dicen que es peligroso. Como nadie puede saber con certeza quién tiene razón, ¿no seria inteligente ser tan fuerte como el oso? Suponiendo que el oso exista…». Al final del metraje, un cazador planta cara al fiero animal, que retrocede unos pasos.

Reagan ha visto al oso. Le ha hecho frente. Ha atemorizado a la fiera. Nos protege contra los soviéticos. Reagan gana en 49 de los 50 estados. Solo Minnesota, lugar de origen de Mondale, apoyó al demócrata. Reagan otra vez presidente. El partido republicano había usado una metáfora animal como uno de sus puntos de apoyo para conquistar otra vez el poder.

«El uso del animal como metáfora política es muy antiguo, cuanto menos desde los discursos de Cicerón», explica al teléfono Lara Campos, profesora en la UNAM de México y autora de El animalario de la Segunda República. Las metáforas zoomórficas en el humor gráfico de la prensa. «Eventualmente se puede usar de manera positiva, pero normalmente tiene un uso descalificativo, siendo un argumento recurrente en periodos de tensión política».

Esta doctorada en Historia de la Comunicación Social por la Complutense de Madrid apunta a que, frente a otras metáforas como las de fenómenos atmosféricos o las relacionadas con el mundo marino, los animales tienen un comportamiento que se puede asimilar al ser humano. Para el antropólogo Ander Gondra Aguirre, coordinador del ensayo web El espejo animal, «los animales están tan cargados históricamente que tienen los atributos necesarios para funcionar en el mundo del humor gráfico, la propaganda y el cartelismo, ya que se vinculan un sin fin de valores que les hacen resultar fácilmente legibles».

James Gillray.

Aunque los animales como representación gráfica de la política puede rastrearse hasta la heráldica, y Francisco de Goya o el grabador inglés James Gillray habían usado a los animales como metáfora satírica, es con la aparición de las primeras revistas de humor de mediados del XIX como Punch o La caricature cuando se desarrollan junto con el humor gráfico. Su intención volcada hacía el insulto se debe, según el análisis de Campos, a la «diferenciación hecha por los pensadores ilustrados entre el mundo natural -puro, pero al mismo tiempo bárbaro, no civilizado- y el mundo social -corrupto, pero al mismo tiempo culto y tecnificado-», siendo «lo perteneciente al primero de esos mundos objeto de admiración y estudio, pero al mismo tiempo de control y supervisión por parte del segundo».

Siendo un recurso fundamentalmente peyorativo, es en los periodos de conflicto o tensión política cuando se vuelve más frecuente. Durante la convulsa Segunda República, en los cinco periódicos analizados por Campos –El Debate, El Liberal, El Siglo Futuro, El Sol y El Socialista– se publicaron más de 150 viñetas, lo que supone que por lo menos una vez cada dos meses se imprimió «una metáfora zoomórfica para hacer referencia a alguno de los aspectos de la vida política del país».

«Lo que me pareció muy interesante es que su uso no se restringió a un segmento determinado del arco político», analiza, «sino que fue común tanto a las derechas como a las izquierdas, que usaron el mismo tipo de metáforas». Aunque con diferencias. Mientras que el león como representación del pueblo español, el toro o la araña eran comunes a ambos lados del Parlamento (es importante recordar que un número significativo de los diputados estaban relacionados con algún medio impreso), otros eran exclusivos de cada lado.

Carteles de la Guerra Civil Española 131Las izquierdas tendían al uso del mono para la representación de la monarquía o las aves de rapiña como cuervos, buitres y urracas para lo que hoy llamaríamos élites extractivas; las derechas dibujaban reptiles y serpientes para atacar a anarquistas, comunistas y otros enemigos políticos como Azaña, quizá tomando como referentes las plagas bíblicas. Pero si hay algo único en España son las golondrinas, que se usan con el sentido metafórico que Becquer otorgó a este ave en su famoso poema. Durante la Guerra Civil esta tendencia continuaría, pero ya convertida en propaganda bélica.

Esta situación se reprodujo durante la Segunda Guerra Mundial, con los aliados y el eje participando también en la batalla de los carteles. Los británicos y estadounidenses crearon personajes como el Squander Bug, un bicho que animaba a gastar dinero para ayudar a los nazis, que eran representados en infinidad de carteles como ratas o serpientes, y sus animales nacionales, como el león británico, el oso ruso, el águila de EE UU y el castor canadiense acudían juntos al combate. Ambos lados hicieron uso de carroñeros, pulpos, simios… para defender sus posiciones.

«Creo que después de la Segunda Guerra Mundial hay un punto de inflexión entre los países democráticos que lleva a una suavización del lenguaje de la política», opina Campos, «ya que todo el experimento del periodo de entreguerras, esa pretensión de involucrar a las masas en la vida política, había tenido resultados un poco desastrosos».

El lenguaje se modera pero, como demuestra el anuncio del principio, solo dentro Occidente, ya que la Guerra Fría entre soviéticos y estadounidenses fue bastante activa en cuanto a propaganda y cuando la doctrina Reagan llevó a convertir Centroamérica en un polvorín con la invasión de Granada, la financiación de los contrarrevolucionarios nicaragüenses, la invasión de Panamá y otras tropelías; la OSPAAAL creó una serie de carteles con el águila calva de protagonista.

OspaaalOK
Esto puede verse reflejado ahora en la tendencia a representar a China, el nuevo gran enemigo de la águila estadounidense, como un dragón. Todo, por supuesto, con permiso del oso ruso.

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