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Apps que SÍ (y cuando digo sí, es sí)

La cosa ha salido así. Llevo todo el mes probando apps para esta bendita sección y tras deliberar diez segundos conmigo mismo han caído tres relacionadas con la música. Teniendo en cuenta que el de la página de al lado está hablando de sexo, alguien tiene que tocar mientras los violines, ¿no?

Audiosnaps

La idea es sencilla. Haces una foto y Audiosnaps le inserta un pequeño clip de audio de 5 segundos. La foto se puede compartir en redes sociales e insertar en sitios web. ¿Y ahora qué? La explicación es bastante obvia, alma de cántaro. Ahora vas al concierto de Neil Young, le haces una foto al tío Neil y le insertas un trozo de Don’t Cry No Tears. La envías a tus amigos con un delicioso «jódete» y ¡misión cumplida! Disponible únicamente para iPhone.

 

Pacemaker

Sabemos que, desde hace tiempo, ya nadie baila porque todo el mundo es DJ. El indie pasará a la historia como el movimiento que convirtió la independencia musical en pijerío. Si aún no te has subido al tren, sigues estando a tiempo. Si eres el único de la pandilla que no pincha, con Pacemaker podrás comenzar a hacerlo. La dificultad es Nivel Bonobo y, además, saca las canciones de Spotify, por lo que no tendrás ni que comprarlas. Disponible para iPad y, además, es gratis.

 

Toc and Roll

¿Tienes hijos? No, es cierto, para eso hace falta aparearse y tú hace tiempo que de eso nada. ¿Sobrinos? OK. Pues entretenlos con algo de provecho. Toc and Roll es una app lanzada por Minimúsica que, básicamente, es un multipista donde componer canciones a base de loops. Traduzco: pegas trocicos de canciones hasta hacer una. Hay diferentes instrumentos y los nenes pueden grabar su voz. Yo, con 37 años, también la uso cuando nadie me ve.

 

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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