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Apps que sí (y cuando digo sí, es sí)

No pidan milagros en un número en el que ya he escrito acerca del hijo de puta. Quiero decir que sí se puede exigir rigor, como es costumbre en esta santa casa, pero el criterio es algo voluble, como las nubes de golosina o la moral de un presidente autonómico. Qué quieren que les diga. Estas apps, aunque ustedes crean que no, lo petan.
Ride the City
Miren, de verdad, dejen de hacer el idiota y compren una puñetera bici. Si les parece hipster, compren la bici más fea del mundo, pónganse un chándal y no hagan caso al que dirán los vecinos de Malasaña. Ride the City es exactamente lo que necesitan para emprender la aventura. Es, para entendernos, un Google Maps que determina las rutas más óptimas para circular en bicicleta en un porrón decente de ciudades de todo el mundo. Indica las rutas más seguras, las más cortas y los lugares por donde transcurren carriles bici o vías similares. ¡Dele pedales!
iZettle
Está tan jodido cobrar, sea cual sea la actividad que uno desempeña, que más vale dar facilidades. iZettle es un TPV para cobrar con tarjeta de crédito o débito. Traduciendo, es un cacharro que lee estas tarjetas, se engancha al móvil o tableta y gestiona sus pagos para que puedas cobrar en cualquier lugar y situación. El diseño de la app es limpio y su uso es tan sencillo que no hace falta haber pisado un banco para utilizarlo. ¿Cómo lo sabemos? Porque somos idiotas y aún así hemos conseguido emplearla sin problema.
Crazy Goat
Crazy Goat es un videojuego en forma de simulador en el que eres una cabra. Hemos hablado dos veces acerca de él en Yorokobu pero seguimos fascinados. ¿Es jugable? Pse. ¿Es adictivo? Meh. ¿Es gratis? Hay versión gratis, sí,  pero, pichí pichá. ¿Y entonces? Hombre, si a estas alturas de la película tenemos que explicar que un simulador caprino mola porque sí, es que no nos conocemos de nada, cariño.

Más apps, de las de ingresar en el psiquiátrico, aquí.
 

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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