El sudor, además de ser pura química visto desde un microscopio, es sinónimo de esfuerzo, de lucha por conseguir un objetivo que se nos resiste. El sudor, por qué no, es épica y en la épica suele haber mucha belleza, sobre todo cuando alcanzamos la meta y la victoria.
«Tenéis muchos sueños, buscáis la fama, pero la fama cuesta. Pues aquí es donde vais a empezar a pagar, con sudor». Si tienes cerca a alguien que pinte canas (muchas canas), seguramente te habrá soltado alguna vez la frasecita de marras. Aparecía en la intro de una conocida serie de televisión llamada Fama, ambientada en una escuela de artes de Nueva York. Y la decía uno de los personajes, la profesora de danza, dirigiéndose a sus alumnos el primer día de clase.
Ella no se refería solo al esfuerzo físico, sino al que deberían poner aquellos jóvenes en todo lo que hicieran para cumplir sus sueños. La serie es tan viejuna como la persona canosa que te ha soltado la frase, pero lo que significa sigue siendo tan actual como que el verano está lleno de festivales musicales (donde también se suda de lo lindo esperando a que llegue la mejor recompensa: la actuación de tu grupo favorito. ¿Ves?, otra vez el esfuerzo y el sudor).
Nada es fácil, pocas cosas nos vienen dadas, pero qué grandes nos sentimos cuando sudamos tinta y lo logramos. ¡Y qué valioso lo que obtenemos después de haber sudado la gota gorda para alcanzarlo!
Pero nada mejor que verlo para creerlo. Así que Aquarius ha pedido a seis artistas que expresen a través de su trabajo y de su creatividad por qué el sudor es bello y por qué merece la pena el esfuerzo. Es su homenaje al sudor y a la belleza que esconde.
Vivimos tan rápido que, cuando nos queremos dar cuenta, el tiempo ha volado. Somos conscientes de lo valioso que es ese concepto atrapado simbólicamente en la esfera de un reloj. Buscamos que las horas sean totalmente productivas, que estén llenas de tareas útiles que les den sentido. Y muchas veces olvidamos que quizá lo realmente valioso sean otras cosas de la vida a las que no siempre prestamos la atención que merecen.
Ahí está el esfuerzo para 72 Kilos y lo que le hace sudar, tratar de aprovechar el tiempo al máximo para dedicarlo a las cosas realmente importantes: la familia, los amigos, los hijos… lo que nos hace felices, en definitiva.
«Cada vez que miro al reloj me asusto. ¡¿Cómo pasa tan rápido el tiempo?! Trato de quedar con mis amigos y familia, me esfuerzo por pasar tiempo con mis hijos y evito dedicarles minutos a las cosas que me hacen sentir mal. Supongo que todas las personas estamos igual: queremos exprimir bien nuestras horas en esta vida».
«Esa cultura del esfuerzo aplicada a la belleza de vivir la vida es lo que me ha llevado a crear esta obra. Es imposible parar el tiempo, pero es posible dedicarle lo mejor que tenemos en disfrutarlo al máximo. Por más colores y más minutos de vida».
¿Cuántas veces repasamos el calendario contando los meses y los días que faltan para volver a disfrutar de unas vacaciones, o de ese fin de semana anual que programamos con nuestros mejores amigos a modo de escapada?
Y cuánto esfuerzo y trabajo hay impreso en cada día tachado en ese calendario, con cada hoja arrancada del almanaque para ver cómo se acerca, despacito, nuestro momento.
«Este es mi pequeño homenaje a ese esfuerzo que hacemos durante toooodo el año, para que por fin llegue el momento tan esperado: desconectar y sumergirte plenamente en el disfrute, sea cual sea», explica la ilustradora Agustina Guerrero, autora de esta pieza. «Personalmente, ESA sensación es una de las más maravillosas que existe».
Alcanzar las estrellas, tocar la Luna, qué gigantescas metas implican estos dos tópicos. Pero qué efectivos son para ilustrar la enormidad, el sudor y el esfuerzo que se necesita para afrontar semejante reto.
En la literalidad de ambas expresiones se ha centrado la artista Naranjalidad para describir la belleza del sudor desde su punto de vista.
«Para alcanzar nuestra meta, esa estrella que brilla y nos llama, hay que estirar la mano muy fuerte. Hay que construirse una escalera, la más alta. Poco a poco, y cada peldaño, es un esfuerzo que nos acerca a ella. Esa es, para mí, la definición de esfuerzo y del reflejo de que, muchas veces, supone. ¡Sudar es bello!».
Pelear con el lienzo o el papel en blanco hasta que consigues plasmar lo que tu mente imagina. Darle una vuelta, y otra, y otra más. Y tachar, y borrar, y empezar de nuevo. ¡Cuánto esfuerzo supone crear una obra de arte! ¡Y qué bello es el sudor que conlleva!
«Cada una de mis obras conlleva muchísimo esfuerzo, creatividad e ilusión —reconoce Andrea García, autora de esta pieza—. Con esta chaqueta quiero que se vea el esfuerzo de los artistas mientras creamos, pero siempre, disfrutando. El arte es mi inspiración, y todo el sudor invertido en crear es maravilloso».
¿Acaso hay mayor esfuerzo que encontrarse a una misma? Atreverse a dar el paso de romper con todo lo que no te llena, con lo que te roba energía y no te deja ser, para recuperar el control de tu vida, de tu trabajo, de eso tan grande y tan maravilloso que eres tú.
A la obra que la artista Marta de la Fuente ha creado para Aquarius la ha titulado Sudar para conseguir lo que necesitas es bello. «El esfuerzo por descubrirme es algo que resuena últimamente mucho en mi cabeza. La necesidad de poner el centro en mí, de observarme, de mimarme, quererme y darme ese espacio que necesitaba y no me había dado hasta ahora. Esta obra intenta reflejar este viaje de introspección en el que encontré otra versión de mí, más consciente y feliz, la versión que me debo».
Hay a quienes saberse observados mientras duermen les produce sudores. Es el caso de Inés Jimm, para quien el sueño representa «un estado casi mágico y meditativo, uno de los pequeños y pocos momentos a salvo que nos quedan para ser nosotros mismos».
Esta pintora figurativa ha creado para Aquarius la obra Entre medias, que pertenece a su serie ‘When you sleep’, un proyecto en el que lleva trabajando este último año. En él concede a sus allegados «el beneficio de la liberación de juicios y miradas externas en el momento del sueño, en el que, al vivir este estado de casi inconsciencia, no existe la necesidad de jugar un rol y estamos conectados con lo más profundo de la existencia sin ego y sin instinto de supervivencia».
Jimm tiene problemas para conciliar el sueño, de ahí la obsesión por este tema y la representación de mujeres que duermen. En Entre medias, nos propone a los espectadores dos vías de entender la obra: por un lado, «abrazar la paz que transmite este momento», que es lo que busca, en realidad, con este cuadro. Por otro lado, «una incomodidad subyacente al estar viendo algo tan íntimo como es el momento de dormir, que solo debería de ser visto por alguien con quien ser vulnerable no da miedo».
Este post fue modificado por última vez el 31 de octubre de 2024 20:22
«Medio lapona, medio esquimal, medio mongola», parodiaba Joaquín Reyes y recuerda Pablo Gil en un…
Si eres un imperio, la única verdad de la que puedes estar seguro es que…
El Conde de Torrefiel es un proyecto escénico que fluctúa entre la literatura, las artes…
Les gustaba leer, pero nunca encontraban tiempo. También les gustaba quedar y divertirse juntos, pero…
La tecnología (pero no cualquiera, esa que se nos muestra en las pelis de ciencia…
La ciudad nos habla. Lo hace a través de las paredes, los cuadros eléctricos ubicados…