Por suerte, solo los ignorantes y los temerarios aspiran a constreñir el arte en espacios delimitados. El arte parte de las personas y, como ellas, es líquido e imparable. Por eso –y porque tenían ganas de gastar zapato en el asfalto–, Laura Flores y Andrés Montes decidieron sacarlo a la calle.
Ambos son los fundadores de Sala Nómada, una propuesta artística que ellos definen como una «galería sobre ruedas. Hemos rehabilitado bicicletas antiguas con cajones que se despliegan para generar el espacio de galería. Llevamos el trabajo de 23 artistas diferentes (pintores, grabadores, ilustradores) y vamos por la ciudad creando nuevos espacios de conversación acerca del arte», explica el mexicano Andrés Montes.
La Sala Nómada comenzó a rodar en octubre, cuando el frío comenzaba asomar y cuando el instinto recomienda correr a buscar refugio. Cuenta Montes que estuvieron «todo el invierno en las calles, testeando nuestra voluntad». Ahora que el frío se ha marchado, las bicicletas de Nómada llevan de un lado para otro las obras de arte del colectivo Fayuca, de Soy Cardo, Ainhoa Rubio Cuadrado, Monoperro, Giovanna Intra, Tropidelia y Sepa entre otros. Además, Andrés Montes y Laura Flores, transportan muestras de sus propias obras. «Estamos muy contentos de que haya salido el sol». Al fin.
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El germen del proyecto está en Espacio Naranjo, un centro dedicado al arte en el distrito de Tetuán que dirige el propio Andrés Montes y en el que comparten trabajo y residencia una comunidad de creadores. Montes necesitaba a salir a la calle porque pensaba que «no hay suficiente espacio para tantos artistas que están trabajando en Madrid. Así lo hacemos más accesible y damos una pequeña sorpresa, hacemos que la gente hable de arte y damos a conocer todo el trabajo que estamos haciendo». Comenzaron a seleccionar artistas de su círculo cercano. Han ido añadiendo a gente que les veía por la calle y que quería formar parte del proyecto.
Sala Nómada comienza ahora a invitar a gente «a pintar y a hacer minitalleres en directo, muy rápidos». Además, van a sacar sus bicis de Madrid. «Nos vamos de viaje a Galicia y a Atenas en julio, donde armaremos una bici allí, con motivo de Documenta. Creo que es así como nos interesa que se desarrolle el proyecto, de manera itinerante», señala Montes.
Con esa idea se repartirán el trabajo tanto Montes como Flores con solo dos tareas por satisfacer: «pedalear y promover».
Una respuesta a «Una sala de arte en una bicicleta»
[…] del proceso, aunque la tecnología sea capaz de inocularnos los libros en el cerebro. Seguiremos disfrutando del arte y la creatividad, se manifieste como se manifieste. Seguiremos asombrándonos con las cosas más […]