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Cosméticos creados a partir de cenizas de bosques quemados para devolverles la vida

Las llamas se tragan cada año decenas de miles de metros cuadrados de bosque. En España, son una media de 100.000 las hectáreas que arden temporada tras temporada. Una superficie que, recurriendo a los campos de fútbol como unidad de medida oficiosa, corresponde a unos 200.000 de estos. 

Alejandro de Antonio Fernández fue testigo de las devastadoras consecuencias de uno de estos incendios ocurrido en Málaga en 2012. Las cenizas lo cubrían todo. Aún no lo sabía, pero aquella imagen desoladora, aquel olor a quemado, fue el origen de Ashes To Life, la firma de cosméticos de lujo creados a partir de cenizas de bosques incendiados de la que es cofundador. 

Creó la empresa unos años después junto a un grupo de amantes de la naturaleza que, como él, pretendían devolver la vida a esos bosques. «Tras un largo periodo de documentación y estudio en el que trabajamos junto a expertos de distintos ámbitos, nos dimos cuenta de que la ceniza vegetal ya había sido utilizada por civilizaciones antiguas para la limpieza de la piel».

El proyecto, cuenta, nace con el propósito de restaurar y devolver a la vida los bosques calcinados: «Pensamos que, cuidando de la piel de las personas, podríamos a la vez cuidar de la piel del planeta». De ahí que parte de los beneficios que se obtienen con la comercialización de los productos se destine a la regeneración de los bosques de los que se obtiene la ceniza a través de un Protocolo de Regeneración Ecológica.

Los primeros productos lanzados fueron los que componen su colección de jabones, de nombre Origin. «A partir de ahí, colaboramos con una consultora, Healing Planet, y surgió Radiance, nuestra primera línea de cosméticos proage. Actualmente estamos trabajando en una nueva línea inspirada en los beneficios de los ecosistemas marinos sobre la piel». 

Las cenizas que se utilizan para elaborar los productos cuentan con certificación ecológica para uso cosmético: «No accedemos a zonas quemadas dado que las condiciones del suelo del bosque tras los incendios son muy débiles», explican los responsables de la firma en su web, donde se estructura en cuatro pasos el protocolo de actuación específico de ASHES TO LIFE Project para restaurar zonas afectadas por incendios forestales:

  • Diagnóstico de las necesidades en cada bosque incendiado con el fin de desarrollar una metodología óptima para extraer una porción de cenizas, de modo que no comprometa la regeneración del entorno.
  • Certificar la ceniza y homologarla para su uso en cosmética.
  • Elaborar productos a partir de esa misma ceniza y comercializarlos con el fin de obtener fondos para contribuir a la posterior regeneración de los bosques a través del Protocolo de Restauración.
  • Desarrollar un Protocolo de Restauración ecológica de bosques quemados y ponerlo en práctica mediante los fondos obtenidos a través de la venta de sus productos.

CENIZA, UN ANCESTRAL SECRETO DE BELLEZA

Entre el multidisciplinar equipo de Ashes To Life, compuesto por biólogos y técnicos forestales, entre otros, también hay historiadores. Estos fueron los encargados de descubrir que lo de usar ceniza con fines cosméticos no era algo nuevo. En civilizaciones milenarias, como la babilónica o la egipcia, ya lo hacían.

Por aquel entonces ya debían de conocer las propiedades de la ceniza a la hora de eliminar toxinas de la piel, hidratarla y mejorar su flexibilidad, entre otras ventajas. Que a lo largo de los siglos su popularidad como cosmético haya decaído obedece a dos razones en opinión del fundador de Ashes To Life.

«Por un lado, por el consumismo desmedido que nos lleva a buscar lo último, aunque no sea lo mejor. Y también por la falta de información, porque a diferencia de la industria cosmética convencional que destina parte de su presupuesto para dar a conocer los productos, la cosmética orgánica (que no dispone de esos recursos) se centra más en potenciar sus valores, y de este modo, la divulgación en los medios está mucho más limitada».

La divulgación, precisamente, es una de las patas del proyecto Ashes To Life, junto con la colaboración activa para la prevención de incendios y para rehabilitación de áreas arrasadas por el fuego.

«En la actualidad, colaboramos junto a Exploramás, Seeds For Earth y las Administraciones locales en la creación y custodia de un bosque urbano en Málaga, concretamente en la zona que dio origen a nuestra firma. Los árboles de las ciudades y su área de influencia facilitan la captación de agua de calidad, intervienen en un entorno urbano más sostenible y contribuyen a crear ciudades más resilientes»,

Por Ximena Arnau

Ximena es redactora de Yorokobu y Ling

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