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Los bares sevillanos que marcarán el calendario de 2018

Si hay algo de lo que en España se sabe mucho es de bares. Las tabernas han sido desde siempre para más de un paisano esa otra casa a la que acudir cuando la jornada acaba. Allí se bebe, sí. Pero también se habla y mucho. De política, de fútbol, de la familia… de lo que sea. Y se vive. Y se brinda para celebrar la vida con todas sus miserias y con todas sus alegrías.

El diseñador gráfico e ilustrador sevillano Miguel Ferrera quiere rendir homenaje a esos bares y tabernas de su tierra, Sevilla, en un calendario que iba a contar los meses del 2016 y que, al final, marcará el tiempo del 2018. «Es un proyecto personal en el que llevo años trabajando durante los ratos libres», explica a Yorokobu.

«En Sevilla (y supongo que en todas partes) hay bares que son literalmente nuestra segunda casa —aunque suene a frase hecha, es totalmente cierto—. Quería hacer el calendario de algo que la gente quisiera tener, con lo que se identificaran, algo fetichista… Y desde luego que estos bares lo son para muchos sevillanos (y seguro que también para visitantes asiduos). Además, a mí los bares me gustan con locura», explica entre risas cómo decidió realizar este proyecto.

Para crear las ilustraciones, Miguel Ferrara se dedicó a tomar fotografías de cada bar. Después, dibujó a mano el esquema para adaptarlas al formato elegido y, al final, realizó las ilustraciones en vectorial.

Las tabernas y establecimientos que retrata Ferrera en su calendario no destacan por su ornamentación ni su delicada carta gourmet de tapas y raciones. «Son bares de toda la vida», comenta el ilustrador. De los de pincho de tortilla, boquerones en vinagre y cañita de cerveza bien fría. Podría ser cualquiera, pero el sevillano ha elegido aquellos con más solera. «Por ejemplo, El Rinconcito fue fundado 1670. Todos son más bien tascas o tabernas, ninguno es especialmente pijo (aunque alguno va de camino)», afirma.

Pocos más requisitos debían reunir para aparecer en ese calendario que el diseñador gráfico prepara con mimo desde hace tanto tiempo. «También debían de tener una fachada bonita o pintoresca. Luego la proporción de la misma la he modificado para adaptarla al formato, manteniendo la apariencia para que fuese reconocible».

El factor sentimental, sin embargo, también ha sido importante a la hora de elegir las tascas del calendario. «Muchos de ellos, como taberna Morales, tienen un componente sentimental para mí, ya que he ido desde niño con mi familia, con mi abuelo… Luego, cuando tocaba con mi grupo en un pub cercano los sábados por la noche, el ritual era ir allí a cenar y a tomar unos vinos, lo primero. Todos los elegidos son un símbolo más de la ciudad. Una institución, que en Sevilla somos mucho de institucionalizar las cosas».

 

 

Por Mariángeles García

Mariángeles García se licenció en Filología Hispánica hace una pila de años, pero jamás osaría llamarse filóloga. Ahora se dedica a escribir cosillas en Yorokobu, Ling y otros proyectos de Yorokobu Plus porque, como el sueldo no le da para un lifting, la única manera de rejuvenecer es sentir curiosidad por el mundo que nos rodea. Por supuesto, tampoco se atreve a llamarse periodista.

Y no se le está dando muy mal porque en 2018 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, otorgado por la Asociación de Prensa de Valladolid, por su serie Relatos ortográficos, que se publica mensualmente en la edición impresa y online de Yorokobu.

A sus dos criaturas con piernas, se ha unido otra con forma de libro: Relatos ortográficos. Cómo echarle cuento a la norma lingüística, publicada por Pie de Página y que ha presentado en Los muchos libros (Cadena Ser) y Un idioma sin fronteras (RNE), entre otras muchas emisoras locales y diarios, para orgullo de su mamá.

Además de los Relatos, es autora de Conversaciones ortográficas, Y tú más, El origen de los dichos y Palabras con mucho cuento, todas ellas series publicadas en la edición online de Yorokobu. Su última turra en esta santa casa es Traductor simultáneo, un diccionario de palabros y expresiones de la generación Z para boomers como ella.

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