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Sin baterías las energías renovables no conquistarán el mundo

Cuando se habla de lograr un sistema eléctrico en el que la totalidad de la generación venga de renovables, las voces en contra suelen argumentar dos objeciones. Por un lado estarían las dificultades tecnológicas de lograr el desarrollo sustancial de estas energías y la incapacidad de la red para gestionar un amplio porcentaje de estas fuentes. En España, el 43% de la electricidad viene de fuentes renovables y el pasado 21 de noviembre se logró un hito: suministrar más del 70% de la demanda con energía eólica. Así que la primera está salvada. Pero la segunda sigue en el aire. ¿Qué hacer cuando el viento o el sol sean insuficientes? ¿Cómo respaldar la generación para esos momentos si no es con fuentes tradicionales? El mito de lo 100% renovable se cae al hacer estas preguntas.

Un ejemplo de los problemas de las renovables ocurrió durante el 2008 en Texas. En febrero, una ola de frío azotó el Estado norteamericano con dos terribles consecuencias. El habitual viento paró, deteniendo las miles de turbinas eólicas que alimentan su red eléctrica. Además, la bajada de las temperaturas causó una subida en la demanda. Las compañías no pudieron compensar esta falta de energía importándola de otras partes de la red y miles de usuarios estuvieron hora y media sin luz.

Muchas empresas están intentando dar respuesta a estas problemáticas. Si la confianza de los inversores puede servir como medida para saber cuál está mejor encaminada, la estadounidense-alemana Younicos es de las que van en cabeza. Esta compañía, especializada en almacenaje y redes inteligentes basadas en baterías, logró recaudar 50 millones de capital riesgo el pasado noviembre, la mayor inversión de su campo en 2015. First Solar, una importante firma de energía solar estadounidense, y el grupo sueco ECOS están entre sus principales padrinos económicos.

«Necesitamos baterías o nunca seremos capaces de tener una generación 100% proveniente de energías renovables», sentencia al teléfono Philip Hiersemenzel, uno de los integrantes de la Younicos y su principal portavoz, «y eso es debido a que la cantidad de fuentes intermitentes que puedes añadir a una red está muy limitada ya que a veces el viento puede no soplar o puede estar nublado, pero sigue existiendo una demanda de energía y las redes tienen que seguir funcionando». Para él, esos sistemas son la única forma de desbloquear el potencial completo de la energía renovable.

Este mercado, según un análisis de Radiant, tiene un gran potencial de crecimiento y llegaría a los 6.930 millones de dólares para 2022. Aunque en Younicos no fabrican las baterías, lo que si hacen es programar el software en más de dos docenas de casos tipo que se pueden aplicar a la realidad, como luz solar local con ahorros en las horas pico y gestionan, en total, unos 100 megawatios de potencia instalados en más de 20 proyectos de almacenamiento de energía a gran escala. Sicilia, Cerdeña, Alemania, Inglaterra…

Aunque ahora mismo Younicos está centrada en el desarrollo de su propia red inteligente de prueba en Berlín, en colaboración con Samsung y la fabricante de baterías NGK; su proyecto estrella, su joya de la corona, está en la isla Graciosa, en las Azores, donde quieren lograr ese objetivo de una generación 100% de energía renovable. Parte clave estaría en el software y los controles que implementarían, ya que así lograrían que una planta de almacenamiento equilibrase las fluctuaciones de energía. Su idea es sustituir dos tercios de combustible fósil por energía renovable y usar el diésel y los generadores solo cuando la persistencia de la mala climatología obligue.

Younicos

En la isla ya se ha instalado un huerto solar de 1 MW y se está acabando un parque eólico de 4,5 MW. Younicos está por su parte desarrollando un almacenamiento inteligente de 3,2 Mwh, completamente automatizado, que distribuirá la energía. Recharge, una firma holandesa que invierte en energías limpias, ha comprado un 50,1% del proyecto por unos 24 millones de euros. El retorno de inversión en un lugar que depende ahora de caros combustibles fósiles y donde se firmarán contratos a largo plazo con los particulares les resulta muy atractivo.

«Creo que estos sistemas ya están en camino de expandirse completamente ya que hay un gran número de compañías que están poniendo instalaciones», sentencia al teléfono Hiersemenzel, al que se le nota voz de orgullo cuando habla del proyecto de La Graciosa, «pero para que sea definitivo necesitamos que haya una legislación que reconozca su función, reconozcan sus ventajas e incentiven el uso de las baterías». Explica que son un game changer, como dicen los anglosajones, un cambio de paradigma, a la hora de invertir en la infraestructura. «El desafío es que los reguladores se atrevan a enfrentarse a lo establecido y desbloqueen todo su potencial comercial». Mientras esperan que ocurra este milagro, ellos siguen buscando el futuro en las Azores.

Foto: Shutterstock

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