Principios de 2003. Christina Aguilera llega a los primeros puestos de las listas inglesas y americanas con una canción que pone el foco en aceptarse por muy diferente que se sienta uno, en tener autoestima y que no importe lo que digan los demás. En quererse y considerarse bello dentro de la diversidad que nos rodea.
El tema se llamaba Beautiful y, por mucho que se dejara el alma y el corazón al interpretarlo (según las propias palabras de la neoyorquina), no lo había escrito ella. De hecho, su autora tuvo muchas dudas sobre si Aguilera era la persona idónea para cantarla. Se llamaba Linda Perry y diez años antes su voz se escuchaba en todas las radios con What’s up?, la canción de 4 Non Blondes.
Tras la separación de las no rubias, Perry siguió cantando, componiendo y ofreciendo sus canciones a otros artistas. Y así fue como llegó hasta esta que sí era rubia. Christina Aguilera estaba en plena transformación de su carrera, descontenta con la imagen que le habían impuesto hasta la fecha. Porque desde que empezara como actriz infantil y niña Disney, pasando por su interpretación de una canción en la película Mulan con 17 años, hasta sus primeros trabajos discográficos, demasiado pop para su gusto, sentía que nunca había tenido el control de lo que hacía.
Pero volvamos a Perry y sus dudas. Ella nunca se había vendido como sex symbol, pero estaba claro que Aguilera había explotado su aspecto físico y que gran parte del público lo consideraba atractivo. Por eso no estaba en sus planes ofrecer precisamente a Christina una canción de reafirmación y aceptación de lo distinto. Perry simplemente dejó que escuchara Beautiful como un ejemplo de las composiciones en las que estaba trabajando, para ver un poco por dónde podían tirar juntas.
Pero, para su sorpresa, al oírla Aguilera le dijo que quería grabarla. Y en la cabeza de Perry resonó un WTF en toda regla. ¿De verdad esta mujer, que sí encaja dentro de los cánones de belleza tradicionales, que disfruta de éxito desde que era niña y que es la envidia de muchas mujeres, va a tener alguna credibilidad cantando sobre sentirse vulnerable y peor que los demás? No estaba nada convencida.
De todos modos, la toma de contacto entre Perry y Aguilera tampoco se había regido por el clásico peloteo de compositor para intentar colocar canciones a artista de éxito. Fue en la zona VIP de una discoteca y Perry, en vez de dorarle la píldora a una Aguilera rodeada de guardaespaldas, le soltó que, cuando cantaba, no convencía emocionalmente. Que no estaría mal que ahondara en las profundidades más oscuras de sus sentimientos para sonar creíble.
Lo normal habría sido que Perry nunca hubiera vuelto a saber nada de Aguilera. Pero resulta que, una semana después, alguien de su entorno le pedía que se reunieran en el estudio de grabación. Ya juntas, indagando un poco en el pasado de Christina, esta le contó que había vivido con un padre maltratador, lo que le provocaba sentimientos entremezclados de ira y vergüenza. Y que en la base militar donde vivían estaba rodeada de abusos. Acabó llorando y pidió cancelar la sesión.
[pullquote]«Somos bellos de todas las maneras posibles, las palabras no pueden hundirnos»[/pullquote]
Perry le rogó que aguantara y probara a grabar la canción con sus sentimientos a flor de piel. Y ahí fue cuando tuvo la seguridad de que Aguilera sí era la persona adecuada para interpretarla. Y también que lo mejor era que ella misma dejara su carrera como cantante y se volcara en producir y componer para otros.
La primera toma, que se había grabado entre lágrimas y en realidad era la de calentamiento para familiarizarse con la canción, fue la que se quedó. Aguilera quería repetirla para mejorarla técnicamente, pero tras meses de tira y afloja, Perry consiguió que se quedara así. Imperfecta pero sincera. Y en esa exaltación de la honestidad, incluyeron también la frase que Aguilera le dijo a su acompañante, porque le daba vergüenza sentirse observada mientras grababa: «Don’t look at me». Y el ruido de los cascos que se colaba por el micro.
El tema fue acogido con entusiasmo por la gente que se sentía señalada. Y en una época en la que el acoso empezaba a adquirir nuevas dimensiones por culpa de internet, el mensaje caló hondo en muchos adolescentes: «Somos bellos de todas las maneras posibles, las palabras no pueden hundirnos». Beautiful se convirtió en credo.
La comunidad LGTBIQA+ la adoptó como uno de sus himnos, e incluso se llevó un premio por su representación positiva de los modos de vida alternativos. También salió elegida como la canción del siglo XXI con el mensaje más fortalecedor por parte de la organización británica gay Stonewall. Eso, además del Grammy a mejor interpretación vocal femenina, claro.
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