La bicicleta es algo omnipresente en Japón. A nadie llama su atención cuando está en activo pero tampoco cuando deja de estarlo. Ni siquiera cuando este estado se perpetúa. Por eso son demasiados los ciudadanos que optan por abandonar su bici en plena calle cuando esta deja de serles útil. Saben que su traición quedará impune.
Acabar con el fenómeno pasa irremediablemente por terminar con la cómplice indiferencia de los ciudadanos. Aunque también de las autoridades. En Nueva York, donde los cadáveres de bicicletas se han convertido en algo recurrente, se optó por fotografiarlos y geolocalizarlos para facilitar la retirada de ‘sus restos’ de las calles.
En Japón, muchas de esas bicis abandonadas también se han comenzado a retirar. Aunque no han sido los servicios de limpieza municipales sino TBWA Hakuhodo quien lo ha hecho para la promoción de la compañía de bike sharing Cogoo. La agencia pensó que ya que las bicis abandonadas son ya parte del mobiliario urbano, que, al menos, cumplan con su función de la forma más estética posible.
Los sillines se convertirían en el elemento clave de esta reconversión. En ellos se sembrarían las semillas de las que, días después, iban a brotar diversos tipos de plantas. Después solo habría que volver a colocar las bicis de nuevo en la ciudad. Aunque ahora sí conseguirían captar la ciudad de los viandantes. Algunos no podían resistirse a fotografiarlas. Otros, aprovechaban sus móviles también para seguir el proceso de crecimiento de la planta que estaba observando mediante el código QR que llevaban insertado los propios sillines. Después de la acción, y según datos de la agencia, el número de clientes de Cogoo se vio incrementado en un 600% según la agencia.
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