Una maleta viaja de colegio en colegio por distintos puntos del mapa de España. Cuando llega a un nuevo centro, los alumnos la abren para ver su contenido y aportar el suyo. «Se concibe como un proyecto educativo, pero también es una obra de arte colectiva».
Eva García es una de las responsable de EducaThyssen y del proyecto Big Valise. «Se engloba dentro de uno más grande denominado Musaraña; una comunidad de docentes y educadores que lleva en activo cuatro años y con la que pretendemos investigar y compartir experiencias en torno a la enseñanza del arte, tomando como punto de partida las obras del Museo Thyssen».
Fue precisamente una de las profesoras miembro de Musaraña a quien se le ocurrió la idea de crear, junto a sus alumnos, cajas inspiradas en las de Joseph Cornell, aquellas con las que el artista componía verdaderos poemas visuales.
«El trabajo de Cornell nos daba un objeto común, la caja, con multitud de posibilidades. Por una parte, da unidad al proyecto y, por otra daba libertad, las mil cosas que caben en una caja. De la obra de Cornell nos interesaba la importancia del proceso en su realización y su relación con los procesos educativos».
Cornell, continúa García, «busca, elige y dispone artísticamente sus objetos configurando pequeñas narraciones poéticas». Un trabajo interesante para realizar en el aula al vincular la observación, la creación, el análisis del entorno y del propio grupo.
Junto a Cornell, la obra de Schwitters está en la base del proyecto. «El artista dadaísta incorpora el trabajo con objetos encontrados y el reciclaje, incorporando la dimensión del tiempo y el entorno». García cita a un tercer artista, Duchamp, y su Le Boîte en valise: «A él le debemos la idea de la maleta y el concepto de obra colectiva del proyecto».
Desde un principio, la iniciativa se concibió para que a ella se sumasen centros educativos de toda España, ya activos dentro de Musaraña, y que los conectase. «También nos interesaba la idea de territorio y la vinculación de los alumnos con el suyo próximo y, por supuesto, el acercamiento de obras del museo».
Cuando Big Valise llega a un colegio, los niños tienen entre 20 y 25 días para trabajar su caja. Una vez acabada su labor, la meten en la maleta y esta viaja a otro centro. «Nuestro propósito es que cada centro conozca a los anteriores a través de sus cajas».
Para facilitar la tarea, cada urna incorpora un pequeño cajón al que se denomina bitácora, en el que los alumnos explican el porqué de cada pieza: por qué han utilizado esos objetos («la mayoría son reciclados») y no otros, qué significa cada elemento, etc. «En definifiva, lo que realizan es una labor de comisariado», explica Ana Andrés, de EducaThyssen, quien insiste en que, además de una herramienta didáctica, Big Valise es una forma de llevar el museo más allá de sus cuatro paredes.
El siguiente destino de la maleta es el propio Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. «La exhibición de la maleta formará parte de la exposición Lección de Arte, comisariada por Educathyssen. La maleta junto a una intervención, realizada por los profesores implicados en este primer viaje de Big Valise junto con el colectivo Basurama, estará en la sala 44 del museo dialogando con las obras de Cornell y Schwitters».