En el siglo XI Hassan Al Sabbah, conocido como el viejo de la montaña, fundó una secta de seguidores tan fieles y feroces que, bajo los efectos del hachís, mataban sin rechistar. Con el tiempo estos hombres fueron conocidos como Hashsha-shin, denominación que dejó paso al término inglés assassin. Hasta que mil años después, en el siglo XXI aparecieron los bitcoins, y el propio concepto de asesino volvió a cambiar…
A partir del próximo lunes 1 de septiembre iniciamos una excitante novela por entregas, como hicieron en su día Charles Dickens, Philip K.Dick o nuestro gran Vicente Blasco Ibáñez. Pero hoy día pocas cabeceras pueden acoger en su línea editorial un proyecto así. Yorokobu es una de ellas. Y Antonio Dyaz, el escritor encargado de urdir este retorcido y entretenido proyecto.
El origen de las novelas por entregas se sitúa en Francia en el siglo XIX, donde autores como Alejandro Dumas llegaron a contratar incluso a decenas de colaboradores (negros, en el argot editorial) para dar salida a todas las entregas semanales o mensuales que tenían que despachar. El público esperaba con ansia cada nuevo episodio, y el fenómeno revolucionó para siempre el modo de consumir literatura.
Después, ya en el siglo XX, comenzaron a editarse los suplementos literarios junto a los periódicos, en los que autores de toda índole eran invitados a redactar sus novelas semanales. Cuando la historia finalizaba se editaba en un único volumen y se volvía a reproducir el éxito, proporcionando así un sustento adicional a los sufridos y estajanovistas escritores.
La palabra folletín precisamente deriva de folleto, que es la separata en la que se incluían estos textos a mediados del siglo pasado. Como en muchos casos se trataba de tramas de índole romántica, el adjetivo folletinesco viene a significar lo que todos sabemos. Pero hay otros temas, y la novela negra o la ciencia ficción se adaptan como un guante a este formato. A eso vamos.
Por alguna extraña razón, o acaso por la confluencia de muchas, es casi imposible encontrar hoy en las páginas de un periódico un rincón en el que se desarrolle día a día alguna novela que encandile a los lectores. Todo el espacio que no sea estricta información ha sido colonizado por columnas de opinión, infinitas, reiterativas y redundantes que, con alguna honrosa salvedad, no tienen un valor literario intrínseco, y mucho menos narran una ficción fraccionada.
Binary Killer es en realidad el nombre de un software que sirve para hacer operaciones rápidas en Bolsa; una herramienta para brokers agresivos. Nuestro protagonista se levanta una mañana, se mira al espejo y toma una decisión que cambiará su vida, y que acabará con la vida de muchos: se convertirá en un asesino a sueldo. Pero no uno cualquiera. Alguien que basará todas sus acciones en la Deep Web o Internet Profunda.
Cada lunes podrás empezar la semana con un crimen que te haga iniciar con buen pie la jornada laboral. Aires de novela negra nórdica escrita en Madrid, algo de surrealismo, humor ácido, sexo inesperado, unas gotitas de ciencia ficción… Dyaz en estado puro.
Comenzamos el 1 de septiembre.
Te esperamos…
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