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BlaBlaCar o la utilización más inteligente de los coches

Cuando los usuarios de internet adoptaron el Internet is Sharing como mantra de casi obligada asunción, de eso hace unos años, en lo primero que se pensó fue en compartir cultura en forma de archivos. Sin embargo, se abría a la vez otro potencial abanico de posibilidades que miraba también al mundo offline. BlaBlaCar observó que se podía utilizar esta filosofía para intentar limpiar el aire del planeta.

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Teniendo en cuenta que, el transporte, sumando todos sus componentes, constituye el 40% del impacto económico global, cualquier intervención que lo haga más eficiente y menos perjudicial para el planeta no es un asunto baladí. Se trata de una actividad que puede ir a más y convertir los ecosistemas en cada vez más inhabitables y, por el contrario, también tiene un enorme potencial para reducir su huella.

En BlaBlaCar optaron por pelear por esto último y se dieron cuenta de que además, la protección del medio ambiente no estaba reñida con el ahorro. La solución: compartir coche. «Más del 63% de los españoles utiliza el coche a diario para ir a trabajar y la tasa media de ocupación del vehículo es de sólo 1,2 personas en las grandes ciudades», cuenta Vincent Rosso, country manager de BlaBlaCar en España y portugal. «El tráfico genera el 75% de las emisiones de CO2 y el 80% del ruido urbano. Además de saturar la circulación, genera unos costes difíciles de asumir por la mayoría de los españoles con un gasto anual medio de 5.500 euros, por lo que compartir gastos y ruta se convierte en la solución ideal para todos estos inconvenientes».

BlaBlaCar cobró aún más sentido cuando en internet, los usuarios comenzaron a organizarse en forma de redes sociales. De hecho, se han convertido en la red social de consumo colaborativo con mayor actividad de Europa, con casi 2 millones de usuarios, 600.000 viajes programados y más de 1 millón de asientos disponibles.

La mecánica de participación es muy sencilla. Lo único que hay que hacer es introducir en la web las ciudades de origen y destino del desplazamiento y la fecha en que se realiza el viaje. «Una vez registrado el usuario podrá elegir entre las distintas opciones disponibles y ver si puede transportar bultos, viajar con mascotas o fumar en el coche», declara Rosso. Por obra y gracia del componente social, los usuarios se ganan la confianza de la comunidad gracias a los comentarios que sus compañeros offline realizan online.

Las ventajas de la iniciativa discurren por varios senderos. Económicamente, el ahorro en combustible y peajes de las personas que comparten gastos es evidente. Tan evidente como el beneficio medioambiental que supone la reducción de emisiones de CO2, que se puede medir de manera concreta. «Los usuarios de BlaBlaCar llevan ahorradas 500.000 toneladas de CO2  en 10 millones de viajes», explica Vincent Rosso. El plus está en la reducción del riesgo en carretera, que de este modo está poblada por menos vehículos.

Contábamos antes que se difuminan las barreras entre el online y el offline. Porque BlablaCar -por esto fue bautizado así- es social en la red y fuera de ella. La plataforma permite conocer gente y poder viajar con otras personas en el trayecto.

La iniciativa cuenta también con aplicaciones móviles para iPhone y Android con las que buscar un viaje en coche compartido donde y cuándo quieras gracias a la geolocalización del teléfono. Si a eso unimos que el crecimiento anual de BlaBlaCar es de más del 135% desde el 2009 en toda Europa, ¿a qué estás esperando para subirte al carro?







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