Cabeza Metálica (Black Mirror 4×05) es un relato sencillo en blanco y negro como homenaje a la serie B de terror. Sus protagonistas son La Bella y la Bestia. No es casual que la heroína tenga el nombre de una princesa Disney.
Bella curtida por el sol y el apocalipsis que ha desmontado la civilización y los productos de cuidado personal. Bella a pesar de todo. Bestia como un perro metálico sin cabeza. Cucaracha vista desde arriba. Que carezca de cabeza lo hace más terrorífico. Puedes mirar a los ojos del monstruo… quizá se compadezca.
El argumento es el cuento clásico… con tecnología mortal que tiene instrucciones irrevocables. Hay otras referencias: Mad Max. Terminator. Alien. El guionista Charlie Brooke crea la receta y el director David Slade (30 días de oscuridad) la pone en la mesa. El resultado es un ejercicio de estilo cinemático: tiros y carreras. Entretenimiento para una tarde con refresco y palomitas. No extraña que los críticos aborrezcan el resultado.
Mad Max
La crítica social queda reducida a un puñado de diálogos al comienzo.
Bella conduce. Con el volante a la izquierda.
Atraviesa un paisaje desértico con dos hombres como compañeros. Apenas intercambian un puñado de diálogos.
—Antes había cerdos —dice uno.
—No me gustaría ser un cerdo —dice otro— tienen la nariz a la altura del culo. Van oliéndose el culo todo el día. ¿Qué clase de sociedad es esa?
—¿Una igualitaria? —dice Bella masticando caramelo.
Ella conduce, pero no significa que la sociedad sea igualitaria.
Bella y Bestia
La rosa que la Bella del cuento no debe tocar es la caja de ositos de peluche que descubrimos en el último plano del episodio. La historia comienza de manera clásica: contraviniendo una prohibición.
Alien
El almacén es el planeta en el que aterrizan los tripulantes del Nostromo. El perro metálico, el monstruo. Los hombres mueren. Bella es Ripley. Un argumento que Charlie Brooker calca. No por eso el episodio es menos intenso. Al fin y al cabo volvemos a ver las mismas historias con diferentes versiones.
Terminator
El perro robótico escanea como Terminator. Tiene como instrucción matar. Incluso pierde una pata como Schwarzenegger en la primera entrega.
El perro actúa como la (hipotética) máquina del juicio final: una vez activada no puede ser detenida por ninguna instrucción. Por esto es el episodio de la cuarta temporada más crítico con la tecnología. Una tecnología tras la que hay un pensamiento humano perverso: si muero, morimos todos.
El único momento de paz de Bella dura un instante. Contempla una estancia en orden. Acogedora. Un piano. Una guitarra en una esquina. Troncos de leña perfectamente apilados. Un momento que acaba con un estornudo.
La conclusión es desoladora. El plano de los osos de peluche revela un mundo en el que lo blando, lo bonito, lo infantil está proscrito.