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Brazos, piernas, espalda, pulmones… Todo lo cura la buena Slivovica

En cualquier otro lugar habrían terminado, probablemente, en un vertedero. Sin embargo, en la exótica (para un español, claro) Moravia Central, las lavadoras tenían una vida más larga.

Hasta no hace mucho, cada familia de la pequeña región checa empleaba las piezas de su viejas lavadora –entre otros electrodomésticos- en construir máquinas para fabricar en sus hogares su propia interpretación de la Slivovica, un licor procedente de la destilación de la ciruela que haría brotar las lágrimas al mismísimo Humphrey Bogart.

Cuando ésta práctica dejó de ser legal hace algún tiempo, la policía checa comenzó a requisar estos ingenios caseros (era imprescindible capturar al doméstico destilador con las manos en la ciruela).Veintiocho de estas máquinas confiscadas a lo largo del tiempo y algunos objetos como la cartelería checa equivalente al españolísimo «Los enemigos del hombre son tres: suegra, cuñada y mujer» han encontrado un hogar en el Museum Lidových Pálenic.

La pequeña casa-museo, a la que se llega tras algunos kilómetros de sinuosas curvas, homenajea a esta potente bebida morava y se encuentra en Vlčnov, un rinconcito próximo a la frontera con Eslovaquia que aún guarda una esencia que fusiona  el encanto rural centroeuropeo y las reminiscencias de su austero pasado comunista.

¿Destacables propiedades de la Slivovica? Es, en ayunas, y si se sobrevive a su ingesta, un excelente purificante del aparato digestivo. Otra de las cualidades está reflejada en un cartel del museo: “Po pití mnohém rozume sbohem”. En nuestra lengua vernácula, “Después de beber lo suficiente me entiendo con Dios”. Amen, hermanos.


Este artículo ha sido publicado en la edición de diciembre de Ling, la revista de a bordo de Vueling.

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

2 respuestas a «Brazos, piernas, espalda, pulmones… Todo lo cura la buena Slivovica»

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