El último encuentro entre Walter White y Skyler es una lección de dramaturgia: ningún abrazo. La diferencia entre Breaking Bad y las series vulgares de sonrisas y abrazos fáciles.
(Abajo, un puñado de espóilers).
En las malas series, dos personajes discuten agriamente, se dicen cosas espantosas, difíciles de perdonar, y la violencia verbal crece hasta que se arrojan objetos o uno abandona la habitación. Dos o tres escenas después, ambos personajes se piden perdón: «Dije cosas que no debí haber dicho» y se abrazan. Todos contentos… hasta la próxima discusión, el próximo capítulo.
Los abrazos tienen su porqué y no deberían convertirse en un recurso fácil para acabar una escena.
Breaking bad es tacaña con los abrazos. Como a menudo son las personas unas con otras en la vida real. Abrazar no es fácil cuando hay por medio cicatrices emocionales. Por eso, el último encuentro entre Walter y Skyler es una lección de contención.
El espacio físico que hay entre Walter White y Skyler es una metáfora de la distancia emocional. Ya no pueden volver a quererse como antes; no pueden, de buenas a primeras, desprenderse de sus sentimientos ni de los recuerdos. Y están los hijos. Tres o cuatro metros de separación, es un resumen del estado de las cosas entre ambos.
Skyler podría haber avisado a los policías que vigilan la casa, pero quiere escuchar a Walter, la sombra del hombre que la enamoró. Un favor a un marido moribundo.
Walter solo reclama una despedida digna y con cierto reparo se acerca a su esposa y le entrega un billete de lotería.
Walter explica que los números son coordenadas GPS donde Hank y su compañero están enterrados. «Con eso negociarás con el fiscal», dice Walter. Con esto, parece que Walter busca el perdón de Skyler al exonerarla de los cargos criminales (colaboración, blanqueamiento de capitales…)
Pero, ojo, Walter no muestra intención de sentarse y Skyler, aturdida por el dolor, no le ofrece asiento. A continuación, Walter pretende explicar por qué hizo lo que hizo:
WALTER
Todo lo que he hecho, tienes que entenderlo…
SKYLER
Si tengo que volver a oír una vez más que has hecho esto
por la familia…
Y Walter concluye la frase en otro plano que es descorazonador:
La gruesa viga de madera que separa visualmente a ambos personajes REMARCA EL SENTIDO DE LAS PALABRAS de Walter:
WALTER
Lo he hecho por mí. Me gustaba. Era bueno haciéndolo.
Y me sentía vivo.
Por primera vez, Walter es sincero en este asunto con Skyler, pero así sentencia su relación. (Y lo que dice es cierto porque hizo confidente de ello a Jesse Pickman, su escudero). Si el espectador albergaba el deseo de un acercamiento, Walter lo aborta. Skyler cambia las lágrimas por el desconcierto. ¿Qué ha significado nuestro matrimonio, entonces?, parece que dicen los ojos de ella.
La siguiente escena funciona como epílogo. Entre Walter y Skyler está todo dicho. No hay más palabras entre ellos. Walter acaricia a su pequeña con Skyler a dos metros de separación. Para un guionista mediocre, la última oportunidad para el abrazo que en Breaking Bad no llega.
Walter solo puede sentir por Skyler un cariño desapasionado y no reclama su abrazo. Skyler está decepcionada y rota, y no tiene fuerzas ni deseos para entregar un poco de amor. Por todo esto, Walter abandona la habitación sin mirar a Skyler a la cara. Si los abrazos fueran habituales no habría repartidores de abrazos gratis. Breaking Bad está hecha a imitación de la vida.