En San Francisco, existe una alternativa natural al cortacésped y los herbicidas: las cabras.
En concreto, las 50 que forman el rebaño de City Grazing. Los responsables de este negocio de capri-jardinería ofrecen su servicio de alquiler de cabras como una solución amigable y sostenible para el control de malezas en terrenos públicos y privados. “Nuestras cabras están dispuestas a comer sus malas hierbas para prevenir incendios de forma natural”.
Las cabras vuelven a la ciudad. Algo lógico, según NextNature, en un contexto como el actual en el que los gases con efecto invernadero o la erosión del suelo se ha convertido en algo más que una amenaza.
En City Grazing aseguran que sus ‘trabajadoras’ no ofrecen más que ventajas: son capaces de acabar con hierbas difíciles de arrancar a mano; gracias a su equilibrio y habilidad acceden a lugares a los que no llega un cortacésped, como una ladera empinada o un barranco; no necesitan ningún herbicida, la única herramienta de la que se valen es su insaciable apetito; verlas comer resulta entretenido y didáctico para los niños; con ellas no hace falta preocuparse por el transporte de los residuos y, además, se encargan de abonar el terreno.
Cuando no están de servicio, las cabras de City Grazing retozan en un descampado cercano a la vía del tren y a una planta de reciclaje de cemento, según sus criadores. Para el cuidado de sus cabras, cuentan con la colaboración de un grupo de voluntarios que tienen que cumplir una serie de requisitos como tener más de 18 años e invertir, al menos, 10 horas al mes al cuidado de estos animales.