Cuando accedieron a fotografiarse semidesnudas con el fin de recaudar fondos para luchar contra la leucemia, aquellas señoras de una pequeña localidad de Yorkshire no sabían que estaban creando tendencia. Además de inspirar una exitosa película, las chicas del calendario se convirtieron en modelo a seguir por otras muchas iniciativas solidarias a lo largo y ancho del planeta.
Desde entonces, los almanaques de bomberos, clubes deportivos, asociaciones culturales y otros muchos colectivos se han convertido en un recurrente y desenfadado recurso para la consecución de fondos para las causas más justas.
Todos esos calendarios, con o sin desnudos, se realizaban con las mejores intenciones aunque no todos con los medios necesarios para conseguir el objetivo secundario (después del de recaudar dinero): resultar lo suficientemente atractivo como para que quien lo compre se atreva a lucirlo durante todo el año en la pared de su cocina o lugar de trabajo.
En el CEIP Buscastell, en Sant Antony de Portmany (Ibiza), primaba ese propósito casi tanto como el primero. Por eso todos los detalles del proceso se prepararon de forma concienzuda y de lo más profesional.
La idea del calendario la propuso Rossana González, una de las mamás del cole y fotógrafa de profesión: «Cada año -nos cuenta Chus Cabello, otra mamá del cole-, Rossana plantea la idea de un proyecto de este tipo para recaudar fondos para el colegio (muy pequeño, apenas 40 alumnos, y con ayuda bastante limitada del Govern) y pide a los miembros de la asociación de padres que colaboren ofreciendo un regalo que se sortea entre los que colaboran. Por ejemplo, una de las madres tiene un amigo que es dueño de una agencia de viajes, nos ofreció un viaje a Formentera».
Para la Navidad de 2018, González lanzó la idea de reinterpretar algunas de las obras más famosas de la pintura, la fotografía y de recrear a su manera escenas de cuentos populares. Los modelos serían los propios alumnos y la dirección del proyecto correría a cargo de la propia González.
«De la iluminación se ha hecho cargo un papá, Nayan Lleonard, quien se dedica profesionalmente a ello». El resultado de las fotos del calendario da fe de la profesionalidad con la que se abordó el proyecto de principio a fin.
Ahora solo queda moverlo. «Lo vendemos entre familiares, amigos…» Lo recaudado se destinará a financiar un domo para el patio del cole, que cuenta con posibilidades polivalentes para todas las edades del colegio.
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