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Steampunk: El antiminimalismo


En Campus Party cabe todo. A pesar de tratarse del evento en el que se mira al futuro por excelencia, también hay sitio para movimientos estéticos que regatean tanto al pasado como al futuro para llegar a propuestas visuales y filosóficas diferentes. Así es el steampunk.Podría parecer que existe un halo de nostalgia en las propuestas del steampunk. Según Elisabet Roselló (Lady Elisabet), presidenta fundadora de la Asociación Catalana de Steampunk y Otros Retrofuturismos (ACSAR). Algo de eso hay, al igual que interés en todo lo relativo a las visiones de futuro y, sobre todo, una crítica a los valores de la sociedad de este tiempo. «El steampunk critica a la sociedad y cultura actual, al consumismo y la pérdida de valores como el ingenio y la creatividad. Reivindica la recuperacion de la cultura del hazlo tu mismo».
Por definición, el steampunk es un movimiento retrofuturista dentro de la ciencia ficción que se inspira en el futuro que imaginaban en nuestro pasado histórico. ¿Cómo imaginaban el año 2000 nuestros abuelos?  Pues plagado de conceptos inexistentes en la época en que vivían pero con una estética muy apegada a aquel tiempo. Por eso, el steampunk se nutre enormemente de elementos modernistas o art noveau.

El steampunk pasó ayer por Campus Party en su faceta relativa al modding de hardware, una disciplina que convierte cada componente de un ordenador actual en una obra de arte retrofuturista en la que un teclado puede llegar a superar los mil euros. «Se trata de dar un nuevo uso a lo viejo», explicó Roselló. «Otra opción es convertir lo nuevo en antiguo para abandonar la fría y minimalista estética de la nueva tecnología, que está tan poco trabajada».
Así, con inspiradores como Edgar Allan Poe, Jules Verne, Nikola Tesla o H.G. Wells, esta corriente crea ordenadores personales con objetos vntage, como cajas o armarios antiguos o teclados de máquinas de escribir. A medio camino entre un capítulo de Bricomanía y Las Aventuras del Barón Munchausen, «el steampunk toma la estética del pasado y la reconvierte con los conceptos actuales», dijo Roselló.

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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