Guillermo del Toro, Ashley Pharoah (creador de la serie Life on Mars) y Anthony E. Zuiker (creador de CSI) sienten fascinación por las casas de muñecas de Frances Glessner (1878–1962) que recrean crímenes reales.
Glessner está considerada por criminólogos y entusiastas como la inspiración para el personaje de Jessica Fletcher de Se ha escrito un crimen. Lo cierto es que Glessner contribuye con sus dioramas (y generosas donaciones) a formar a los criminalistas de los Estados Unidos en los 40. Glessner llama al conjunto de miniaturas The Nutshell Studies: Los estudios «cáscara de nuez». Glessner considera que cada casa de muñecas es una cáscara de nuez (nutshell): hay que levantar los tejados para ver la representación de una realidad compleja.
Nada escapa a la mirada de Glessner: recrea cada frasco de baño, cada lazo en la ropa, las portadas de los periódicos tirados en el suelo… Como toda señora de la alta sociedad está acostumbrada a mirar y callar. Todo lo que hay en los escenarios de los crímenes le llama la atención. Frances Glessner no tuvo en su vida anterior a los dioramas tratos con con gente corriente, con trabajadores sin cualificar, borrachos y prostitutas. Veinte crímenes, veinte dioramas (de los que se han perdido dos) que fascinan a los espectadores en la oficina forense de Baltimore.
A Frances Glessner le llega la genial inspiración de forma tardía. Como hija de una familia rica fue educada para comportarse como una señorita. Recibe instrucción en costura, bordado, pintura y el arte de la miniatura. El mundo de Frances Glessner es un poco mayor que las miniaturas que más tarde recrea. El mundo triste de una niña cuya voz no importa.
«Fui una niña solitaria. Mi muñeca era mi única compañía», confiesa ya mayor.
Las aventuras de Sherlock Holmes y las charlas de George Burgess Magrath, médico forense y amigo de su hermano, despierta en ella el deseo de estudiar medicina.
«Una mujer no va a la escuela», es la respuesta del padre.
Pasan más de treinta años, muere el padre, muere el hermano y se libera de un mal matrimonio, y alentada por Burgess emprende los estudios como enfermera. Continúa su amistad con Burgess. Éste le habla de crímenes irresueltos porque los detectives malinterpretan las pruebas o las manipulan por torpeza:
«Caminan sobre la sangre, mueven los cuerpos, meten los dedos por los agujeros de bala en la ropa».
Glessner quiere saber más y acompaña a Burgess a escenarios de crímenes y autopsias. Toma una serie de iniciativas para mejorar la formación de los futuros criminalistas: dona a Harvard fondos para una biblioteca de Medicina Legal e impulsa los primeros estudios de patología forense de Estados Unidos.
Más tarde Frances Glessner considera que los futuros investigadores podrían aprender mejor en los escenarios de los crímenes. Ante la dificultad que supone trasladar a los alumnos a ver a las víctimas en los escenarios, concibe los dioramas. Con estas maquetas los profesores enseñan a los alumnos cómo observar la escena de un crimen y cómo recopilar pruebas.
«Ella sacó esta idea y la mezcló con la tradición femenina de las miniaturas para avanzar en este campo [la criminología] dominado por hombres», dice Corinne May Botz, fotógrafa que publica The Nutshell Studies of Unexplained Death. (También autora de las imágenes de miniaturas que acompañan el artículo).
«Al igual que Sherlock Holmes», señala May Botz, «ella se ponía en la escena y creaba algo así como un estudio de carácter de las víctimas. Pasó mucho tiempo haciendo esto como una investigadora independiente».
El trabajo fotográfico The Nutshell Studies de May Botz es el más completo publicado hasta la fecha sobre las miniaturas de Frances Glessner. HBO muestra interés por la obra de May Botz y entabla conversaciones con Guillermo del Toro para hacer una adaptación en 2012. Un proyecto que como el de Ashley Pharoah para BBC se encuentra en un estado de desarrollo desconocido.
Zuiker hace su versión particular: las casas de Glessner inspiran la creación del asesino de las miniaturas que atormenta a la inteligencia de Grissom durante la séptima temporada de CSI Las Vegas. Este asesino comete crímenes y deja en el escenario una maqueta que reproduce de manera fiel cada detalle.
La directora de documentales Susan Marks retrata la vida y obra de Frances Glessner en el video documental Of dolls and murder (al que puede accederse siguiendo este enlace).
No extraña que las miniaturas de Glessner atraigan a guionistas y directores de cine. Son pequeños escenarios, momentos de vida congelados. Ejemplo de un arte antiguo y olvidado, tótems sobre realidades cuyo entendimiento escapa a la mayoría de los mortales. Delicadas tareas manuales de delicadas manos que muestran mundos a los que pocos se atreven a entrar.
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Para saber más:
Harvard Magazine.
Smithsonian Magazine.
Death in diorama.
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