«Te voy a contar un chiste», te decía un compañero de clase.
«Es un poco racista», bajaba la voz. Era su forma de pedir permiso. (Nadie advertía que un chiste era «un poco machista»).
Estos chistes rara vez eran graciosos, pero si te reías, pánico. ¿Fue por lo extravagante del chiste o porque uno era racista? Lo segundo inquietaba y asqueaba. ¿Había influido la etiqueta un poco racista el aviso previo? ¿Podría haber calificado el chiste por mí mismo?
Hoy, The Big Bang Theory etiqueta los chistes como aquel compañero de clase. La serie nació a la par que las redes sociales crecían y ha estado atenta a la opinión de la audiencia sobre qué es ofensivo o admisible en el humor.
Un claro ejemplo: la temporada 12 está marcada por la polémica sobre Apu (el personaje del badulaque considerado ofensivo por una parte de la comunidad india). Raj abandona el peinado estilo occidental que llevó para encajar en Estados Unidos, y exige a Howard que deje los chistes sobre indios. Los guionistas sincronizan la evolución del personaje con el debate sobre la estereotipación de las minorías raciales en Estados Unidos.
La atención de TBBT a la opinión pública se expresa con estas fórmulas en las primeras temporadas:
chiste verbal/visual + risas + cara de asco
Si Howard hacía un chiste machista, Penny ponía cara de asco a falta de réplica.
chiste verbal/visual + risas + amonestación
Si Howard hacía un chiste sobre los indios, Raj replicaba: «Eso es racista».
Con los comentarios de Raj y las caras de asco de Penny, Chuck Lorre y Bill Prady —los creadores— pretenden establecer una distancia entre ellos y Howard. Es un mecanismo clásico que funciona en la televisión en abierto.
La expresión «es ofensivo» crece en los guiones en boca de Amy y Bernadette a medida que consiguen mayor tiempo en pantalla.
La autodefensa de los guionistas creó al personaje de la directora del Departamento Legal. Ella reprende a los protagonistas en distintas ocasiones por conducta inapropiada. Es la representación del espectador dentro de la acción.
Cuando Howard dice que ha creado un robot femenino con seis pechos o Leonard presume ante sus colegas de haberse acostado con una colega, ¿el público necesita que haya un personaje en la escena para orientar el pensamiento? ¿No es esto tratar a la audiencia con condescendencia, por un lado, y con temor, por otro? En cualquier caso, la figura de la directora no contribuye al avance del espectáculo ni permite explorar nuevas facetas de los personajes.
El episodio del coche teledirigido con la figura de Stephen Hawking quizá sea uno cuya escritura más han disfrutado Chuck Lorre y Bill Prady. Comienza con un engaño al público: Howard es el artífice.
Por otro lado, Lorre y Prady, como dioses perversos, –todo guionista debe serlo– se ríen en privado del público, en más de una ocasión, tomando como punto de partida los prejuicios del público respecto a la belleza. La escena más lograda es aquella en la que un Sheldon que busca pareja rechaza tener una relación con una joven atractiva que habla klingon y sánscrito porque ella llegó un minuto tarde. ¿Cómo rechaza a una chica guapa si además…?
La senda del miedo al chiste ofensivo avanza cuando Sheldon es obligado a convivir con Amy. De esta manera, Amy es un constante Pepito Grillo, lo que tergiversa la concepción de ambos personajes.
Tenemos un ejemplo de la censura de Amy en el capítulo 11×21: La polarización del cometa. En este episodio, muchas personas entran en la tienda de cómics después de que Neil Gaiman la recomiende en las redes sociales. Stuart contrata a una joven para atender a los nuevos clientes. Estos cambios irritan a Sheldon.
SHELDON Amy, la tienda de cómics es como mi versión del país de Black Panther. AMY Vale, creo que esto va a ser ofensivo para ciertos grupos, pero sigue.
Amy habla al público. Pide disculpas por anticipado como las cadenas rotulan en los debates: «El programa no es responsable de las opiniones de los colaboradores». Es una clara pero innecesaria ruptura de la cuarta pared.
Sheldon comienza su diálogo tras el permiso/preamonestación de Amy.
SHELDON El país de Wakanda era un diamante en bruto y quisieron mantenerlo así porque sabían que si lo abrían al mundo todo lo que tenía de especial se iría al garete. AMY ¿Has terminado? SHELDON Sí. AMY Tiene sentido y no ha sido ofensivo.
Amy aclara al público, que no a Sheldon, que el comentario no ha sido ofensivo. ¿Es necesario? ¿Quién habla así con su pareja?
SHELDON Y para empeorar más las cosas, Stuart ha contratado una chica.
Risas enlatadas o inducidas al público asistente. Aunque no es un chiste que remarcar. Sheldon solo expone qué le molesta, pero aún no ha acabado de hablar.
AMY ¡Aquí estamos!
Amy responde escandalizada tras el chiste+(risa enlatada): es la marioneta de los guionistas: lamentamos –los guionistas– el ofensivo comentario de Sheldon. Pero ¿es un comentario machista?
SHELDON No, no estoy enfadado porque sea una mujer. Estoy enfadado y ella es una mujer.
El seguidor de TBBT sabe que a Sheldon le molestan los cambios. Distintos episodios han mostrado a Sheldon admirando a mujeres por su inteligencia. El personaje estaría igualmente molesto si fuera un nuevo empleado. Sin embargo, los guionistas quieren evitar réplicas en las redes sociales y rematan:
AMY No, si lo entiendo. Estoy enfadada y soy una mujer.
La comedia puede ser un género crítico con el machismo y el racismo, entre otras lacras, pero ¿debe el público ser advertido sobre lo que es admisible u ofensivo, o permitirle que extraiga sus propias conclusiones?