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Charlie Kaufman: «Las empresas nos venden cosas importantes para ellas enmascaradas en algo importante para nosotros» 

Charlie Kaufman siempre se ha caracterizado por tomar el camino más difícil para llegar a donde quiere ir. Su ingenio radica en conceptos extremadamente rebuscados que sin embargo están cargados de elementos universales y humanos que los hacen cercanos. Los personajes del creador de Being John Malkovich, Eternal Sunshine of a Spotless Mind y Adaptation generan emociones tan variopintas como la vida misma. Asco, cariño, empatía, miedo, inseguridad, risa.

Kaufman es de los pocos guionistas que quedan cuyo reconocimiento trasciende al de los directores que adaptan sus ideas. El inseguro y neurótico creador ofreció por primera vez una entrada a los portales de su compleja mente en una ponencia que puedes escuchar aquí debajo (fuente: nofilmschool).

Su discurso es demoledor pero a la vez reconfortante porque acepta sin tapujos su ignorancia. Evita caer en tópicos sobre cómo conseguir el éxito. Rehuye de resumir las claves de su obra en fórmulas manidas que resaltan el modo de vida estadounidense. Kaufman incita a pensar, a reflexionar y a cuestionar todo lo que hay a nuestro alrededor para no caer en la rutina.

Un discurso coherente con el trabajo de este guionista que ha logrado el éxito sin comprometer sus ideales artísticos y creativos. Aquí, algunos extractos de su charla:

Sobre la importancia de no caer en el juego de venderse

«No hablamos, nos aporreamos con hechos y teorías recogidas de lecturas superficiales de periódicos, revistas, resúmenes de prensa». Estas palabras son del año 1945 pero, según Kaufman, siguen muy vigentes.

La gente pasa horas y horas de su tiempo recibiendo entretenimiento de la televisión, cine, YouTube e internet. Es una locura pensar que esto no modifica nuestros cerebros. Es también una locura pensar que esta distracción masiva no sirve los intereses de aquellos que ostentan el poder. La gente se está muriendo culturalmente, está sedienta. Puede que no lo sepan porque les están proporcionando basura producida en masa manejada por personas que se dedican a sentarse en una sala y pensar ‘¿qué podemos hacer para que compren más de esto?’. Son muy buenos en su trabajo. Eso es lo que hacen, venderte algo. El mundo está construido alrededor de ello. La política y los gobiernos están construidos bajo estos fundamentos.

(…) Cuando escribas, no intentes vender algo. Di la verdad sobre tu vida y tu trabajo (…) Si eres honesto sobre quién eres, la gente se sentirá menos sola. Se sentirán identificados contigo y tus personajes, y eso les dará esperanza. Eso ha funcionado para mí. Deja ese legado al mundo antes que intentar vender algo. Que no te engañen. Que no te hagan pensar que las cosas son así y que al final todo se resume en vender, vender y vender.

Cómo luchar contra el conformismo

A la hora de luchar y enfrentarse al conformismo, Kaufman recurre a esta frase de E.E Cummings: “Sé nadie más que tú mismo en un mundo que se esfuerza día y noche para que seas como todo el mundo. Eso es la batalla más dura que un humano puede emprender y que nunca debe dejar de pelear. El mundo te necesita. No te necesita en una fiesta tras haber leído un libro sobre cómo parecer inteligente en una fiesta. Estos libros existen y son tentadores. Pero resiste y no entres al juego. El mundo te necesita en la fiesta para decir que no sabes nada”.

Cuando Kaufman empezó a ser guionista, su trabajo se centraba principalmente en imitar a sus superiores pero pronto se dio cuenta de que éste no era el camino a seguir:

Se me ocurrió que no había solución a este problema si mi trabajo consistía en imitar. Nunca lo iba a hacer mejor ni iba a evolucionar. La solución era intentar ser yo. No es fácil. Un obstáculo es pensar que no eres interesante. Pero si de verdad lo piensas, despójate de ese complejo. Piensa, ‘yo soy lo único que puedo ofrecer y quiero ofrecer algo’.

Don’t be evil

Existe un hongo llamado Cordyceps unilateralis que infecta el cerebro de las hormigas carpinteras y modifica su comportamiento. Básicamente las convierte en esclavos zombis. Las hormigas se refugian en las hojas y se mueren convirtiéndose en una fuente de alimentos para el hongo. Posteriormente, cuando llueve, aflora el hongo en los cadáveres de las hormigas y éstas caen al suelo contagiando a nuevas hormigas. Es un proceso muy efectivo. Hay pruebas fósiles que demuestran que esto lleva pasando más de 48 millones de años.

(…)

Lo que me parece interesante es que la hormiga actúa completamente en contra de sus propios intereses convirtiéndose en una herramienta de los hongos. Creo que un sistema similar se ha instalado en nuestra cultura. Cuando empecé a trabajar en la televisión no tomé un curso sobre cómo escribir una comedia de media hora. Lo sabía porque había sido criado como consumidor de series de televisión. Entendí el ritmo, el tipo de bromas que son aceptables, los perfiles de personajes.

Todo esto servía para perpetuar la misma cultura consumista que me entrenó y me hizo querer ser parte de ella. Era un zombi. El negocio en el que estoy es el mismo que el de los políticos y las empresas. Es el negocio de vender algo que es importante para ellos enmascarado como algo que es importante para ti. Es ubicuo y no creo que tenga nada de simbiótico. Las hormigas carpinteras no sacan nada ventajoso de esta situación.

Si pienso como una hormiga carpintera, quiero entender lo que hago y hacer lo posible para no diseminar los hongos de mi amo. La mejor forma de luchar contra la indoctrinación sistemática es analizar nuestras intenciones. Mis intenciones cambian, son complejas y a veces se enfrentan entre sí. Si sé lo que son y acepto sus incoherencias, tengo una mejor oportunidad para hacer algo honesto en este mundo. Eso es mi juramento hipocrático. No quiero hacer daño. Soy perfectamente consciente del daño que puedes hacer cuando participas en los medios con intenciones que no son claras. No quiero ser un vendedor. No quiero gritar diciendo cómprame o mírame.

La importancia de los sueños

Las películas comparten mucho con los sueños. Tus sueños están muy bien escritos. La gente convierte su ansiedad, crisis, amor, arrepentimientos en preciosas y ricas historias. ¿Qué es lo que nos permite tener la libertad creativa en nuestros sueños que no tenemos en nuestras vidas? No lo sé, pero me aventuro a pensar que en nuestros sueños no estamos restringidos por cómo queremos aparecer ante los demás. Es una conversación privada con nosotros mismos. Si tenemos una preocupación, es muy susceptible a convertirse en un sueño. Si pudiéramos intentar afrontar nuestro trabajo de esta forma, los resultados serían distintos.

Sobre escribir guiones

Es una exploración. Representa la entrada en el abismo. Empiezas pero no tienes un final. Es un secreto incluso para ti. No existe una fórmula. Hay tantas posibilidades como la gente que las escribe. Nos han engañado al hacernos pensar que hay una forma preestablecida. El negocio del cine, como cualquier otro gran negocio, cree en la producción en masa. Es un modelo de negocio más barato y más eficiente.

(…) No sé nada. Si hay algo que caracteriza a mi trabajo es que siempre empiezo con esa noción. Hago lo posible para recordármelo constantemente durante mi proceso de trabajo. Intentamos ser expertos porque tenemos miedo. No queremos sentirnos tontos. Queremos poder porque el poder es un gran disfraz. Me siento raro cuando me llamo escritor o guionista. Lo hago cuando tengo que hacerlo. Lo pongo sobre mi declaración de la renta. Siento que es una mentira aunque tenga algo de cierto.

El conflicto entre el arte y el marketing

Leo mucho sobre el bullying. (…) Pero lo que no decimos es que forma parte de nuestra cultura. El bullying es algo inherente en nosotros. El marketing es intentar conseguir que la gente haga lo que quieres que hagan. Yo no quiero participar en eso. Yo quiero decirte que creo que hay otra forma de hacer las cosas en el mundo. La forma en que funcionan las películas ahora mismo en el mundo mainstream persigue solo una meta. Conseguir que compres su producto. En la política se hace lo mismo. A través del engaño y la ofuscación conseguimos el objetivo del candidato. No entiendo muchas cosas pero soy humano y no voy a competir para reclamar el derecho a ser tratado de forma decente. No utilizaré mi acceso a una plataforma pública para venderte cosas.

El valor de ser tú mismo

No puedo decirle a nadie cómo escribir un guión porque tú eres el gran valor. Cualquier cosa de valor que hagas viene de ti. La forma en que trabajo yo no es como trabajas tú. Lo que tengo que ofrecer soy yo. Lo que tú tienes que ofrecer eres tú. Si te ofreces con autenticidad y generosidad me conmoverás. Naces en un cuerpo, en una generación, en un género, en una cultura. A veces el tirón de la gravedad me lleva en distintas direcciones. Veo las reacciones que tengo iguales que mi padre y que he heredado por mis genes. Siento soledad en esta prisión. Veo que hay una puerta pero no logro salir. ¿Cómo no puedo ser una persona más generosa o más sana? Mi empresa de zapatillas me dice que puedo y que está en mis manos serlo. Es un signo de debilidad si no salgo y sigo la consigna «Just do it». Estos son los profetas de nuestra cultura, nuestros terapeutas. Una empresa de zapatillas que practica la esclavitud en países de Tercer mundo. Y éste es nuestro padre espiritual. No sé tú, pero hay veces en las que me conmueven los anuncios que sacan esta gente. Y me parece asqueroso.

Por Marcus Hurst

Marcus Hurst es Cofundador de Yorokobu y Redactor Jefe de Ling Magazine. Puedes seguirle en @marcushurst

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