Un perro con alas, una foca con piel de vaca y cuerno de unicornio, un pez convertido en superhéroe, una rana con chistera y monóculo amiga de otra aficionada a los videojuegos… Se llama imaginación y afecta sobre todo a la población infantil. Algunos de los aquejados expresan sus síntomas mediante la narración de historias de lo más enrevesadas o dibujando extraños personajes.
Tan extraños que, en ocasiones, parecen simples garabatos. En otras, los trazos están mejor definidos y permiten apreciar figuras de apariencias tan insólitas como las descritas arriba.
Hace unos años, la canadiense Wendy Tsao tomó uno de estos dibujos de su hijo de 4 años para convertirlo en algo real. Desde entonces se cuentan por centenas el número de juguetes de peluche que ha desarrollado a partir de los bocetos diseñados por niños y que recibe por mail o por correo ordinario en Child’s Own Studio.
El precio por juguete fabricado está entre los 60 y los 130 dólares canadienses (entre los 45 y los 98 euros, aproximadamente) y aunque también acepta bocetos enviados por adultos, Wendy prefiere que sean los niños los que diseñen sus propios juguetes.
Gracias por la pista, Roberto Albares.
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