La Comisión Europea produce un anuncio con tres chicas de catálogo de moda de grandes almacenes para promover la Ciencia entre las adolescentes.
«Machista, estúpido, los tacones son malos para el laboratorio», dice la comunidad científica en las redes sociales.
Tacones. Pienso en la rubia de CSI Miami, en Calleigh Duquesne, licenciada en Física, experta en balística y que acude a los escenarios de los crímenes con tacones de aguja.
Del anuncio de la UE, de los creativos publicitarios, de los científicos de verdad y de las científicas de la tele va esta entrada.
EL ANUNCIO DE LA POLÉMICA
Todos somos víctimas de los estereotipos (por raza, nacionalidad, trabajo, aficiones…). La publicidad, el humor y la demagogia política sostienen, a menudo, sus discursos sobre los clichés porque son fáciles de digerir. Unas veces somos víctimas, y nos quejamos; otras veces somos los que reímos y pensamos «¿por qué se enfadan los demás?».
La Comisión Europea considera que la sociedad tiene una imagen distorsionada de los científicos: tipos raros con frascos de cristal y pizarras abarrotadas de fórmulas matemáticas. Para cambiar esta imagen y despertar vocaciones científicas entre chicas de trece y diecisiete años, la UE lleva a cabo la campaña Science: It’s a Girl Thing. Y produce un vídeo con el mismo título.
Y la lía parda.
OPINIONES EN CONTRA Y A FAVOR DEL VIDEOCLIP
Parte de la comunidad científica califica el vídeo como desafortunado, machista e inoportuno. Más que el coste del videoclip (100.000 euros) o su necesidad, se cuestiona la estética del videoclip y de los personajes. Científicos españoles expresan su malestar en Twitter bajo el hashtag #CientificasConTacones.
Clara Grima, catedrática de Matemática Aplicada de la Universidad de Sevilla, y autora de un blog de divulgación científica apunta en Amazings.es una importante razón para la indignación:
«Todo ello con dinero público, además. Mientras, otros investigadores, con menos tetas, tiene que hacer crowdfounding para seguir investigando…»
También hay científicos de ambos sexos que defienden el vídeo en las redes sociales recordando que es un producto para adolescentes y que la estética no menoscaba la ciencia. Alejandra Agudo escribe en El País:
«En el intento de alejarse del estereotipo de científicos desaliñados y con gafas, han caído, según se infiere de los comentarios recibidos, en el estereotipo de la belleza femenina más propio de anuncios de cosméticos. (…) La cuestión de fondo es: ¿Es malo que las mujeres —científicas o no— sean guapas y se arreglen?»
(Curiosamente, muchos de los investigadores científicos que conozco son entusiastas seguidores de The Big Bang Theory, que muestra la imagen estereotipada que la UE pretende desterrar).
Dilucidar por qué el videoclip resulta insultante para unos y acertado para otros es complejo. Estamos hablando de sensibilidades e intereses de miles de personas de la comunidad científica. Lo que para una parte es un insulto, para otra, una simple frivolidad o un videoclip necesario. Lo cierto es que la polémica ha llevado a muchas personas a visitar Science It’s a girl thing!
¿Un éxito impensado para los creativos y la Unión Europea? ¿Una estrategia calculada para generar tráfico hacia la web? ¿Es posible hacer una publicidad orientada a un target sin molestar a otro? Más me interesa otra pregunta: ¿hasta qué punto este anuncio (y similares) puede despertar vocaciones científicas?
UN ÁRBOL NO HACE UN BOSQUE
Sabemos que se necesita una campaña en diferentes medios y durante un determinado tiempo para atraer la atención del consumidor medio hacia un determinado producto. (Los anuncios de coches estrenados ayer ahora no los recordamos). De la polémica queda el ruido. Pregunta a un adolescente si conoce la página Science It’s a girl thing! (Dale una voz a tu hija o a tu hermana pequeña o coge el teléfono y pregunta a tu sobrina).
Pienso en WordPress. Me chiva que, de cuando en cuando, entran en mi blog buscando «aprender química con Breaking Bad». Ciertamente, es inquietante que haya jóvenes (?) interesados en aprender química para crear metanfetamina. Pero la anécdota nos ayuda a ver cómo la ficción cala en el público, sobre todo cuando se trata de una serie de televisión que se sigue durante meses e incluso años.
Y me pregunto si la ficción televisiva ofrece una imagen positiva de las científicas, y si podría despertar vocaciones en las jóvenes.
LAS CIENTÍFICAS DE LAS SERIES DE TELEVISIÓN
Pensar en mujeres científicas es pensar en la neurobióloga Amy Farrah Fowler, más conocida como la novia de Sheldon. Claramente representa un estereotipo: tiene complejo de superioridad, manías y a menudo muestra desinterés por las personas. Al ser un personaje de comedia, todos los rasgos aparecen aumentados (con la finalidad de representar una fuerza igual a Sheldon). Sin embargo, el personaje es tratado con respeto. No se la coloca en situaciones verdaderamente humillantes como las que sufren Sheldon y Leonard en ocasiones.
Las científicas de Bones tienen cerebros privilegiados, la talla 36 y tacones de aguja. Hay escenas románticas; sin embargo, en los guiones no aparecen tramas ni escenas donde tenga importancia el físico de la doctora Brennan o la doctora Saroyan. Conviene destacar que la doctora Saroyan es la jefa del laboratorio.
En la franquicia CSI, el jefe del laboratorio criminalístico es un hombre maduro, carismático y en ocasiones paternalista. Las científicas ocupan un segundo plano, pero no por ello se muestran menos capaces que sus homólogos masculinos. También hay romances de laboratorio, pero el físico de las científicas carece de importancia en las tramas amorosas.
En las series mencionadas observamos que los guiones muestran respeto por la figura de la científica. Las mujeres tienen comportamientos adultos, a menudo proponen experimentos y rara vez se dejan llevar por las emociones que pudieran despertar las víctimas. Siempre con la elegancia por delante.