Entre el abanico de actividades con las que los padres llegan a agobiar a sus hijos, los idiomas siempre se han alzado como una opción muy importante. Sin embargo, ha llegado el momento de que compartan el protagonismo con otra asignatura más: la programación.
Este hecho lo demuestra la gran cantidad de juegos, libros y aplicaciones que hay en el mundo analógico y digital. La importancia de enseñar las lecciones básicas del código ha aumentado hasta el punto de contribuir en la financiación de startups que venden juegos o libros con este afán didáctico.
La programación en un juego de mesa
Code Monkey Island es un buen ejemplo. Se trata de un juego de mesa que enseña conceptos básicos de programación a niños y que ha sobrepasado su objetivo de financiación en Kickstarter cuando todavía le quedan más de 20 días en la plataforma de crowdfunding.
«Empecé a trabajar en Code Monkey Island porque la programación se está convirtiendo en una habilidad muy valorada para la gente de hoy en día», cuenta Raj Shidu, creador del juego. «Tener al menos un entendimiento básico de cómo funciona la programación es tan importante para los niños como tener un conocimiento en la lectura, la escritura y las matemáticas».
¿En qué consiste el juego? Cada niño (o adulto) es el líder de un grupo de tres monos y tiene en su poder tres cartas. El objetivo consiste en desplazar todos los monos a la isla que hay en el centro del tablero. ¿Cómo? Moviéndolos en función de la carta que tires. Según Shidu, jugando, los niños consiguen aprender condicionales, operaciones matemáticas o estructuras de datos.
«Pueden absorber mucho conocimiento a su edad, especialmente a través del juego». Y, ¿funciona también con los padres? «¡Absolutamente! Code Monkey Island es un gran suplemento para cualquier persona de cualquier edad que quiera aprender las bases de la programación», asegura su creador.
Para alegría de muchos padres, una partida de Code Monkey Island no dura tanto como una de Monopoly. Tan solo 45 minutos. «Me pasé tiempo afinando el juego para asegurarme de que los niños se quedaran enganchados durante toda la partida sin cansarse ni frustrarse».
Y, para disgusto de los mismos, aquí no se puede hacer trampas. «¡No hay forma! El ganador será la persona cuya lógica sea la mejor y gane más movimientos con sus monos a través de la estrategia y el posicionamiento».
Aun así, hay que recordar una cosa, el juego tan solo les mete en el ‘coco’ la lógica que siguen los programadores reales. No sustituye la necesidad de aprender en el ordenador. «Code Monkey Island es tan solo un juego de mesa», señala Shidu. «Para realmente entender cómo hacer programas, los niños todavía necesitarán muchas clases y poner mucho esfuerzo personal en ello».
No es cosa de uno
Otro método tradicional de enseñar programación a los menores es a través de la lectura. Es lo que busca el proyecto de Linda Liukas, Hello Ruby, un libro infantil que enseña código con una serie de ilustraciones y que también consiguió financiación a través de Kickstarter.
Igualmente, las opciones digitales echan una mano. Con el programa Alice, los chavales pueden crear películas animadas y videojuegos. O Mueve la Tortuga (Move the Turtle en inglés), una aplicación móvil en la que, mediante retos y premios, los niños logran aprender código.
Quizás los padres sueñan con tener un cirujano, una arquitecta o un científico. Quizás consigan criar niños políglotas que les dejen a la altura del betún. Quizás, al final, los hijos disfruten siendo panaderos, albañiles o soldadores. Pero, quizás, algún día, todos ellos tendrán algo en común: conocer el mundo del código mejor que tú y yo.