Los espectadores adoran a los villanos protagonistas, pero sienten antipatía por los villanos secundarios. La cámara capta la confusión y la vulnerabilidad de villanos mayúsculos como Walter White o Tony Soprano. Pero la cámara no recoge la fragilidad de los asesinos secundarios.
(Esta entrada contiene información sobre Juego de Tronos y Boardwalk Empire).
Los guionistas se deshacen de los asesinos secundarios sin miramientos. Saben que los espectadores no echarán de menos a estos tipos. Otras veces, los guionistas buscan que los espectadores se compadezcan de los criminales antes de darles un final. Un recurso rápido para ablandar a los espectadores es llevar a los secundarios por un camino de dolor. En la cuarta temporada tanto de Juego de Tronos como de Boardwalk Empire hay ejemplos.
1. THEON GREYJOY, CAÍDA Y REDENCIÓN
Recordemos que los Stark, los señores de Invernalia, trataron a Theon Greyjoy como si fuera de la familia. A cambio, Theon destruyó Invernalia, decapitó con saña a Ser Rodrik Cassel —protector de los niños Stark— e intentó matar a los pequeños. Mucho antes, Theon ya demostró ser tan engreído como estúpido; parecía un personaje concebido para ser odiado.
1.1. LA TORTURA Y EL ESPECTADOR SENSIBILIZADO
Los acontecimientos llevan a Theon a ser secuestrado y torturado, y hubiera sido violado si Ramsey Bolton no hubiera intervenido. El momento en el que un soldado baja los pantalones a Theon es importante: aquí comienza a cambiar la percepción de los espectadores. Los crímenes de Theon son grandes, pero ¿merece como castigo que sea sodomizado? Los espectadores no piensan esto porque las imágenes en acción nublan el recuerdo. Los espectadores ven un joven torturado, debilitado y en desventaja que lucha por su vida.
A medida que Ramsey Bolton, el falso salvador, tortura y veja a Theon, aumenta la compasión de los espectadores por el hombre que traicionó a los Stark. Theon con los testículos arrancados de cuajo es una criatura asustadiza y sin voluntad propia. Una criatura que debería ser cuidada, como un perro callejero apaleado.
2. GILLIAN DARMODY, DEL INFIERNO AL PURGATORIO
Se sabe que Gillian Darmody paró con trece años en el harén del comodoro Louis Kaestner. Este depredador sexual la dejó embarazada. Pero el pasado no redime a Gillian del futuro: tiene sexo con su hijo adolescente, rodea al nieto de matones, y asesina a un inocente que se hace pasar por su hijo para cobrar la herencia. Gillian cae en el infierno tras perder la custodia del nieto. De regentar un prostíbulo de lujo pasa a prostituirse para comprar la dosis diaria de heroína.
2.1. LA REDENCIÓN DE GILLIAN
La redención de Gillian llega con la entrada en su vida de Roy Phillips, un strong silent type (tipo fuerte y silencioso) propio de la novela negra. Este hombre ayuda a Gillian a salir de las drogas. El proceso es lento y doloroso para ella, y permite al espectador verla con nuevos ojos. La tenacidad para dejar las drogas y la fragilidad conquistan, y hace que Gillian pase de odioso a trágico. Como ocurre con Theon Greyjoy, las imágenes en acción adormecen la razón del espectador.
2.2. GILLIAN, MUJER TRAICIONADA
Gillian supera la adicción y se convierte en una persona segura de sí misma, con las ilusiones y alegrías propias de una mujer enamorada. El estado emocional perfecto para la trampa de Roy. Cuando este parece haber matado a un hombre, Gillian, temerosa de que los planes se caigan, pide a Roy que siga adelante. Confiesa cómo mató a un joven, lo hizo pasar por su hijo, y siguió la vida. Aquí llega la fatal revelación: Roy Philips confiesa que es un detective privado y que su trabajo era hacerla confesar del crimen. Gillian pierde la razón. Tres hombres con sombrero aparecen y apresan con esfuerzo a Gillian, que patalea y grita más por rabia e impotencia que por deseos de huir. En este momento, nosotros somos la Gillian enamorada y engañada.
La reflexión aparece al finalizar el capítulo: Gillian tuvo sexo con su hijo adolescente, rodeó al nieto de matones, y asesinó a un inocente. Roy Phillips hizo su trabajo. Es el Michael Douglas de Atracción Fatal (aunque éste, Douglas, más ajado y con menos empaque) que se expone a una depredadora sexual (aunque Gillian es menos inteligente que Sharon Stone).
Concepción Arenal dijo: «Odia el delito y compadece al delincuente». Estas palabras resumían las intenciones de Arenal de mejorar la vida de las presidiarias a finales XIX. También podríamos aplicarlas a las emocionales que despierta la detención de Gillian. Rechazamos sus crímenes, compadecemos a la mujer que una vez fue niña y acabo destrozada por un depredador sexual.
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