Los españoles a menudo se ríen de los ingleses porque, cuando la tormenta rompe el cielo, exclaman: Oh, my God. It’s raining cats and dogs. Eso de que lluevan gatos y perros, en vez de agua, resulta bastante insólito. Pero un español, cuando escucha eso de «meter la polla en vinagre» o «hacerse la picha un lío», se queda como si nada. Como si esto que ves ahí abajo fuese una cosa normal.

Lo ‘extraño’ y lo ‘común’ es una cuestión de contexto; depende del lugar desde el que se mire. El que anda rodeado a todas horas por un idioma aprende a ver el mundo desde sus dichos y esa es la realidad que le resulta más potable. Pero el que lo mira por fuera, como lengua extranjera, y no conoce los pactos ilógicos que se establecen entre algunas palabras y su significado, puede perderse fácilmente en lo que realmente quieren decir.

Eso le ocurrió a la francesa Héloïse Guerrier. La filóloga hispánica aprendió español en la Universidad de la Sorbona de París. Allí estudió a los grandes poetas y literatos del castellano pero, al llegar a Madrid, empezó a encontrarse con expresiones que jamás había escuchado y que se utilizaban más que los lirismos que leyó en la facultad.
Guerrier conocía bien al Quijote pero nunca había oído hablar de la Bernarda ni de su coño. Tampoco entendía por qué los españoles se cagaban en la leche, por qué metían la polla en vinagre o por qué mandaban a que te follara un pez. Ante la falta de significado al que agarrarse, imaginaba la escena literalmente. Y le gustó.

La francesa imaginó esta serie de expresiones, dibujadas, como un glosario de español para extranjeros. Ella indagó el origen de los dichos y un ilustrador, David Sánchez, los dibujó en su sentido literal. Astiberri publicó un primer libro, Con dos huevos, y el éxito pidió a gritos una segunda entrega: Cagando leches.
«Es un libro de español para extranjeros, aunque a un español también le puede gustar», dijo Sánchez cuando, en 2014, publicaron el primero. «Guerrier se rió mucho cuando escuchó esas expresiones por primera vez. Nosotros, como estamos acostumbrados, no las pensamos literalmente, pero ella sí lo hacía y le pareció muy divertido». Pero, con el tiempo, estos dos libros se han convertido en una referencia ilustrada de expresiones castizas del castellano.

El primer glosario, Con dos huevos, reúne 45 dichos. El segundo, 45 más. Cada expresión se muestra en español (su idioma de origen) y en una traducción al inglés y francés. Una traducción del concepto que se quiere expresar y una traducción literal de las palabras.
Aquí va un ejemplo. Agarrarse un pedo: «Emborracharse. Ayer salimos de fiesta y se agarró un buen pedo. Existen múltiples maneras de expresar la embriaguez en el lenguaje coloquial: agarrar o coger una «castaña», una «mona», una «turca»… o un «pedo», quizá en referencia a los desagradables efectos del alcohol sobre el cuerpo».






** Este artículo es una actualización del que se publicó en 2016, cuando editaron Con dos huevos.