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Consejo de Estado: la carísima casa de los ‘ex’

Cada español paga unos veinte céntimos de euro al año para mantener en funcionamiento el Consejo de Estado. No parece mucho dicho así, pero si multiplicamos eso por los aproximadamente 47 millones de españoles salen unos diez millones y medio de euros. En los Presupuestos Generales del año pasado le iba a corresponder una asignación mayor, de 11,5 milones, pero los recortes emprendidos por la crisis hicieron que se quedaran ‘sólo’ en esos diez millones y medio. ¿Y qué hacen con ellos? Básicamente pagar sueldos: el 78% del dinero se destina a a gastos de personal.

En total 8,11 millones de euros destinados a pagar a sus miembros. ¿Y quiénes son? Altos representantes de instituciones variadas del Estado, desde lo económico a lo judicial, que en su mayoría ya cobran sueldos vitalicios por las labores desempeñadas a lo largo de su carrera. Lo llaman ‘cementerio de elefantes’ precisamente por eso, porque sirve para alojar a los mandamases del país una vez dejan de desempeñar sus funciones.

Dicho así suena bien: un órgano formado por lo más granado de nuestro país para tomar decisiones. Pero el problema es ese, que no toman decisiones. Esos diez millones y medio anuales sirven para mantener una institución consultiva, es decir, una institución sin poder real más allá de dar su opinión cuando se la piden sobre asuntos de Estado. Es, por tanto, una de esas instituciones que viven sin hacer mucho ruido en nuestro país y cuya utilidad podría ser discutida en tiempos de crisis. Una de esas instituciones sobre las que no se hablaría si no fuera porque hoy se incorporan nuevos miembros, entre ellos el expresidente del Gobierno.

¿Y quiénes trabajan ahí? Que conste en el directorio, contando los que entran ahora, unas cuarenta personas responsables -junto a quienes seguro que habrá personal ‘raso’-. La composición del órgano se puede dividir en partes, que la propia página web del órgano explica -página web en la que no han invertido demasiado, a juzgar por su aspecto-, y que viene estipulada por ley:

En total, unas 40 personas que consten en el directorio oficial, a las que habría que sumar las que no aparecen como trabajadores rasos. ¿Nos sirve este despliegue? Si quieres seguir indignándote un poco más, pincha en la imagen de abajo para ver sus cuentas.

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