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Cómo construir un mundo fantástico sólido como una roca

Construir un mundo de ficción consistente fue una de las obsesiones de Philip K. Dick. La plasmó en un discurso no pronunciado: Cómo construir un universo que no se derrumbe en dos días [en inglés]. Pero no hay recetas en este discurso. Dick estaba convencido de que su escritura transcribía hechos vividos por él en un pasado remoto (Judea en 50 A.C.) o hechos del futuro.

Terry Pratchett, que presumía de escribir sin un plan, daba gran importancia a la lógica de los mundos fantásticos. Por esto, en Mundodisco reconocemos un universo como el nuestro, cotidiano, y a las personas con sus vicios y ambiciones. Pratchett se hacía cuestiones del tipo: «En el país de las hadas, ¿de dónde viene la comida?»

Nosotros debemos hacernos preguntas similares si queremos crear un universo que no se derrumbe a los dos días.

CÓMO CONSTRUIR UN MUNDO DE FANTASÍA

PARTIENDO DE UN MUNDO EXISTENTE

Para asegurarnos de hacer las preguntas correctas, podemos tomar un mundo ficticio ya creado y sustituir el material por el nuestro. Hay un riesgo: acabar influenciados por el material previo o no ver otras posibilidades.

PARTIENDO DE UNA CIVILIZACIÓN PERDIDA

Otra opción, más sencilla, es tomar como referencia una entrada de Wikipedia sobre una civilización desaparecida. ¿Por qué? Por lo general, el índice de contenidos menciona tecnologías y aspectos culturales y sociales ausentes en entradas sobre las sociedades actuales.

La civilización inca es un buen punto de partida. Podemos copiar el índice y pegarlo en nuestro programa de escritura favorito y responder los apartados:

un mundo fantástico
Construir un mundo de fantasía

Si seguimos el índice, nos aseguramos de recoger elementos que pueden influir en la trama o aportar color local. Después, si estamos atascados, el contenido del artículo puede inspirarnos.

Si el mundo está fuera de la Tierra, un mapa puede ayudarnos a situar la acción.

un mundo fantástico
El planeta de las series. Imagen: Yorokobu.

¿QUÉ GRADO DE DETALLE NECESITAN NUESTROS MUNDOS?

La Asociación de Escritores de Ciencia Ficción y Fantasía de América (SFWA) propone un listado extenso. Pero ¿hasta qué punto debemos detallar el mundo ficticio? ¿No corremos el riesgo de matar la trama por un exceso de celo?

Pensemos por un momento en UN PAÍS extranjero, UNA PROFESIÓN que desconocemos y un GRUPO SOCIAL al que somos ajenos.

Pensemos en ALEMANIA. ¿Qué imágenes o palabras espontáneas aparecen en la cabeza? El Muro de Berlín, nazis, Hitler, Oktoberfest, Marlene Dietrich, Mercedes, Nina Hagen, Goethe, Angela Merkel, películas de domingo

Pensemos en CAZADORES DE TESOROS: mapas antiguos, brújulas, picos, palas, helicópteros, detectores de metales, cofre, monedas de oro…

Pensemos en HIPPIES: haz el amor y no la guerra, años 60, maría, guitarra, ropas coloridas, barbas…

Estas listas son incompletas y llenas de tópicos. Pero la información basta para retratar de manera somera a un viejo HIPPIE de ALEMANIA que es CAZADOR DE TESOROS. Podría ser el tío del protagonista o el vecino de enfrente o el testigo de un crimen.

La misma información será insuficiente si el protagonista es el viejo hippie que busca un tesoro medieval en la Selva Negra. Describir los métodos de búsqueda de tesoros y las localizaciones son fundamentales. Y haber vivido los 60-70 o haberse empapado de la cultura popular de entonces.

De la misma manera, al desarrollar un mundo fantástico tendremos en cuenta si los detalles forman parte de la trama o son meros apuntes.

NECESITAREMOS MENOS DETALLES SI…

NECESITAREMOS MÁS DETALLES SI…

Los argumentos de Star Trek no podrían trasladarse a otras épocas. La tecnología no es un atrezo sino que forma parte de las tramas, y en ocasiones es objeto de codicia. Una prueba de la atención al detalle es la colaboración de Isaac Asimov como asesor. (Llegando incluso a participar en las primeras convenciones de Star Trek).

Construidos los cimientos del mundo, es el momento de explorarlo al detalle. Colocarnos mentalmente dentro de él, como el detective en la escena del crimen, para percibirlo con los cinco sentidos… Y trasladarlo al papel o la pantalla de pixeles.

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