Branded content

Día de Muertos, el desfile multitudinario que se inventó James Bond

Publicado por
Compartir

La muerte acecha en cada esquina. Y ríete tú del topicazo, pero cualquiera que haya paseado estos fines de semana por el céntrico Paseo de la Reforma, en México D.F, sabe a qué me refiero. Las calaveras y Chuckys forman parte ya del paisaje urbano, y cruzártelas de noche en ciertas esquinas puede poner en riesgo tu salud cardiovascular.

Miles de catrinas se han dado cita en el tradicional desfile, es el pistoletazo de salida para Día de Muertos. Ya no hay una, sino cuatro grandes cabalgatas: zombis, alebrijes, catrinas y el gran desfile de Día de Muertos. El evento estrella, lejos de ser una tradición milenaria, es un desfile importado del cine. Su inventor fue Sam Mendes, quien mandó construir a artesanos mexicanos calaveras gigantes y una buena multitud de esqueletos y catrinas para la secuencia de apertura de 007 Spectre.

Así que le debemos a la saga James Bond este derroche de maquillaje, flores y vestidos. El rodaje de la secuencia de arranque del film, en la que vemos a Daniel Craig junto a la actriz mexicana Stephanie Sigmanun, suscitó tal entusiasmo que decidieron celebrar ese mismo desfile desde el estreno de la película en 2015. Nunca antes se había visto por las calles de la capital. Aunque en la ficción vimos el edificio del Senado mexicano volar por los aires como añadido. Perdón por el spoiler.

La fiesta se ha convertido en la gallina de los huevos de oro. Atrae cada año solo a la Ciudad de México a unos tres millones de turistas que se dejan la nada desdeñable cifra de más de 1.800.000 euros. Y ha convertido en temporada alta la aún lluviosa última semana de octubre y primera de noviembre. Un éxito nacido del celuloide, aunque, paradojas de la vida, el director reconoció en una entrevista que ni había estado en Ciudad de México antes del rodaje.

Apostó por incluir una de esas figuras que no pueden faltar estos días en las coloridas calles mexicanas: las catrinas. Estos seres cadavéricos rebosantes de flores y plumas digamos que también salieron de otro arte, pero no del séptimo. Su creador fue el caricaturista José Guadalupe Posada, que en una de sus viñetas bautizó el personaje como ‘la calavera garbancera’. 

Foto: Patri Labrador

En una de sus sátiras de 1910 se reía de las mujeres indígenas que intentaban ocultar sus rasgos para proyectar un estatus social alto, las garbanceras. Por eso las dibujó con un sofisticado sombrero, pero también con los moños tras las orejas que llevaban las sirvientas. El dibujante firmaba la viñeta con un: «En los huesos, pero con sombrero francés con plumas de avestruz».

Esa imagen inspiró al muralista Diego Rivera, que en 1947 llevó a la pintura la primera representación de lo que hoy conocemos como catrina. En el centro de su Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central aparece la mujer esqueleto, esta vez sí de cuerpo entero, con un elegante vestido y sus características plumas y sombrero. Curiosamente, en el enorme mural que se exhibe en el Museo Diego Rivera, la catrina toma de la mano al caricaturista que creó su génesis y a un joven Diego Rivera.

Las tres figuras (junto a Frida Kahlo) aparecen en el centro de la pintura, que habla de los 400 años de historia mexicana con un centenar de personalidades importantes.

En el paisaje sensorial, obviamente las calles huelen estos días a un rico dulce: el pan de muertos. Hay numerosas leyendas en torno a él, aunque muchas coinciden en que fue una especie de amalgama cultural tras la conquista. Lo cierto es que el agua de azahar le da un parecido más que razonable a nuestro roscón de reyes.

Algunas historias apuntan a que en la Mesoamérica prehispánica se hacían sacrificios humanos como ofrenda a los dioses. Cuentan que se preparaba un pan de amaranto molido mezclado con sangre. Incluso hay relatos en los que se habla de que se ofrecía en los altares un corazón de una joven virgen a la que se sacrificaba. Tras la conquista parece que el corazón fue sustituido por el dulce que trataba de emular su forma, con una cruz cuyas cuatro astas se supone que simbolizan las extremidades. Y, claro, se cambió la sangre por el azúcar rojo.

Puede que a estas alturas del artículo estéis preguntándoos qué hay de real o de realmente tradicional en el Día de Muertos. Para comprobarlo, decidí acudir al estado de Guanajuato, a una de las fiestas más antiguas del país donde cuentan con un componente que la hace algo creepy: las tradicionales momias.

Fotos: Patri Labrador

La ciudad de Guanajuato tiene un subsuelo con numerosas cámaras de aire en las que no hay un sustrato rico en esos bichos que se alimentan de los cadáveres. Por eso, aparecieron cuerpos humanos momificados en condiciones realmente impresionantes sin descomponerse. Sí, aquí la decoración ya la tienen todo el año. Y en esas catacumbas y pasillos subterráneos junto a esos cuerpos momificados tiene lugar un Día de Muertos muy peculiar. Los desfiles tienen más de un siglo de antigüedad

Aquí tampoco faltan los altares, uno de los elementos más tradicionales. En ellos se colocan velas y las tradicionales flores naranjas de cempasúchil, que se cree que guían a los espíritus de vuelta a su hogar. Incluso se pueden ver botellas de refrescos o platos con la comida favorita de los difuntos, todo un homenaje en su día. Y algo digno de experimentar son los recorridos con velas hacia los panteones, que también se decoran y no se escatima ni en velas ni en pétalos florales.

Patri Labrador

Guanajuato es uno de los pueblos en los que Píxar se inspiró para su célebre Coco. Los altares familiares, la idea de que los muertos cobran vida a través del recuerdo y todo el ritual de celebración se viven aquí estos días con mucha devoción. Aunque muchos mexicanos se quejaron de que en ese peregrinaje del mundo de los muertos a los vivos había demasiadas alusiones que escocían en la herida del drama migratorio y la frontera con Estados Unidos.

Muchas personas, sobre todo del norte, protestan porque los mexicanos no siguen a rajatabla estos homenajes y protestan porque su tradición «va más allá de esas representaciones con pan de azúcar y velas». Así lo traslada Óscar, del estado de Guerrero. Pero lo cierto es que en estados como Michoacán o este de Guanajuato es la gran celebración del año. Tanto que hasta la ciudad de Guanajuato (con un censo de 194.000 habitantes) se prepara estos días para recibir a más de 145.000 visitantes. Es decir, casi dobla su población.

Jackeline es nuestra anfitriona en Guanajuato. Nos abre las puertas de su casa para que veamos cómo se celebra aquí. Tiene instalado un altar desde hace una semana con fotos que recuerdan a los fallecidos, los tradicionales dulces, velas y nos indica que dejará un pozole (guiso tradicional), que era la comida favorita de su abuela. A sus 43 años, lleva toda la vida honrando a sus muertos y nos cuenta que disfruta mucho saliendo con sus tres hijas a celebrar la noche de los difuntos por las coloridas calles de la ciudad. Han decorado la casa con papel recortado, muy típico también estos días, las flores naranjas y con velas. Y nos recomienda que vayamos al cementerio, iluminado y decorado con coloridas flores y velas desde una semana antes.

En el camino ya se ven muchas casas decoradas desde fuera con calaveras y papel de colores. También calabazas de Halloween; sí, la tradición yankee se cuela en algunos rincones. Muchos carteles en el pueblo anuncian ya la gran atracción de las galerías subterráneas y las momias, y en las tiendas donde venden diademas de flores, maquillaje para convertir la cara en una calavera o comprar decoración las colas llegan hasta la puerta. Está claro que aquí nadie se quiere perder esta gran fiesta.

Me llama la atención que a primera hora veo a un grupo de colegiales nerviosos por cómo se vestirán la noche del jueves. Mayra me cuenta que «le da pena» disfrazarse, pero el resto comenta que ultiman los preparativos de sus trajes. Y que les llevará varias horas untarse en maquillaje blanco y conseguir esos contornos de la calavera. Sus mamás son unas artistas.

En el cementerio de Santa Paula se nota cierto hastío. Una señora mayor nos pide que, por favor, señalemos que hay que respetar a los muertos, que aquí es donde descansan. Le duele ver a turistas con réflex hacer fotos de cada rincón del panteón.

Para los que no somos de aquí, visitar un camposanto es toda una experiencia. Aquí se llegan a construir casas, sí, edificios inmensos a todo color y con todo detalle. Porque en el imaginario popular este es el hogar de los muertos. Ver a tantas personas, sobre todo mujeres, limpiar y preparar las tumbas llenándolas de flores y velas puede recordar a la película Volver, de Almodóvar (salvando las distancias), que tan bien refleja la tradición española de Todos los Santos.

Foto: Patri Labrador

Y en las empedradas calles de Guanajuato la historia de sus edificios convive estos días con numerosos turistas, muchos asiáticos. De hecho, me llama la atención que algunas señales como la del centro histórico se muestran también en chino. Xen Yin, procedente de Hong Kong, me cuenta que reservó con dos meses de antelación su hostel porque es uno de los lugares más concurridos. Y dice que lo que más le gusta es salir de noche a toparse con esas catrinas y calaveras que ambientan el centro histórico de este pueblito y que ayudan a turistas como ella a sumergirse de lleno en la tradición.

Guanajuato vive con mucha ilusión esta llegada masiva de turistas que, junto con los locales, se preparan para honrar a los difuntos en una fiesta por todo lo alto, momias incluidas. Una fiesta que tiene una historia algo complicada de recabar. Se cree que algunos pueblos originarios celebraban estos rituales a finales de agosto o incluso en varios momentos del año. Y todo parece indicar que, tras la conquista, se fijó el 1 y 2 de noviembre como fechas para celebrar la muerte, coincidiendo con el festejo católico de Todos los Santos.

Sea como fuera, México celebra su fiesta más importante, sobre todo en localidades como esta, que luchan por conservar su tradición y su ritual familiar e íntimo más allá de las modas y los iconos pop. Y nos demuestra estos días que nunca antes la muerte había dado tanta vida.

Publicado por

Publicaciones recientes

  • Branded content

Aviso a Trump: así colapsan los imperios

Si eres un imperio, la única verdad de la que puedes estar seguro es que…

21 de enero de 2025
  • Sin categoría

Fiestas de lectura: ¿Quedamos para leer?

Les gustaba leer, pero nunca encontraban tiempo. También les gustaba quedar y divertirse juntos, pero…

20 de enero de 2025

El regalito del viernes: Esto va de tecnología, no tengas miedo

La tecnología (pero no cualquiera, esa que se nos muestra en las pelis de ciencia…

17 de enero de 2025

Caligrafías urbanas, un CIS escrito en las paredes

La ciudad nos habla. Lo hace a través de las paredes, los cuadros eléctricos ubicados…

16 de enero de 2025
  • Ciencia

El aguacate tiene muchas propiedades, pero su huella hídrica no está entre ellas

Cultivar aguacates en zonas secas es forzar la naturaleza: alto impacto ambiental y un futuro…

15 de enero de 2025
  • Branded content

El poder de los chismes

¿Qué tienen los chismes, los cotilleos, que nos gustan tanto? Para el ser humano, son…

14 de enero de 2025