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‘Juego de tronos’: cuándo los desnudos son necesarios y cuándo no

El desnudo en el cine y la televisión molesta —por motivos distintos— a la derecha, a la izquierda, al catolicismo, al feminismo… El artista, el guionista de televisión y el director de cine, debería trabajar ignorando la moral y las ideologías. De no hacerlo, corre el riesgo de crear obras cojas, falsas.

El desnudo necesario

El artista no es un educador ni un reformador de la sociedad (aunque alguno lo pretenda). Es un explorador de sí mismo, de los demás, de las costumbres y de las emociones. El sexo es otro territorio a explorar. Lo que no quiere decir que el artista deba complacer al público sin imaginación que necesita el desnudo para completar la escena.

El sexo es un elemento dramático más. En una película o serie quizá sobran personajes; en otras, chistes; en otra, la voz en off o los flashbacks… Y también el sexo puede sobrar. De la misma manera que decimos que a un plato le sobra sal o pimentón picante, y no por ello, el que que lo dice es acusado de moralismo gastronómico. Como se ve, no se trata aquí de una cuestión moral, sino narrativa.

En cualquier caso, el artista debe tener un criterio distinto al de los censores y el público: ¿Los desnudos, el sexo, son necesarios? ¿Revelan aspectos de la historia o de los personajes que de otra manera no sería posible? ¿Es un recurso fácil? ¿Cubren carencias de guión? ¿Es ridículo?

Una forma rápida de saber si un desnudo es necesario, es responder a la pregunta: ¿Si se elimina el desnudo dejaremos de entender la historia? Si la respuesta es «no», sin duda es un desnudo gratuito.

Juego de Tronos tiene ejemplos de un uso inteligente del desnudo para potenciar el drama, y también ejemplos de uso gratuito y torpe, que emborronan las escenas. El problema de los desnudos gratuitos es que pueden sacar al espectador de la historia.

Cliché de Tronos

Sophie Turner (Sansa Stark) trata de defender a Benioff y Weiss, los guionistas-adaptadores de Juego de Tronos:

«Las mujeres de aquellos tiempos —tiempos medievales— en realidad no tenían voz. No podían usar su poder porque apenas tenían. Una de las principales formas de control era con el sexo […] Así que creo muy necesario que los guionistas muestren estos aspectos».

Turner está en lo cierto sobre la mujer en la Edad Media (aunque fantástica). Y por supuesto, es un deber de los guionistas explorar esta faceta, pero no siempre justifica los desnudos. Si observamos, con frecuencia los desnudos en Juego de Tronos siguen un cliché:

1 – La mujer quiere que el hombre acepte una idea o plan.
2 – El hombre rechaza.
3 – La mujer hace una propuesta sexual.
4 – El hombre lo piensa.
5 – Ella se desnuda por completo.

Un ejemplo —de muchos— lo vemos en la seducción de Osha a Theon para rescatar a los pequeños Stark.

Cliché de Tronos: Osha seduce a Theon.
Cliché de Tronos: Osha seduce a Theon.

«Las mujeres salvajes hacemos cosas que no hacen otras mujeres», dice Osha y se desnuda.

En desnudos como este hay una concesión al público masculino que resulta por momentos un insulto a la inteligencia: ¿Acaso el espectador medio no prevé qué ocurrirá después de que Osha termine la frase? La idea de mostrar cómo la mujer manipula al hombre con el sexo conduce a Juego de Tronos a algunos momentos ridículos. Uno de ellos, cuando Tyene Sand se desnuda y dice Bronn, a punto de morir envenenado:

«Dime que soy la mujer más hermosa que hayas visto».

Aunque Tyene fuera la mujer menos agraciada de Los Siete Reinos, Bronn diría sin duda que es bella para recibir el antídoto. En cualquier caso, ¿qué sentido tiene que se desnude? Un tipo de desnudo gratuito que si apareciera en una serie española recibiría fuertes críticas.

Tyene Sand no necesita desnudarse para que Bronn le pida el contraveneno.
Tyene Sand no necesita desnudarse para que Bronn le pida el contraveneno.

La invisible manipulación con el sexo

Clásicos como La dama de Shanghai (1948) o Perdición (1946)... muestran a mujeres usando el sexo para dominar a los hombres. Sin embargo, no vemos los pechos de Barbara Stanwyck en Perdición. Se podrá alegar que la censura prohibía el desnudo. Cierto. Pero en películas como Perdición hay una lección: desnudo no es necesario para mostrar cómo una mujer usa el sexo para manipular. (Hay casos que obedecen al deseo del director o productor de desnudar a las actrices).

Perdición. No hay desnudos ni sexo, pero el público no tiene dudas de por qué el protagonista masculino acaba siendo un pelele en manos de ella.
Perdición. No hay desnudos ni sexo, pero el público no tiene dudas de por qué el protagonista masculino acaba siendo un pelele en manos de ella.

Billy Wilder, el director de Perdición, filmó desnudos en contadas ocasiones en cuanto pudo como en ¿Qué pasó entre mi padre y tu madre? (Avanti, 1972). Aquí, los desnudos de Juliet Mills y de Jack Lemmon son parte del proceso de mutuo conocimiento. No hay juegos de poder. No son desnudos para provocar placer.

Sobre el sexo, Wilder cuenta a Cameron Crowe, en 1999, que le parece excesivo en el cine de su momento:

«Ahora, incluso durante los créditos iniciales, hay un tipo y una tipa follando», dijo Wilder a Crowe.

Avanti. Billy Wilder filma desnudos como parte del proceso de conocimiento entre los personajes.
Avanti. Billy Wilder filma desnudos como parte del proceso de conocimiento entre los personajes.

Para Wilder, el sexo es un elemento más, como la escenografía o la música, y que debe obedecer a necesidades narrativas. Utilizarlo sin criterio merma su fuerza. Lo que tenemos claro es que Wilder no era puritano:

«Quiero morir a los 104 años, completamente sano», dijo en cierta ocasión, «asesinado de un tiro por un marido que me acabara de pillar, infraganti, con su joven esposa».

La excusa de la transgresión

En ocasiones, el artista alude a la transgresión para justificar los desnudos.

«La serie más transgresora», dice la publicidad de cada serie que incluye más desnudos y escenas de sexo que las predecesoras. Pero en Occidente, la transgresión ya no está en las imágenes. Recibimos un bombardeo de imágenes relacionadas con el sexo que de alguna manera nos inmuniza. (Igual que estamos inmunizado a la violencia audiovisual).

Si programas como Adán y Eva tiene repercusiones en las redes sociales se debe a un gen cotilla: «Qué grande…», «qué michelines…», «la tiene como un cacahuete…»

Mostrar a Cersei en el paseo de la vergüenza es necesario. Por un momento, la reina malvada es una mujer vulnerable. Nos apena.
Mostrar a Cersei en el paseo de la vergüenza es NECESARIO. Muestra vulnerable a la reina malvada. Nos apena.

Lo cierto es que ya no miramos hacia otro lado cuando dos actores fingen que copulan ni hablamos de las tareas del día siguiente. Que haya colectivos molestos por el sexo no significa que el sexo sea transgresor. A muchos les enerva la suegra, la cuñada o el primo, y esto no significa que estos parientes postizos o lejanos sean transgresores. Y de ninguna manera hay transgresión en Juego de Tronos. Es, hoy por hoy, la serie más popular de todas, y la transgresión se opone a lo popular.

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