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¿El diseño de oficinas se nos está yendo de las manos?

El diseño de oficinas se está saliendo de madre. Toboganes en espiral; mesas de mezclas por si, entre reunión y reunión, te apetece sentirte como David Guetta; pequeñas regiones de césped artificial para tumbarse; burbujas de cristal sobre cada mesa para aislar al trabajador o inverosímiles selvas interiores.

Se combinan las necesidades del trabajador con las aspiraciones de la imagen de marca. La idea es motivar al trabajador a través del diseño e incrementar la productividad y el sentimiento de vinculación a la empresa.

Oficina de Google en Zurich

Nathalie Denys, del despacho Denys & von Arend, ha revolucionado la imagen y la composición de muchas oficinas: «Lo esencial es crear un buen ambiente de trabajo y, para eso, nos fijamos en cada detalle. La atmósfera del espacio importa bastante. Hoy, debido al coste del metro cuadrado, hay muchas oficinas donde los empleados están hacinados, y eso genera un ambiente tenso; hay que ganar espacio», explica a Yorokobu.

A las empresas les preocupa mucho que en el entorno de trabajo se respiren los valores de la empresa y que se transmita una sensación de amparo o protección corporativa: «Quieren que se sepa que la empresa se preocupa por sus empleados», cuenta Denys.

Las herramientas de trabajo actuales como los dispositivos móviles han alterado las dinámicas y procesos de producción en lo más básico. El trabajador no sólo puede funcionar en cualquier parte, sino que ha adquirido una hiperactividad y una sensibilidad en las nalgas que le impide mantener durante horas la misma posición corporal. El reposo no es una fantasía del oficinista del siglo XXI.

Diseño de Denys & von Arend. Foto: vicugo.com

La descongestión de los espacios cumple dos funciones: por un lado oxigenar el campo visual y por otro, configurar un territorio acorde a las nuevas necesidades. «Ponemos mesas cada vez más pequeñas, incluso muchas desaparecen porque uno no necesita estar sentado todo el rato; se requieren lugares por los que pasear y mirar por la ventana mientras se habla por teléfono».

La arquitecta de Denys & van Arend no duda de que la tendencia se orienta a que los centros de trabajo cada vez se asemejen más a un club o a una cafetería de confianza donde cada usuario dispone a su antojo de las mesas y del material. Las mesas fijas son residuos del pasado.

La mutabilidad de la oficina es la clave. Dentro de un mismo oficio, cada actividad se desarrolla con un ritmo diferente y las estancias deben comprender esas alteraciones y asimilarlas. «Por ejemplo, para las reuniones informales muy largas en las que hay que hacer una brainstorming, hacemos saloncitos con sofás para que te relajes y fluyan mejor las ideas», señala.

Diseño de Denys & von Arend. Foto: vicugo.com

La motivación se alía con la comodidad y la tranquilidad. En el entusiasmo y la productividad hay factores mucho más fisiológicos de lo que parecería a juzgar por los rituales pseudoespirituales de los directores comerciales de algunas empresas. «Hay que vigilar el factor ambiental, que no haga demasiado frío ni demasiado calor y que el ruido no moleste. Casi todo el mundo se queja de la acústica», detalla Nathalie Denys.

Aquí entran en juego los materiales. El suelo se enmoqueta con nailon reciclado y unas espumas en forma de rulos o placas cuelgan del techo sobre las áreas en las que el movimiento es más previsible para absorber el ruido. Primero se redirige el jaleo, confeccionando zonas de esparcimiento, para luego poder neutralizarlo con más eficacia.

La luz también comunica. El uso de distintas intensidades o coloraciones predispone a diferentes tipos de actividad. «El tipo de luz depende de cada sala o lugar de la oficina. En los cuartitos pequeños, habilitados para reuniones de dos personas, se coloca una lámpara más acogedora, más íntima. Luego, en salas de reuniones de mayor formalidad, la luz será más potente, más de techo; se utiliza mucho la luz led, por consumo y por su nitidez y frescura», detalla Denys.

Diseño de Denys & von Arend. Foto: vicugo.com

Al revisar las fotografías de las sedes de Facebook, Google o Davison, se percibe cómo se intenta compaginar las escenografías de tipo lúdico y doméstico: futbolines, consolas, canchas, televisiones, un barco pirata inmenso. Son dos ambientes que implican dos predisposiciones mentales diferentes, pero que, en el fondo, van a reforzar un mismo aspecto: la vinculación emocional a la marca, la confusión del trabajo con la vida privada y el ocio.

Oficialmente, se aboga por el bienestar del trabajador, y la verdad es que se les ve contentos, sin embargo, al mismo tiempo se está desdibujando la realidad de una relación laboral: la transacción de trabajo por dinero. Estos escenarios a la par juguetones e íntimos proyectan la imagen corporativa de manera más eficaz que cualquier campaña mediática.

«Eso parece más una cuestión de marketing que otra cosa. Hay innovaciones que sí, sorprenden y hacen gracia un día o dos, pero luego se olvidan. Lo que la gente pide es tener espacios adecuados y poder cambiar de postura muchas veces al día», comenta Denys. Al final, aunque inventen toboganes con bluetooth, la armonía siempre debe primar sobre la originalidad.

Por Esteban Ordóñez Chillarón

Periodista en 'Yorokobu', 'CTXT', 'Ling' y 'Altaïr', entre otros. Caricaturista literario, cronista judicial. Le gustaría escribir como la sien derecha de Ignacio Aldecoa.

5 respuestas a «¿El diseño de oficinas se nos está yendo de las manos?»

Siempre es importante tener un lugar donde el trabajador se pueda sentir cómodo a la hora de trabajar.
Un lugar que te facilite estar horas trabajando, si es luminoso, tiene una buena decoración, está bien pensado para desarrollar tu trabajo mejor que mejor. Creo que la mayoría preferimos trabajar así que no en una fabrica del sigo XIX.
Pero está nuevas tendencias impulsadas por empresas tecnológicas tiene más que ver con cuestiones como la imagen que transmiten al exterior de empresa tecnológica puntera.
Incluso de transmisión de valores a sus empleados que con las condiciones que el trabajador desarrolla su trabajo. Existen oficinas de empresas que ofrecen productos a mascotas, que te animan a llevar la tuya a trabajar contigo a la oficina. Tiene su lógica ¿no?

A mí no me parece mal. Es más, creo que propiciar un ambiente de trabajo óptimo es imprescindible no solo para que la productividad de los empleados sea mejor, sino también para que lo sea su calidad de vida. Tengamos en cuenta que, tal y como se plantea la jornada laboral actualmente, nos pasamos casi todo el día trabajando, y optar por diseños de este tipo me parece un acierto. De momento en mi oficina han incluido una sala con sofás y una pequeña habitación con un par de colchones de esta tienda, y poder dormir un rato antes de volver al trabajo después de comer, por ejemplo, para mí supone un gran alivio, que luego tengo que llegar a casa y encargarme de ella.

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