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El mundo automatizado

Al principio era Dios. Él guardaba el libro de instrucciones del universo y establecía el lugar de cada individuo en el mundo. Todo estaba justificado en la divinidad y los poderes supranaturales. Después llegó la ciencia y se llevó a Dios por delante. El orden del mundo estaba justificado por la economía, la sociología, la antropología y el resto de disciplinas que justificaban el porqué de las cosas. La desigualdad, la injusticia, el abuso, se presentaban camufladas entre las leyes de la naturaleza.

(Ilustración de LuisBBoy)
Luego vinieron las máquinas y los algoritmos. La actividad del globo terráqueo se llevó a una nube eléctrica que partía el mundo en dos. Lo que se hacía aquí y lo que se hacía allí. En la tierra se desempeñaban los trabajos físicos y se producían los intercambios materiales. En el cielo artificial se establecía el precio de las cosas y la distribución de la riqueza mundial.
Miles de máquinas chupaban toneladas de electricidad para mantener y alimentar ese mundo paralelo donde se forjó el capitalismo de la información. Las matemáticas suplantaron a Dios y a las ciencias humanas.
Los modelos económicos se convirtieron en el estiércol que nutría una creencia planetaria de que la economía suponía el principio y el fin del mundo. Era lo que amamantaba y, a la vez, llenaba de pestilencia a esa nueva visión existencial. No había entidad espiritual capaz de competir con una fórmula embutida en decenas de cifras y letras.
Y ocurrió que la eficacia de las máquinas refinaron tanto los modelos económicos que los dotaron de vida propia. Su lógica y sus criterios se impusieron sobre los argumentos humanos y el hombre quedó como un elemento residual de la mecánica de los mercados.
La historia del hombre es la historia del intento de dominar a otros hombres. No siempre pudieron y por eso inventaron las máquinas. Los humanos dominaron la tecnología y crearon millones de aparatos que trabajaban para ellos. Tantos que la existencia ya no se entendía sin cientos de dispositivos alrededor. Tantos que un individuo sin gadgets era un cervatillo en un coto de caza.

Por Mar Abad

Periodista. ✎ Cofundadora de la revista Yorokobu y de la empresa de contenidos Brands and Roses (ahí hasta julio de 2020).

Libros.  Autora de Antiguas pero modernas (Libros del K.O., 2019). «No es una serie de biografías de mujeres; es una visión más vívida, más locuaz y más bastarda de la historia de España». Lo comentamos en El Milenarismo.

Autora de El folletín ilustrado junto a Buba Viedma. Lo presentan en Mundo Babel (Radio3) y en Las piernas no son del cuerpo, con Juan Luis Cano (Onda Melodía).

Autora de De estraperlo a #postureo (editorial Larousse, 2017). Un libro sobre palabras que definen a cada generación y una mirada a la historia reciente desde el lenguaje. Hablamos de él en Hoy empieza todo (Radio3), XTRA!, La aventura del Saber (La2).

Autora junto a Mario Tascón del libro Twittergrafíael arte de la nueva escritura (Catarata, 2011).

Laureles. ♧ Premio Don Quijote de Periodismo 2020. Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes 2019, Premio Internacional de Periodismo Colombine 2018, Premio de Periodismo Accenture 2017, en la categoría de innovación.

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