En Ciudad de México transcurren exactamente 60 segundos desde que suena la alarma sísmica hasta que el suelo comienza a temblar. Si es que se detecta el movimiento. Este viernes la tierra despertó a esta metrópolis de 22 millones de habitantes -y a medio país más- a una intensidad de 7,2 en la escala Richter. Por historial, no tardará mucho en volver a hacerlo. En una nación con la memoria puesta en el seísmo de 1985, donde el número de víctimas ni siquiera se pudo contabilizar, disponer de un amuleto tecnológico contra catástrofes no es una cuestión de obsesiones.
Tampoco fue un fanatismo que aquel año se crease un grupo civil de voluntarios, al que la gente empezó a llamar los Topos por su modo de trabajar (Brigada de Rescate Topos Tlatelolco-Azteca, A. C.), que comenzaron aquel fatídico septiembre siendo anónimos rescatadores de sus conciudadanos y que, con el tiempo, se han convertido en referentes nacionales e internacionales a la hora de salvar víctimas de los grandes siniestros. Treinta años más tarde de aquello la respetada institución mexicana apuesta por la tecnología salvavidas. Estos expertos opinan que el artilugio que presentaron ayer al público, al que han bautizado como Amuleto Topo, sería un elemento perfecto para salvar más almas cuando la naturaleza quiera volver a pillarnos desprevenidos.
«Se trata de aumentar las posibilidades de supervivencia», opinan los hombres del laureado traje naranja. Fernando Álvarez, el director de prensa del grupo, explica que este aparato del tamaño de un control remoto al que le duran las baterías hasta dos años sin necesidad de recambio trae cuatro simples botones que podrían suponer la diferencia ente morir o no.
«El primero reproduce la voz de la señora Alma Morales, superviviente del terremoto del 85. El propósito de este mensaje es calmar a las personas que se encuentren atrapadas bajo los escombros mientras llega la ayuda, sabemos que mantener la calma y la esperanza es algo primordial para mantenerse con vida», afirma.
Los demás botones son los efectivos para rastreadores como ellos. «Un segundo botón acciona una luz que aumenta las posibilidades de ser detectado. La tercera función incluye una placa geométrica metálica que refleja las radiofrecuencias que emiten los sonares que utilizan los rescatistas. El propio aparato situado cerca del pecho del atrapado es capaz de aumentar el sonido que emiten sus pulmones al respirar y los latidos del corazón para que sean detectados. El último es el que directamente envía las coordenadas de geolocalización a los Topos pidiendo ayuda. Esa información es prodigiosa para el rescatador».
La aplicación, que fue ideada por el equipo mexicano y desarrollada por mexicanos y argentinos, pretende empezar a comercializarse a un precio de 1.000 pesos (mex.), dinero que será utilizado para apoyar a este grupo voluntario que no cobra por arriesgar la vida. Su diseño supone un avance respecto a los intentos de otros desarrolladores, ya que permite buscar personas atrapadas en áreas de entre 4 y 8 metros cuadrados – no de 2 metros, como era el máximo hasta ahora-. Un ahorro de tiempo imprescindible para el éxito de sus búsquedas.
Aseguran que su intención es distribuirlo a varios países cambiando el mensaje de aliento a diferentes idiomas y lanzar la aplicación móvil de su sistema con una funcionalidad parecida a la del artilugio.
Por el momento, como una manera más de convencer con sus campañas de prevención y fomentar el conocimiento de los peligros –y sus soluciones-, a la vez que el Amuleto han presentado también un video llamado 60 segundos a ritmo de rap, donde la estrella del hip hop mexicano Akil Ammar recuerda a los oyentes qué se deber hacer cuando la tierra comienza a moverse. «Esta tecnología es una forma de demostrarle al mundo que en México hay innovación para este tipo de problemáticas. Podemos ayudar en eso», dice el Topo.