Los artistas mileuristas no pueden permitirse bloqueos creativos, pero esto no significa tomar el camino fácil.
Esta es la segunda vez que quiero escribir sobre el bloqueo creativo de Fry de Futurama en el capítulo ‘Las manos del Diablo son juguetes ociosos’.
En este capítulo, Fry aprende a tocar el holofonor, un instrumento musical que traduce en imágenes las notas musicales. Su intención es conquistar a Leela. Ante su incapacidad para manejar el holofonor como él desea, pacta con el Diablo Robot. Resulta ¿paradójico? escribir sobre el bloqueo desde el bloqueo. ¿Por qué no he podido sacar hasta ahora lo que pienso de este capítulo de Futurama?
Vísteme despacio, que tengo creatividad
Mi excusa son las prisas. Las prisas son malas para la creatividad. No hay que confundir las prisas con el ‘tiempo límite’. Si sabes que hay una fecha te programas para llegar a ella. La prisa es pretender quitar del fuego una comida que necesita un tiempo de cocción.
Tengo tiempo para un café, no para bloquearme
Exageraciones aparte, es posible que Asimov sufriera bloqueo en más de una ocasión. El bloqueo del profesional que ha dedicado horas, días y semanas a un asunto y está física y mentalmente agotado, o ha llegado a un aparente callejón sin salida».
El guionista David Alonso sabe de lo que habla:
Todos hemos estado bloqueados en algún momento. La única forma de superar el bloqueo es obligarse a seguir adelante. Trabajo contra bloqueo.
Ahí está la clave: trabajo contra bloqueo o “la inspiración debe encontrarte trabajando” de Picasso. Esto se opone a aquellos que antes de ponerse con su tarea esgrimen “bloqueo creativo” como si la obra tuviera que surgir en un pis-pas. Sobre esto escribí lo siguiente:
Por supuesto, es cuestionable.
El bloqueo creativo es tan cool
Pero uno indaga qué hay antes de ese “bloqueo creativo” y uno no encuentra nada o poco y deslucido. En la mayoría de los casos no hay bloqueo creativo. Parte de estas “quejas” equivalen a “autobombo” (tengo bloqueo creativo = soy artista), y por otro lado a una desgana que nace de la comodidad.
Los mileuristas no pueden permitirse bloqueos creativos
La pobreza, las hipotecas, las deudas de juego, las enfermedades mentales o degenerativas, las taras físicas tienen mucho que ver en las obras de algunos artistas. Es más probable que la creatividad surja de la inseguridad del día a día que de la comodidad, como demuestran los dos creativos publicitarios que dan la vuelta al mundo sin un euro cambiando creatividad por cama y comida.
Todos sabemos que J. K. Rowling escribió el primer Harry Potter en un café refugiándose del frío con su bebé. No estaba en casa calentita —tampoco podía permitírselo— escribiendo en las redes sociales “tengo bloqueo creativo” mientras zampaba pizza y comentaba las noticias del día.
¿Entonces un tío que vive bien no puede ser creativo?
El dinero no mata la creatividad, la abulia sí
¡Por supuesto! Uno puede ser millonario y artista (es lo que pretendemos muchos).
Lo que ocurre es que si uno está en casa calentito comiendo pizza o cocina deconstruida con un vino caro, “crear para sobrevivir” no debe ser la motivación —depende de la hipoteca—. El artista que come caliente todos los días y puede pagar las facturas con desahogo debe voluntariamente ponerse en un estado de incomodidad: desafiar sus propias creencias (no las ajenas —qué cómodo—, las propias), su técnica, cuestionar lo que le rodea, a las autoridades, a quien haga falta.
Así que tener casa y comer caliente no mata la creatividad. Mata sentirse cómodo —aburrido— haciendo las mismas cosas de la misma manera: componiendo canciones de manera mecánica, escribiendo de manera mecánica o ‘copipegando’ «para tener más seguidores».
La arriesgada carrera de Truman Capote
Siendo Truman Capote un joven ya famoso se atreve a escribir Otras voces, otros ámbitos, la primera obra homosexual (en 1948, ¡ojo!); inaugura el género de la novela-documental con A sangre fría colocando a los asesinos como protagonistas. Y más adelante retrata a sus colegas de profesión y amigos de la alta sociedad en Plegarias atendidas, que le supuso quedarse sin “amigos”, exceptuando a Harper Lee. Para Capote hubiera sido cómodo seguir alimentando la etiqueta de “discípulo de Poe” que le colocaron los críticos en sus comienzos.
Muchas personas se quejan de su poca creatividad, apenas hay quejas por la falta de esfuerzo
Es más fácil escuchar o leer “me gustaría ser más creativo” o “envidio el talento de fulano”, en vez de “si le echara más horas a esto…” o “si hubiera dedicado un mes a preparar aquello, habría funcionado…” Gracias a esta desidia los talleres y manuales que prometen hacerte más creativo no dejan de aparecer.
El bloqueo creativo de Fry
El fetiche creativo
El Diablo cambia sus manos por las de Fry. De este modo, Fry comienza a escribir con gran facilidad y talento una ópera en honor a Leela. Parece que de alguna manera están conectados los dedos con la imaginación, de manera que todo lo que piensa, queda traducido al papel inmediatamente. ¿Cómo es posible? Solo son manos. Las manos robóticas son un fetiche creativo para Fry. Todo parece tan fácil…
El Diablo y Sharon Stone
Cuando Sharon Stone alcanzó la fama a los 34 años con Instinto Básico tras una lista de películas completamente olvidables dijo a un entrevistador:
De nuevo la impaciencia, las prisas. No son buenas. No sabemos si el diablo que tentó a la actriz tenía cuerno y colas o un traje de 5.000 dólares y un IMDB lleno de humo. Lo que sí sabemos es que tiene razón: el diablo reclama las deudas. Y no iba a ser menos con Fry.
El Diablo Robot siempre cobra sus deudas
La historia acaba de manera violenta. Finalmente Fry recupera las manos humanas y crea una música espantosa. Sin fetiche, Fry cree que no es nada.
El problema de Fry no son las manos, es la falta de constancia. Fry comenzó bien, con entusiasmo, pero siguió malos consejos. Sin duda Fry no conoce la regla de las 10.000 horas, el tiempo necesario para adquirir la maestría como artista o experto en una materia. Cuando se habla de los genios, a menudo se omite cuánto tiempo necesitaron para adquirir sus conocimientos y habilidades, y cuánto tiempo necesitaron para plasmar sus proyectos.
El bloqueo ocurre cuando emprendes un camino y te topas con un BLOQUE de hormigón. Si no te mueves, no encuentras bloques de hormigón. Si no te encuentras un bloque y te quejas, lo haces gratuitamente. No eres artista. Eres semiprofesional de la queja.