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Creatividad

El cuerpo como mercancía y la verdad por delante


Santiago Morilla es artista multidisciplinar y creador de impactantes imágenes con la figura humana como protagonista, como la de nuestra portada de julio/agosto del pasado año. Vive entre Madrid, de donde es, Roma y a veces Segovia. Pero su trabajo se extiende por muchos más lugares, desde Francia a Italia, llegando incluso a azoteas de Corea del Sur.
Su trabajo se basa en el dibujo multi-formato y de inmersión contextual, es decir, adopta las formas necesarias dependiendo del lienzo que vaya a pintar, como las mencionadas azoteas o la mitad de un campo para que sea visto desde el cielo… “Dichos proyectos son iniciados y conceptualizados para y por un lugar específico para modificar el mapa digital globalizado y para cuestionar los usos que hacemos del paisaje y su especulación estética”, comenta.
Santiago estudio Ciencias Puras. Empezó una ingeniería para luego acabar Bellas Artes especializándose en nuevas tecnologías en el MEDIA Lab de la University of Art and Design de Helsinki. Además tocó en un grupo de punk- funk y, aunque sigue flirteando con la música, hoy día se dedica a tiempo completo al dibujo.
Le obsesiona la idea del hombre como mercancía y el arte como objeto de valor bursátil, y ve una monstruosidad en la humanidad con los humanos como protagonistas de la lucha hacia la destrucción: “Han escrito sobre esta cuestión que dibujo seres inadaptados, abocados a la desaparición, a morder el polvo y a fundirse con él. También han dicho que son personajes híbridos fruto del disfraz o del capricho de la naturaleza. En cualquier caso, sí, es la figura humana la representante y la punta de lanza de la integración de mi obra en el entorno”.
Santiago no quiere definir su estilo: “No sabría disfrazarlo con un titular, la verdad. Solo hago lo que me gusta, con toda la verdad que puedo”, argumenta. En su proceso creativo la investigación juega un factor importante, mediante pre dibujos para acercarse a cada proyecto y post dibujos para documentar lo que ha hecho. “En ese sentido no soy un vídeo artista, no hago land-art ni street-art y aunque veas ilustración no es solo ilustración o vídeo porque sí. Se trata de una producción coral donde intento que los rastros narrativos hablen por sí mismos y sean autónomos estéticamente en sus propios formatos”, explica el artista.
Sus influencias son muy variadas; desde las vasijas de cuerdas del periodo Jômon de Japón y las viviendas foso, a las líneas de Nazca en Perú o las pinturas murales romanas de la Villa de los Misterios (Pompeya), la pintura de Caravaggio, de Eugène Ionesco o Gordon Matta-Clark. Además, le inspiran las cosas transgresoras y que inducen al pensamiento, al cambio y a la desaceleración de la máquina del progreso.
Hasta el 18 de enero expone “IN REM VERSO” en la Galería José Robles de Madrid. También tiene una residencia artística, con proyecto de intervención y expo, en Addaya Art y otra expo colectiva en Pelaires, en Palma de Mallorca. Además, este año hará una intervención en las canteras de Carrara con su consiguiente exposición en el Museo del Marmo. Y trama hacer algo en las azoteas del centro de Madrid. Aunque parezca que no tenga tiempo para todo, él maneja sus horas con el pulso de un relojero suizo.







 







Por Eduardo Vea

Edu Vea, redactor creativo hiperactivo. Puedes hablar con él en Twitter bajo el nick @noselanariz y ver su trabajo en Behance

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