Ya dijo el fallecido cantante español de cuello alto, el mítico Nino Bravo, que «cuando dios soñó el Edén, pensó en América». Lo mismito habían soñado en la ciudad de Jojutla, Morelos (Méxio). Aunque ellos prefirieron concretar la inspiración en algo menos onírico que unas notas al viento. Desde el mes pasado esta ciudad al sur de Ciudad de México es poseedora del jardín floral más grande del planeta. Sólo había que remover un poco la tierra, y ahí estaban, juntos, todos los paraísos del universo.
En total son 51 hectáreas con no menos de 60 millones de flores al mismo tiempo que, en vertical, pueden hacer ascender al visitante que pase sus puertas por un total de 8 cielos -y no siete como los que prometen los textos sagrados-: «Está el Jardín 4 Primaveras, el Jardín Estilo Italiano, el de estilo japonés, el Jardín Tropical, el Jardín de cactáceasm, el Jardín Infantil llamado “ConSentidos”, un Jardín Acuático, un Jardín de Herbolaria, la zona llamada el Abanico de Flores y el Laberinto de los Sentidos. Todos ellos giran alrededor en gran Lago central», describe el Edén terrícola José Antonio Esparza, Director del espacio.
«Nuestra intención con este proyecto, Jardines de México, era generar un vínculo con la naturaleza y sus huéspedes. No puede ser que México, con la gran riqueza natural que es, estuviese siendo noticia por la contaminación de algunas ciudades y los perjuicios en el ambiente. Por eso aquí exhibiremos durante cada año alrededor de 193 millones de flores. Tratamos de inculcar a los visitantes el amor por la naturaleza», explica el director.
El recinto además se convertirá en una suerte de parque temático a lo verde. Para empezar, porque contará con «la única Escuela de Jardinería en América Latina y exclusivos programas educativos y experiencias sensoriales y gastronómicas basada en flores, entre otras sorpresas», adelanta Esperanza.
«Y tampoco es cuestión de poner flores por flores, sino de rescatar muchas de esas especies que están desapareciendo, y utilizar para su conservación técnicas limpias e instructivas». El responsables de Jardines de México asegura que su proyecto contempla la reubicación de «1000 ejemplares rescatados, la reforestación de barrancas, el uso de energías renovables, el manejo integral de residuos sólidos…, y con todo eso, lograremos la recuperación de la calidad ambiental mediante el reuso de aguas residuales de la población»
No han dejado de lado la cara social del asunto. «¿Como proyecto social?», indica el portavoz, «por supuesto. Genera más de 1.000 empleos directos y 3000 indirectos. Eso por no hablar de la capacidad que tiene un proyecto así de fortalecer el turismo nacional, o de sus posibilidades docentes, ya que aquí estará la primera Escuela de Jardinería ligada a programas Oficiales de Educación Ambiental».
Al espacio paradisiaco que ahora existe en el kilómetro 129 de la Autopista México – Acapulco no se le ha escapado detalle hedonista sin contemplar. El restaurante, a lo orgánico; en centro de eventos sociales, llamado e inspirado en el Bamboo; El centro de Convenciones o el de exposiciones están regados entre plazas verdes con nombres como Oasis o Tabachines; Y si se trata de organizar espectáculos en el auditorio, el Jardín tiene uno para que 5000 personas que gusten deleitar sus oídos al compás de millones de flores.
– ¿Podríamos decir que han construido un Edén aquí en México?
– Podríamos decir que el paraíso, probablemente, no se diferencie mucho de esto.
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