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El erotismo sugerido tras la cortina

Acostumbrados al puritanismo de la América de los años 50, cuesta hacerse a la idea de que se jugase con fotos de desnudos domésticos. La sagrada institución familiar, lo que ocurre dentro del ámbito doméstico, se ve amenazado por el exhibicionismo de quien nunca perdió el sentido lúdico y sugerente de la fotografía, por muy represivo que fuese el escenario. Por eso resulta muy inusual que medio siglo después el esfuerzo creativo vaya encaminado a cubrir más que mostrar lo que se censuró en aquella época.

Todo tiene una explicación y Drape, el proyecto fotográfico de Eva Stenram, también. La fotógrafa sueca ha echado las cortinas en una serie de fotografías vintage que ha relaizado con películas originales de la época. «Compré negativos originales de los 50 y los 60. En ellos aparecían mujeres posando en interiores de casas, delante de cortinas, ofreciendo una mirada del espacio íntimo», explica. «Las he manipulado para ocultarlas parcialmente».

Con la ayuda de Photoshop, Stenram quiere reforzar el rol de la cortina como barrera entre lo público y lo privado. Las cortinas se encontraban originalmente tras las modelos, pero a la sueca se le ocurrió que en lugar de descubrir tenía que ocultar. «La relación entre lo privado y lo público es particularmente interesante en la fotografía erótica. Quería jugar con esto», señala.

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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