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El experimento de IKEA deja bastante que desear

«La otra carta». Eso es lo primero que supe del famoso experimento de IKEA, su nombre. Primer error: «La otra carta», demasiado parecido a Tu otro cumple.
(Opinión)

Doy al play y me encuentro lo siguiente: «¿Por qué nos empeñamos en no regalar a los niños lo que quieren por Navidad? 10 familias y un experimento». Segundo error: dar lecciones.
Después, un mix de niños (típico mix en el que metemos un poquito de familia hipster, otro poquito de familia campechana, algo del barrio de Salamanca y algún que otro niño despistado que podría ser de cualquiera de las categorías anteriores), comienzan a escribir su carta a los Reyes Magos. Terminan y aparece una chica que les dice algo así como: «Ahora vais a escribir otra carta, una carta a vuestros papás».
El experimento da paso a unos padres a los que les entregan las cartas de sus hijos. El vídeo sigue y sus gestos van cambiando hacia una cara de «cómo no nos hemos dado cuenta», justo en el momento en el que deben estar leyendo lo que sus niños les están pidiendo: «pasar más tiempo con vosotros».
Apunto: si ninguno de esos niños escribió a sus padres que quería ver la tele hasta tarde, cenar pizza todos los días o no ir al colegio la cosa está peor de lo que creía.
Volvamos al «análisis» del experimento. Tras la imagen de unos padres sollozantes volvemos al mix de niños a los que «inocentemente» les plantean una pregunta: «Si solo pudieseis mandar una de las cartas, ¿cuál mandaríais?». Redoble de tambores: LA DE SUS PADRES.
Tercer y doble combo de error: no  se quedan contentos con insinuarte que eres un mal padre y/o una mala madre. No. También te dicen a la cara que tu hijo rechazaría todo eso que se pide solamente por estar contigo, pero que tú, padre desalmado, no solo no le dedicas el tiempo suficiente sino que además le hinchas a regalos que (presuntamente) no quiere.
Yo no soy madre pero, en el hipotético caso de que lo fuese, esto me tocaría los cojones. ¿Estás de coña, IKEA? ¿Vas a venir tú a insinuarme a mí que soy mala madre porque según tú mi hijo lo que quiere es estar conmigo y yo no le dedico el tiempo suficiente?
Lo más increíble y lo que deja bastante claro qué tipo de país somos es que nosotros les demos ese poder y nos quedemos tan tranquilos, mientras una tienda de muebles nos dice que no nos enteramos de nada. Porque como somos así, agachamos la cabeza y nos lo creemos. Porque vienen de fuera a decirte que eres bobo, que cómo no te has dado cuenta tú solito de que tus hijos no quieren todo eso que han marcado en el catálogo y que lo que en verdad quieren es que les leas un cuento.
Claro que sí, no solo somos malos padres sino que además somos idiotas. Vamos a celebrarlo convirtiéndolo en viral.
En fin, Feliz Navidad a todas las malas madres y los malos padres de este país. No lo estáis haciendo tan mal.

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