Parodiando a los geniales Monty Python, acaso podríamos preguntarnos aquello de «¿Qué han hecho los humoristas gráficos por nosotros?». Porque, aparte de arrancarnos carcajadas e invitarnos a pensar, reflexionar…; aparte de entretenernos, inspirarnos, sorprendernos, tocarnos la moral e incluso enervarnos; aparte de plasmar sesudos editoriales periodísticos en apenas un palmo de papel, ¿qué han hecho los humoristas gráficos por nosotros?
Y, aunque también tienen mucha gracia, no son el hilarante Frente Popular de Judea, sino el Frente Viñetista, una asociación que nace en 2018 para promover y difundir el trabajo de los humoristas gráficos. Un referente porque, además, ofrecen la primera tienda online del sector en España con más de 20 profesionales consagrados y nuevos talentos de estilos heterogéneos.
«Hay plataformas así en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica; y aquí, dibujantes que venden sus viñetas, pero esto es innovador en nuestro país. El hecho de montar la tienda es para dinamizar el arte que tenemos aquí, para darlo a conocer más. Y porque, como solemos decir, creemos que las viñetas catapultan los mensajes», explica Estrella Caso, presidenta del Frente Viñetista e incondicional del maestro Miguel Gila. «Quizá el mejor humorista español de chistes gráficos después de la Guerra Civil», sentencia. Una muestra de admiración clave en esta historia y que nos lleva al origen del proyecto.
Todo comenzó —vayamos al contexto— gracias al legendario Miguel Gila (1919-2001), excepcional monologuista y, también, autor de viñetas en publicaciones míticas como La codorniz o Hermano lobo. Contaba este maestro de cómicos que salvó su propia vida haciéndose el muerto en un fusilamiento. Era diciembre de 1938 cuando su cuadrilla —del bando republicano— fue capturada en Córdoba por la división golpista del general Yagüe. «Nos fusilaron al anochecer, nos fusilaron mal», comentó alguna vez. Total, que renació de aquella tragedia con un don irrepetible para la risa, el esperpento y el surrealismo.
La hoy presidenta del Frente Viñetista, Estrella Caso, autora desde hace años de la web miguelgila.com, planteó en 2017 cambiar el nombre de la calle General Yagüe de Madrid (actualmente, calle de San Germán) para denominarla «Humor de Gila» en una suerte de «justicia poética» póstuma.
Y, entonces, recabó el apoyo de varios creadores. «Presentamos la propuesta en el Ayuntamiento, nos respaldaron el Instituto Quevedo del Humor y genios como Forges. Pero no hubo manera». Y —aquí surge la magia— «seguimos en contacto y, junto a Ben y Francisca G. Algarra, se me ocurrió la web la-politica.com, cuya particularidad es que cada artículo se complementa con una viñeta». Luego, tras numerosas polémicas sociales sobre la libertad de expresión en todo el mundo y el despido de ilustradores célebres como Eneko de las Heras y Ferran Martín, más de 100 dibujantes firmaron en noviembre de 2017 el manifiesto Humor Amenazado. La rueda ya era imparable y, recuerda Estrella Caso, en 2018 decidieron «que hacía falta defender más y mejor el humor gráfico, como hacen en otros países. Porque aquí no se valora en su justa medida». Un encuentro crucial con el cáustico Eneko en un café de la glorieta de Bilbao en Madrid supuso el trampolín definitivo a esta idea inédita en España.
«¿Qué me gustaría que dijera Gila de la asociación?», reformula la presidenta del Frente Viñetista. «Algo así como ¡adelante!». «Es que, modestia aparte, hay gente muy buena. Cada viñeta es una pequeña obra de arte. No solo el dibujo, sino lo que consiguen transmitir y condensar en poco espacio. Tratamos con ironía temas como el cambio climático, el machismo, la lucha LGTBI… Cosas que nos tocan a todos. Los humoristas son gente muy sensible y generosa. Ayudan siempre que pueden». Y sintetiza con vehemencia: «¡Es que son unos cracks!».
Lo curioso, insiste Estrella Caso durante la conversación, es que ella —¡física electrónica!— no dibuja nada. Su pasión por las viñetas brota más como espectadora o lectora. Natural de Santander, ha vivido en Madrid y acaba de mudarse a Novales (Cantabria), «el pueblo de los limoneros». Urbanita reconvertida en «ruralita», su vida laboral también está vinculada a la tecnología y el marketing. De ahí su devoción y asombro ante la capacidad de comunicar de los humoristas gráficos, cuya tradición en España define como «brutal, igual de buena que en sitios como Francia». Y tras la paulatina desaparición de ilustraciones heterodoxas, iconoclastas o jocosas en los medios por motivos económicos, por la incomodidad política que generan o por ambas razones, desde el Frente Viñetista reivindican su arte, su legado y su importancia. Un patrimonio cultural que, sin duda, enriquece los valores y el pensamiento crítico de toda sociedad.
Momento de —como dicen algunos cómicos— «la promosió». Porque, aunque no lo parezca, los creadores también necesitan algo de dinero. Y en la nueva tienda virtual del Frente Viñetista se pueden comprar viñetas de forma sencilla, rápida y económica. «Aparte de los medios de comunicación, pueden ser útiles para compartir contenidos en entidades, editoriales, ONG, empresas e incluso para la educación. A los chavales les pones una viñeta histórica y se les queda mejor que contando todo como siempre», aduce Estrella Caso, impulsora de este feudo para amantes del humor gráfico.
«No compras viñetas, sino licencias de uso de las viñetas. Las puedes comprar para imprimírtelas tú. No vendemos camisetas, bolsos o tazas con diseños, sino que te descargas el archivo y lo imprimes donde quieras», explica. Los precios del banco de imágenes oscilan, según sea su utilización posterior, de los 5 a los 200 euros. «Por ejemplo, para una ONG o para educación es más barato que para una empresa. Hemos establecido 12 licencias de uso y cada una tiene un coste. El objetivo es que todo el mundo pueda acceder y utilizar las viñetas para catapultar sus mensajes», zanja la presidenta del Frente Viñetista.
Y, a todo esto, ¿qué han hecho los humoristas gráficos por nosotros?
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