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El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza desvela lo oculto en sus cuadros

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Los humanos siempre hemos estado obsesionados con explicar el mundo que nos rodea. Con desenmadejar los misterios de la existencia. Una búsqueda que nos ha traído hasta las maravillas científicas y tecnológicas del presente.

Pero el conocimiento humano ha llegado de manera paulatina, dejando, durante siglos, enormes huecos entre lo que sabíamos y lo que queríamos saber. Resquicios que han servido el campo de juegos de los adeptos a las llamadas ciencias ocultas, que han sabido aprovecharse de la necesidad humana de saber para introducir sus enseñanzas esotéricas en todos los círculos sociales posibles. Desde las calles de las ciudades a los pasillos de los palacios. También por supuesto, en los talleres de los artistas. 

La exposición Lo oculto en las colecciones Thyssen-Bornemisza rastrea los vestigios de estas ciencias oscuras a lo largo de la historia del arte. Bajo la batuta del comisario de la exposición, Guillermo Solana, la muestra localiza y subraya las referencias a todas estas ciencias de lo oculto que se encuentran en cincuenta y nueve de las obras de arte de las colecciones Thyssen-Bornemisza. Así, dividida en siete, la exposición explora los motivos relacionados con hasta siete de las disciplinas esotéricas: la alquimia, la astrología, la demonología, el espiritismo, el chamanismo, la teosofía y el mundo onírico de los sueños.

Por supuesto, una de las claves de Lo oculto en las colecciones Thyssen-Bornemisza es que esas referencias esotéricas existen, esperan ahí, agazapadas entre las pinceladas de un puñado de artistas de escala global. Porque desde el Renacimiento hasta las vanguardias del siglo XX, lo esotérico ha encendido la inspiración de las artes. Al mismo tiempo, en palabras de Solana, «las ciencias ocultas, excluidas o perseguidas durante siglos, encontraron en las artes visuales el terreno ideal para transmitir sus mensajes cifrados».

Su presencia en el arte toma a veces la forma de creencias genuinas, como en el caso del pintor checo František Kupka y la teosofía y, en otras, la de metáforas o códigos que permiten introducir significados ocultos a las obras de arte. Lo cierto es que, como en el caso del arte, estas ciencias ocultas han sido capaces de sobrevivir gracias a su capacidad de ocultarse en los recovecos. Y es ahí donde Lo oculto en las colecciones Thyssen-Bornemisza trata de arrojar algo de luz.

1. ALQUIMIA

La primera parte de Lo oculto en las colecciones Thyssen-Bornemisza se sumerge en las representaciones artísticas de la alquimia en el arte. Así, partiendo de las frecuentes apariciones de elementos alquímicos en la pintura renacentista, la exposición comienza su relato sobre las artes oscuras en una de sus primeras manifestaciones. 

Una disciplina que, desde su nacimiento, en el antiguo Egipto, se extendió por China, India, los países árabes y Europa. Así, durante siglos, los alquimistas experimentaron (sin demasiado éxito) en pos de todo tipo de objetivos descabellados, desde la forma de convertir materias sin valor en metales preciosos hasta elixires capaces de garantizar la vida eterna.

Lucio Fontana. Venecia era toda de oro, 1961

El oro, uno de los elementos fundamentales de las artes alquímicas, encuentra su lugar en Lo oculto en las colecciones Thyssen-Bornemisza de la mano del artista italiano Lucio Fontana y su Venecia era toda de oro, con la que el artista retrata la ciudad de los canales con oro.

2. ASTROLOGÍA

La segunda parte de la exposición vuelve la mirada hacia el cielo nocturno. Una visión a la que los humanos, a través de la astrología, hemos acudido para tratar de entender el cosmos y sus astros, y, sobre todo, el posible efecto que pudiesen tener sobre nuestra propia existencia. 

Los orígenes de la astrología se remontan a las antiguas civilizaciones mesopotámicas, egipcias y griegas, donde los observadores del cielo trataban de encontrar causalidades entre los movimientos celestiales y los sucesos terrenales. Durante siglos, la astrología se desarrolló y difundió por todo el mundo, cambiando de forma para adaptarse a diferentes culturas y tradiciones. Debatida y criticada desde una perspectiva científica, la astrología es una disciplina apreciada, sobre todo, por aquellos que necesitan encontrar un cierto significado al vasto universo que nos rodea.

Joan Miró. Campesino catalán con guitarra, 1924

En la exposición, la astrología aparece en la forma de las constantes alusiones astrales de Joan Miró, cuyas pinturas están punteadas de estrellas, lunas, soles y constelaciones sobre cielos azules.

3. DEMONOLOGÍA

La tercera parte de la muestra pone el foco en el diablo. Lucifer, personaje imprescindible de diversas mitologías religiosas, ha sido uno de los recursos preferidos del arte a la hora de introducir el mal, lo malo y lo terrible a través de dobles significados y metáforas. Y como tal se aparece con frecuencia en los cuadros de la exposición. La mayoría de las veces oculto, disfrazado o enmascarado para disimular su presencia. Porque, como decía Kayser Sozé en Sospechosos habituales, «el mejor truco realizado por el diablo fue convencer al mundo de que no existía».

Es el caso de los inquietantes doctores del Jesús entre los doctores, de Alberto Durero. En el cuadro del italiano, varios de los retratados están aquejados de deformaciones. Al fondo de la escena, un tipo de mirada torva, con la cara completamente roja, observa a Jesús y al resto de los médicos desde una esquina escondido en la penumbra.

Alberto Durero. Jesús entre los doctores, 1506

4. ESPIRITISMO

El espiritismo de la cuarta parte de la exposición es un movimiento religioso y filosófico nacido en el siglo XIX, fundamentalmente a partir de las experiencias de las hermanas Fox, de Hydesville, Nueva York, —cuyo supuesto contacto con el espíritu de un difunto provocó la explosión del interés por la comunicación con el más allá— y del trabajo del francés Allan Kardec, que definió el término.  Una disciplina que ha visto, con su popularización, el establecimiento de sociedades y grupos de investigación dedicados a hablar con los espíritus y a explorar la vida después de la muerte.

Esos espíritus que podrían estar entre nosotros han cautivado artistas de la talla de Edvard Munch, espiritista aficionado que experimentó con medios que le permitían capturar la presencia de espíritus, como la doble exposición fotográfica. 

Los espíritus también hacen parada en los cuadros de la colección Thyssen-Bornemisza. En Muerte acechando a su familia, por ejemplo, Yves Tanguy retrata una de estas sesiones de encuentros con el más allá. Concretamente la que inmortalizó el premio Nobel de medicina Charles Richet. La sesión es descrita en su Tratado de la Metafísica, y culminó, según Richet, con el espíritu transmitiendo las siguientes palabras a través de la ouija: «Blanca acecha la muerte familia».

Yves Tanguy. La muerte acechando a su familia, 1927

5. TEOSOFÍA

La quinta ciencia oculta, la teosofía, es, en muchos aspectos, el colmo del eclecticismo. Esta ciencia del todo, articulada por Helena Blavatsky y Henry Olcott en el siglo XIX en Nueva York a través de la Sociedad Teosófica, bebe de las diferentes religiones del mundo y combina sus elementos. Porque, de acuerdo con ella, la ciencia, todas las religiones y la filosofía habrían nacido de unas mismas enseñanzas fundamentales. Solo después las distintas teorías se habrían bifurcado, separándose de aquello que deberían haber transmitido. Por ello, según la teosofía, el acceso a esas verdades primigenias solo sería posible a través de diseccionar las diferentes disciplinas y combinar los elementos ciertos de cada una de ellas.

A la teosofía aluden pinturas como la Composición de
colores / Composición no I con rojo y azul de Piet Mondrian o la Pintura con tres manchas nº 196 de Vassily Kandinsky, en las que se trata de reflejar simultáneamente lo particular y lo general, el uno y el todo.

Wassily Kandinsky. Pintura con tres manchas, n.º 196, 1914

6. CHAMANISMO

El chamanismo, sexta disciplina de la exposición, procede de las sociedades indígenas. Esta práctica espiritual otorga a los chamanes el papel de intermediarios entre el mundo humano y el mundo espiritual. Aquellos, a través de rituales y ceremonias, buscaban sanar a los enfermos, conectarse con los espíritus de la naturaleza y proporcionar orientación espiritual a su comunidad. Las culturas chamánicas se encuentran en gran parte del planeta y, aunque sus prácticas varían, comparten la creencia fundamental en la interconexión entre los seres humanos, la naturaleza y el mundo espiritual. 

Pablo (Pablo Ruiz Picasso) Picasso. Estudio para la cabeza de «Desnudo con paños», verano de 1907

La influencia del chamanismo en el arte, asociada con sus culturas originales, indígenas y tribales, se puede rastrear en obras de arte como el Estudio para la cabeza de “Desnudo con paños” de Pablo Picasso. En este cuadro, la cabeza planteada por Picasso adopta rasgos de máscara indígena, aludiendo a estas comunidades de creencias chamánicas. 

7. SUEÑOS, ORÁCULOS Y PREMONICIONES

La última disciplina, la de la exploración del mundo onírico y de los sueños, no solo abrió los horizontes del arte, sino que también, en muchos aspectos, es responsable del nacimiento de la pintura surrealista. En el siglo pasado, los artistas de vanguardia, bebiendo de los trabajos de Sigmund Freud —que asociaban los sueños y el subconsciente con la transmisión de pulsiones humanas—, trataron de retratar la realidad y los sueños en un mismo plano. El resultado es lo que el crítico André Breton llamó «una superrealidad» en la que lo soñado y lo real coexisten. Y de ahí el surrealismo. 

Por supuesto, uno de las principales figuras de las exploraciones pictóricas de los sueños fue el catalán Salvador Dalí. En cuadros suyos, como Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar, el pintor trata de ofrecer una visión simultánea del mundo real y de sus consecuencias sobre el mundo de los sueños. 

Salvador Dalí. Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar, 1944

Lo oculto en las colecciones Thyssen-Bornemisza puede verse en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza del 1 de julio al 24 de septiembre de 2023. Las entradas están disponibles aquí.

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