En el centro de la República de Georgia, en la región de Imereti y a unos 7 kilómetros de la ciudad minera de Chiatura, se levanta entre las colinas un impresionante pilar de roca de 40 metros que ha sido venerado desde la antigüedad. Su aura mística le ha convertido en un lugar de culto desde que los humanos se establecieron en esta área.
Antes de la llegada del cristianismo, el pilar servía como un lugar santo pagano y lo más probable es que fuera utilizado para ritos de fertilidad para honrar a dioses ignotos. Hasta el siglo IV, cuando Georgia fue el segundo país del mundo después de Armenia en adoptar el cristianismo.
Poco a poco, y siguiendo la tendencia general del mundo, las iglesias empezaron a reemplazar los lugares paganos de adoración para consolidar el nuevo conjunto de creencias.
El Pilar de Katskhi se convirtió así en el lugar donde también surgió una pequeña iglesia, a la que había que acceder escalando por las rocas hasta llegar al mismísimo cielo. Sin duda, el lugar perfecto para el recogimiento y el ascetismo.
Nadie sabe cómo se las arreglaron para construirla, pero fue ocupada por los estilitas, monjes cristianos solitarios que vivían en el Medio Oriente a partir del siglo V y transcurrían su vida de oración y penitencia sobre una columna, permaneciendo allí durante muchos años e, incluso, hasta la muerte.
Su institución se atribuye a Simón el Estilita, también conocido como Simeón Estilita el Viejo, que por entonces se pasó 37 años con sus primaveras y veranos en una pequeña plataforma sobre una columna huyendo de la tentación que habitaba en la planta terrenal.
Luis Buñuel ilustró muy bien cómo se las gastaba «Simón del Desierto» en su columna, cuando el diablo intentaban tentarle disfrazado de mujer que le enseñaba los pechos.
La iglesia de Katskhi también guarda un cierto parecido, en versión recogida, con los monasterios griegos de Meteora, erigidos en el siglo XV, pero para escapar en este caso de los infieles turcos y de los albaneses de la época, que no eran precisamente colegialas con ganas de guerra.
Hoy en día se accede a la cima del pilar a través de la combinación de un andamio en la mitad inferior y una escalera de hierro oxidado de 130 escalones y perfecta para multiplicar el vértigo en la mitad superior de la ascensión.
Una vez que se llega arriba, el intrépido escalador es recibido por los restos mortales de un santo creyente, que murió sobre el pilar en una fecha desconocida, posiblemente por no atreverse a bajar.
En la actualidad el pilar está habitado desde 1993 por el guardian de los huesos del santo, el padre Maxim, que después de abrazar los votos monásticos, decidió trasladarse a Katskhi de por vida.
Después de pasar un invierno en una gruta debajo de la mole de roca para habituarse, decidió construir una nueva iglesia en su parte superior. La generosidad de los aldeanos, en medio del resurgir religioso de Georgia, propiciaron dinero y materiales. Él, desde arriba, tira de una grúa con cuerdas para subirlos.
Siguiendo el ejemplo del primer estilita, Simeón, el padre Maxim no permite que las mujeres suban al lugar, una prohibición que también se practica en los templos en las regiones montañosas de Georgia y de Tusheti Khevsureti, en el Caucaso georgiano.
Y si alguna le da por subir para tentarle con sus atributos, el padre Maxim ya sabe lo que debe hacer: quitar los clavos, tirar la escalera abajo y vivir al margen de tumulto del mundo de una vez por todas.
Vía Atlas Obscura
Fotos: The stylite
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