Jon Helip es un visionario. No porque sepa cómo es el futuro, pero ve cosas. Tiene el don de ver lo que otros no ven. Y sobre todo, tiene el don de hacer ver a los demás lo que él ve. Jon es de los que hace, de los que transforma. Y con muy poco, las maderas que encuentra en las playas, las convierte en esculturas redondeadas. Helip es un poeta que acaricia la madera después de que lo hagan las olas.
Su obra comienza con largos paseos por la playa, algo que solía hacer de pequeño con su familia. “Allí es mi ojo el que trabaja, luego lo que recojo, lo llevo a París donde tengo mi estudio y comienzo a pulir las formas. Aunque la primera que hice fue en la misma playa. En Cenitz encontré un cuchillo abandonado, lo recuerdo muy bien, era el 13 de julio de 2000 y allí sobre la playa tallé mi primera escultura. Desde entonces no he parado”, explica.
Jon es de Pau, en el sur oeste de Francia, entre la montaña y el mar. Estudió ingeniería en París y actualmente vive entre la capital francesa y San Juán de Luz. Helip no busca tener un estilo, prefiere dejarlo fluir. “No sé, no quiero hacer las cosas según un estilo. Trato de crear y ofrecer belleza con casi nada, pedazos de maderas encontrados en las playas y 3 instrumentos rudimentarios. Hacer TODO con NADA”, comenta el francés.
Su obra es autodidacta e instintiva. Observa los materiales que el mar le regala y los modifica hasta conseguir la forma deseada siempre reconociendo que el primer toque lo ha hecho el agua y la sal. Jon se siente como un cavernícola que de forma rudimentaria decora su alrededor con lo que su alrededor le da. “Me veo más como un narrador de historias que como un escultor”, apuntilla.
Todo lo que le rodea y sobre todo el mar, son su fuente de inspiración. Ello le ha convertido entre otras cosas, en embajador de la marca TwoThirds para el que aporta su granito de arena, de playa por supuesto, al proyecto “Protect what you love”. Además prepara una edición de algunas de sus piezas en bronce para una expo en París a finales de este año y otra colaboración a cuatro manos con Blami. Desde aquí le deseamos que la marea le siga trayendo inspiración a la orilla.
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