El proceloso mar de la IA generativa y la creatividad: ¿Aliada o amenaza?

Si has vivido los últimos años en el planeta Tierra, seguramente habrás oído hablar sobre los avances en inteligencia artificial. Me atrevería a decir que hasta has usado alguna herramienta que la incorpora. Los sentimientos y debates que surgen en torno al uso de estas tecnologías no dejan indiferente a casi nadie. En el ámbito creativo, que es el que nos concierne, hay grandes debates cargados de controversia. La incertidumbre en el sector El factor humano Aunque la IA automatiza procesos, la creatividad sigue requiriendo contexto, emoción, intención y visión. Hoy en día, para entender las necesidades de un cliente (un ser humano) y su audiencia (un grupo de humanos), hace falta otro humano que aporte su visión única y, sobre todo, humana. La inteligencia artificial puede automatizar tareas, pero no la creatividad. Por muy bueno que sea tu prompt (una tarea que, por cierto, tampoco es tan sencilla), en muchas ocasiones necesitamos de seres sintientes. Ejemplos históricos De emociones va la cosa porque, aunque sentimos que estamos viviendo un momento único y revolucionario (que sí), estos dilemas no son nuevos. A lo largo de la historia, momentos similares han generado el mismo tipo de preocupaciones. Cuando se inventó la imprenta, cuando surgieron la fotografía, el cine, los sintetizadores o cuando se dio la digitalización del diseño, muchos temían por las disciplinas de toda la vida, como la escritura a mano, el diseño manual, la pintura, los instrumentos tradicionales o el teatro. Y, aunque es cierto que el uso de estas disciplinas ha cambiado, todas siguen estando muy presentes en nuestras vidas. Entonces, ¿no nos va a quitar el trabajo? En general, la respuesta es no, la IA no nos va a quitar el trabajo, aunque, en muchos sentidos, tendremos que adaptarnos a los nuevos códigos. Sin embargo, hay pequeños empresarios que, al encontrarse con herramientas de IA accesibles, han optado por generar, por ejemplo, las ilustraciones de sus packaging o identidades visuales de manera automática (por no hablar de los vídeos que ciertos políticos están generando, ese es otro melón que aquí no vamos a abrir). Así que, en este sentido, sí habrá proyectos que no serán realizados por humanos. Cabe preguntarse, ¿habría utilizado este empresario la ilustración en su packaging de no haber tenido a la IA tan al alcance? ¿Realmente su decisión está motivada por la IA o por la posibilidad de ahorrar costes? Realmente, no podemos saberlo con certeza. Por amor al arte Por otro lado, que nadie nos arrebate el placer, la emoción, el vértigo e incluso el malestar que surgen durante el proceso creativo. Encontrar esa idea, esa palabra, expresión, concepto, ese boceto, trazo o textura… Disfrutar del orgullo de un trabajo bien hecho, tras horas de esfuerzo, sudor y lágrimas. La creación nos hace sentir vivos. Que ellos usen la IA y obtengan obras vacías de humanidad, llenas de artificialidad. Nosotros aportaremos al mundo autenticidad. Parece que estamos normalizando lo que algunos llaman el fast food de las imágenes y esto empobrece enormemente nuestro criterio y percepción. Sacia rápido, es fácil de consumir, es de fácil acceso y poco permeable. Pero, como ocurre con la comida rápida, si abusamos, corremos el riesgo de empacharnos con contenidos sin nutrientes. Aunque puede ser útil, es importante no perder de vista el valor de cocinar nuestras ideas a fuego lento. De crear con intención, criterio y emoción. Adaptarse al nuevo paradigma Renovarse ¿o morir? A pesar de todo esto, algunos hemos decidido entender al enemigo (aunque no tiene por qué serlo). Tenemos una nueva herramienta a nuestra disposición. Así como un pintor usa la fotografía para agilizar su proceso de trabajo, podemos emplear la IA como un recurso más, una herramienta complementaria llena de posibilidades. Hoy en día, sabemos que Photoshop potenció el diseño gráfico y que la fotografía no mató la pintura, sino que la transformó. Sin embargo, en su momento, cada uno de estos avances tecnológicos sacudió al sector. Como ha ocurrido en cada revolución tecnológica, el dilema no es si la IA reemplazará a los creativos, sino si los creativos aprenderán a usar la IA a su favor. Esto no quita que deba regularse su uso y sus límites. IA al servicio de la creatividad Un ejemplo llamativo de artistas que trabajan principalmente con IA es el trabajo del fotógrafo turco Alper Yesiltas, quien en su proyecto As If Nothing Happened utiliza IA para imaginar cómo se verían hoy celebridades que murieron jóvenes, como Freddie Mercury, Amy Winehouse o Kurt Cobain. A través de una combinación de inteligencia artificial y edición digital, sus retratos conmueven por su realismo y carga emocional. Es una muestra de cómo la IA puede servir como herramienta para explorar ideas sensibles y profundamente humanas desde la creatividad mientras estén dirigidas por un humano con intención creativa. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Alper Yesiltas (@alperyesiltas) Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Alper Yesiltas (@alperyesiltas) Lo mismo hace en su proyecto New Moments, pero a partir de fotografías de seguidores que han perdido a un ser querido. Es tremendamente conmovedor. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Alper Yesiltas (@alperyesiltas) Otro ejemplo llamativo es el trabajo de Pablo Prompt, que utiliza inteligencia artificial para generar imágenes de personajes ficticios en contextos inesperados. En una de sus creaciones más virales, muestra a los personajes de Harry Potter en una fiesta, muy lejos de sus habituales escenarios mágicos. No solo vemos sus rostros en estas situaciones, sino que el autor introduce detalles que reflejan la personalidad y la historia de cada personaje: Hermione, con su expresión concentrada, mezcla bebidas como si fueran pócimas; Malfoy, acompañado por una serpiente en alusión a Slytherin…, pequeñas píldoras visuales que enriquecen la escena para el disfrute de los fans. Estas reinterpretaciones, logradas mediante herramientas de IA como RunwayML y ChatGPT, invitan a reflexionar sobre la versatilidad y el potencial creativo de la inteligencia artificial en el arte contemporáneo. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Pablo Prompt (@pabloprompt) Además, este tipo de herramientas abre la puerta a muchas personas con ideas creativas pero sin formación técnica o habilidades en programas de diseño avanzados, como es el caso de Pablo Prompt, psicólogo de formación. La IA actúa como un puente entre la imaginación y la ejecución: permite a quienes no dominan el dibujo, la animación o el modelado expresar visualmente lo que tienen en la cabeza. No sustituye el virtuosismo, pero sí democratiza la posibilidad de crear. Por otro lado, esta accesibilidad también plantea ciertos dilemas. Quienes nos hemos pasado años formándonos en disciplinas creativas (desde el dominio del color y la anatomía, hasta el manejo de herramientas complejas) vemos cómo ese esfuerzo puede desdibujarse ante resultados llamativos obtenidos con un par de clics. No se trata de cerrar el acceso a la creación, sino de recordar que detrás del arte hay criterio, sensibilidad y un aprendizaje que va más allá de la técnica. Otro tipo de ejemplos de la IA al servicio de la creatividad son bancos exclusivos de imágenes generadas con IA por creadores de inteligencia artificial, como es Lummi. Aparentemente, no es distinto de Unsplash hasta que lees que las fotografías no han sido tomadas, sino generadas. Desde un punto de vista práctico, puede ser muy útil al permitir añadir elementos a, por ejemplo, rostros; cambiar el estilo de una imagen; reencuadrar o generar imágenes similares. Otro uso de la IA, quizás uno de los más extendidos y cotidianos, es la generación automática de subtítulos. Herramientas como Premiere Pro o CapCut utilizan IA de reconocimiento de voz para transcribir automáticamente el audio y generar subtítulos en segundos. Esta era una tarea tediosa que requería mucho trabajo manual. Es una aplicación sencilla que refleja cómo la inteligencia artificial puede potenciar nuestras habilidades sin reemplazarnos, ayudando a optimizar el proceso creativo. En la animación, tanto en 3D como en 2D, existen tecnologías que nos ayudan a automatizar, por ejemplo, la sincronización de labios con audio a partir de ciertos parámetros que debemos configurar e ilustrar en programas como Adobe Character Animator; o con scripts que generan movimientos aleatorios y dinámicos según los parámetros que introducimos en Blender. Procesos tediosos que podían suponer horas de trabajo se automatizan a partir de recursos visuales creados por nosotros. View this post on Instagram A post shared by Kims Ki 🏹 (@kims_ki) En diseño gráfico, no reemplaza la creatividad o el juicio humano, pero ayuda a los diseñadores a ser más eficientes, a facilitar experimentos conceptuales y a generar resultados más rápidos. Y permite que los diseñadores se concentren en las decisiones creativas y en la parte más innovadora de sus proyectos, lo que incrementa su productividad sin comprometer la calidad del trabajo. Estos son solo algunos ejemplos, pero hay infinidad de ellos. No cabe duda de que el rango de herramientas y lenguajes al alcance de los creativos está creciendo. Un buen prompt En muchos casos, la IA está tan integrada en las herramientas que ni siquiera percibimos que la estamos usando. Pero a menudo nos veremos en la necesidad de explicar qué y cómo queremos generar algo, como ocurre con Adobe Firefly o Chat GPT. El prompt debe adaptarse al tipo de IA que estemos usando. No es lo mismo generar una imagen que un texto. Las líneas generales para texto son: Acción: Qué queremos que haga. Contexto: En relación a qué. Ejemplo: Algo en lo que basar lo que tiene que escribir. Persona: El tipo de experiencia que quieres que tenga en este contexto. Formato: Cómo quieres el resultado en texto o en excel. Tono o estilo: La forma que te gustaría que el lenguaje se desarrollara. Para imagen: Sujeto: Qué queremos ver. Describir el sujeto: Cómo queremos que sea el sujeto. Fondo: Qué queremos que se vea en el fondo de la imagen. Estilo: Qué medio queremos utilizar. Mal prompt: «Dibuja una mujer». Buen prompt: «Una mujer (sujeto) de cabello rizado, con vestido rojo (cómo), caminando por una calle de París al atardecer (fondo), estilo impresionista (medio)». Consideraciones éticas La IA generativa plantea multitud de desafíos éticos que deben abordarse para garantizar un uso justo y responsable. Deben abordarse desde las instituciones, pero también debe haber un uso responsable por parte de cada usuario. Prejuicios y equidad Hay un gran problema con las IA, y es que han sido entrenadas con datos sesgados, lo que puede reproducir y amplificar estereotipos de género, raza o cultura. Por ejemplo, algunas inteligencias artificiales de generación de imágenes han sido criticadas por asociar ciertos roles profesionales con géneros específicos, como mostrar solo hombres como ingenieros y mujeres como enfermeras. Transparencia y responsabilidad No siempre está claro cómo una IA genera su contenido. Muchas herramientas son muy herméticas, lo que dificulta entender su proceso de decisión. Por ejemplo, hay empresas que crean contenido con IA sin revelar que no ha sido hecho por humanos, generando dudas sobre la autenticidad de la obra. Privacidad y uso de datos Muchas inteligencias artificiales se entrenan con grandes volúmenes de información extraída de internet sin el consentimiento de los creadores originales. Esto incluye casos en los que los estilos de artistas son replicados sin ninguna compensación ni reconocimiento, lo que genera serias dudas sobre la legalidad de utilizar estas obras sin permiso explícito. Han circulado advertencias sobre cómo plataformas como Meta podrían utilizar las imágenes que los usuarios suben a sus redes para alimentar sus modelos de IA. Aunque ya se han dado instrucciones sobre cómo evitarlo, el proceso es a menudo tedioso y poco transparente. ¿Puede Meta hacer esto? Legalmente, sí. Pero ¿es ético? La mayoría de las personas considera que no lo es, especialmente cuando el proceso para protegerse es confuso y está oculto tras múltiples pasos en una interfaz difícil de navegar. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por 𝐋𝐀𝐔𝐑𝐀 𝐇. 𝐑𝐔𝐁𝐈𝐍 (@la___aura) Recientemente, hemos visto como Open IA (empresa propietaria de ChatGPT) ha replicado el estilo de Studio Ghibli sin su consentimiento. Se ha hecho viral este trend, a la vez que un vídeo de Hayao Miyazaki, fundador y principal mente creativa de este estudio, planteando si estamos perdiendo la fe en nosotros mismos y afirmando que le parece un insulto a la vida misma. No es de extrañar esta reacción por parte de un ferviente defensor de lo analógico, pero ¿quién estaría de acuerdo con este robo de la propiedad intelectual? Autoría y derechos de propiedad intelectual Como podemos ver, la polémica en este ámbito ya está servida y está generando debates significativos en todo el mundo. Por otro lado, cabe plantearse una cuestión: ¿pueden las creaciones de inteligencia artificial ser protegidas por derechos de autor? Si es así, ¿quién posee esos derechos?, ¿el creador de la IA, el usuario que la utiliza o la propia inteligencia artificial? Reconocimiento del trabajo de los artistas En febrero de 2024, el Ministerio de Juventud e Infancia de España lanzó una campaña para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, utilizando imágenes generadas por inteligencia artificial que mostraban a princesas de Disney en roles científicos. Esta iniciativa provocó críticas por parte de ilustradores y colectivos artísticos, que cuestionaron la decisión de recurrir a IA en lugar de contratar a profesionales del sector. Ante la controversia, el Ministerio retiró las imágenes y emitió una disculpa pública, reconociendo la necesidad de una reflexión profunda sobre el uso de la inteligencia artificial en la creación de contenido y reafirmando su apoyo a los creadores. Sostenibilidad Y no podemos olvidar el impacto medioambiental. La IA consume muchos recursos, sobre todo agua y energía, lo que nos obliga también a repensar su uso desde la sostenibilidad. Es nuestra responsabilidad no perder de vista que el verdadero futuro es el que se pueda sostener. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Atxe. Humor gráfico, divulgación, animación, ilustración (@atxehumorgrafico) El futuro del trabajo creativo Desde hace un tiempo, parece que está surgiendo un deseo de regresar a lo analógico. Personalmente, creo que esto se debe, en gran medida, a la saturación digital en la que hemos estado inmersos durante, al menos, la última década. El deseo de reconectar entre humanos, de lo táctil, de la pieza única… todo esto está siendo revalorizado. En los medios digitales se observa una tendencia muy fuerte hacia diseños más táctiles y orgánicos. Lo que está claro es que la inteligencia artificial ha llegado para quedarse, y poco podemos hacer al respecto. Nos guste o no, el mundo cambia y evoluciona, y esto también afecta al sector creativo. La incertidumbre que genera este cambio es comprensible, especialmente cuando se trata de algo tan disruptivo. Sin embargo, lo mejor que podemos hacer es comprender el potencial de estas nuevas herramientas y utilizarlas de manera ética para mejorar nuestra labor como creativos. Sin olvidar nuestra motivación y personalidad, ni de disfrutar del proceso creativo, ese que, para muchos, surge de forma natural, casi como respirar. Parece que debemos tomar partido, que debemos estar a favor o en contra, pero, como en todo, hay grises. La inteligencia artificial tiene un enorme potencial para potenciar la creatividad humana sin sustituirla, pero también conlleva riesgos si no se regula y no se usa de manera responsable. La creatividad no desaparecerá, pero es nuestra responsabilidad asegurarnos de que siga siendo humana, ética y auténtica. Las máquinas solo pueden acompañarnos, pero no reemplazarnos.