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El Romeo y Julieta de Bagdad

El primer lunes de junio de 2012 un presunto extremistra sunni irrumpió con un coche bomba en los cuarteles generales de los chii en Bagdad. Sesgó la vida de al menos 18 personas e hirió a más de 100. Poco después, un explosivo casero fue descubierto en las cercanías de la oficina de financiación sunni en Adhamiya, barrio sunni al norte de la capital iraquí. Los servicios de seguridad lo detonaron.

En este clima de violencia sectaria que lleva instalado en el país tras la invasión de EE UU en 2003 es donde la Iraqi Theatre Company ha decidido ambientar su particular versión de la obra de amor más conocida de Shakespeare. Los Capuleto de Julieta se convierten en chii y los Montesco de su enamorado Romeo abrazan la rama sunii. Y la lucha no es por el control de Verona, sino por una barca y hacia que lado del río Tigris dirigirla, una idea que los críticos han visto como una metáfora del conflicto entre sunnis y chiis por el rumbo que debe tomar el islam.

Las diferencias entre ambas religiones vienen de antiguo. Los sunnis, más de un mil millones de practicantes, siguen el conjunto de dichos, deberes y prácticas de Mahoma y ponen énfasis en los textos y su interpretación legal. Los chiis, segundos en importancia del islam con 100 millones de adeptos, creen que el yerno de Mahoma es su sucesor directo y que el último de una línea de sucesión de 12 imanes surgirá pronto.

Mientras los sunnis consideran que los chiis se meten en novedades no muy recomendables a nivel teológico y les acusan de comprometer la unicidad de Alá por concederle estatus semidivino a los que ellos consideran sucesores de Mahoma, los chiis opinan que los sunnis son unos deformadores del islam que atacan a las otras iglesias. En Iraq, donde Romeo y Julieta sobreviven su amor, un 60% es sunnii y un 32% es chii.

Aunque los nombres de las dos religiones no se mencionan en la obra, los atributos de los padres de ambos personajes denotan su adscripción religiosa: bufanda blanca y negra para los shiis Capuleto, pañuelo palestino rojo y negro para el sunii Montesco, además de tener un militante extranjero de Al-Qaeda como Paris, el pretendiente de Julieta.

Este personaje, usado como recurso cómico, es quien finaliza la trama. Tras matar al primo de Julieta, Tyblad, Romeo se encamina a la Iglesia de Nuestra Señora de la Salvación en Bagdad. Allí se encuentra con Julieta, que esta vez no ha tenido que fingir su muerte y así Romeo no compra el veneno al boticario. Cuando parece que el final de obra va a ser que los amantes puedan dedicarse a vivir su amor, el despechado y militante de Al Qaeda Paris entra en el edificio. Lleva un cinturón explosivo.

El ataque al que hace referencia la obra ocurrió el 31 de octubre de 2010. Más de 50 cristianos murieron. A los dos días, otras 120 personas fallecieron en una serie de ataques suicidas coordinados en Bagdad. El septiembre anterior otros dos coches bomba habían herido a 11 personas y matado a 31. Seguro que había muchos Romeos y bastante Julietas entre las cifras. Y 2010 no se consideró mal año en eso de las muertes por religión en Irak.

Romeo and Juliet in Baghdad podrá verse del 28 al 30 de junio en el RiverSide Studios de Londrés.

Fotos: Ellie Kurttz

Por Carlos Carabaña

Carlos Carabaña es periodista. Puedes seguirle en @ccarabanya

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