Vas a tu tienda de electrónica más cercana y te acercas a la zona de impresoras. En la pared, en un mosaico de números, colores y tipos, están colgados los cartuchos para esas máquinas popularizadas por HP en 1984. ¿Cuál escoger? ¿El más barato, el más caro, el de un precio medio? De la decisión depende que se seque o no la tinta, la calidad de la misma o que los colores no sean los que buscabas con la impresión. La solución, según ilustra la compañía fundada por William Hewlett y David Packard en una interesante infografía, es usar los originales.
«El cartucho es el elemento más complejo de una impresora y son claves para la fiabilidad del sistema», comienza el póster, asegurando que usar una versión pirata puede acortar la vida de la máquina o, incluso, estropearla. Según dicen, cuando no usas tinta original estás cambiando el 70% de la impresora tal y como la concibieron sus creadores. Es decir, que todo lo que te estuviste informando antes de comprarla, básicamente fue tiempo perdido.
Además, cualquiera que haya probado una impresora con un cartucho de tinta original y luego haya comprado uno pirata sabe de lo que se está hablando. Una imagen impresa, como bien nos enseñan los cuadros de Lichtenstein, se compone de millones de micropuntos superpuestos, uno encima de otro, de los cuatro colores básicos. Mientras que en las tintas de alta calidad estos diminutos golpes de color son perfectamente nítidos, en las pirateadas se difuminan, creando un efecto distorsión que afea la impresión.
Pero, el punto más importante con diferencia según la compañía es que mientras HP controla el destino y final de cada uno de sus cartuchos, dándoles un reciclaje digno y una nueva vida, los piratas suelen acabar en vertederos, donde contaminan el medio ambiente. Plantéate qué te sale más a cuento a largo plazo: un cartucho de tinta original o ayudar a cuidar el planeta.
