Con todo ese montón de ropa que te sobra y que abarrota tu armario puedes hacer varias cosas: venderla en una de esas aplicaciones tan conocidas, donarla o usarla para crear arte. Esto último es lo que hace la estadounidense Eliza Reinhardt, que con una camisa aquí, un pantalón allá, un calcetín por acullá y una sábana por este otro lado, reproduce grandes obras de la pintura, especialmente retratos.
Reinhardt nació en Iowa City (Iowa, EEUU) y viene de una familia de artistas por vía materna. Siguiendo su estela, ella se graduó en Bellas Artes en la rama de Pintura y Dibujo,, por la Universidad de Iowa y consiguió trabajo en una galería de arte de St. Louis (Misuri). Pero en 2020, coincidiendo con el inicio de la pandemia y del confinamiento, la despidieron y regresó a casa. Y ahí, explica, comenzó todo esto.
Mientras que otras personas maldecían permanecer encerradas en sus casas, Eliza se mostraba entusiasmada con ello. Como su pareja era un trabajador esencial, ella permanecía sola en casa todo el tiempo hasta su regreso. ¿Qué podía hacer para no aburrirse? Pintar era su refugio, pero había un inconveniente: su perro Finn quería permanecer a su lado todo el tiempo, y los lienzos y la pintura no se llevan bien con los amigos peludos.
Entonces, como por milagro, encontró la solución: El Museo Getty de Los Ángeles, para mantener a la gente entretenida durante el confinamiento de 2020 y que pudieran seguir disfrutando del arte desde sus hogares, lanzó el Getty Museum Challenge, un reto para reproducir grandes obras de arte utilizando solo tres objetos que tuvieran por casa. Y a Reinhardt le pareció una idea estupenda, muy cercana a la pintura y al dibujo que ella solía practicar, y que le permitía, además, no separarse de su perro.
«Al principio lo hacía de forma muy literal; no fue hasta finales de 2021 o principios de 2022 cuando empecé a crear retratos en el suelo a gran escala», rememora.
Puede parecer, a primera vista, que la ropa y las telas son herramientas complicadas de usar, pero ella lo mira desde otra perspectiva: «Como pintora, las veo como pinceladas». Gran admiradora de los pintores impresionistas (la mayor parte de sus trabajos están centrados en este estilo artístico), cree que encajan muy bien con el tipo de obras que le gusta reproducir.
«También creo que, como artista, me resulta mucho más fácil ver las obras originales como figuras que la ropa puede moldear (si eso tiene sentido), ya que soy capaz de descomponer las pinturas en sus figuras principales, y luego recrearlas a partir de las telas. Aunque a veces puede resultar complicado, la ropa es tan maleable que resulta muy fácil trabajar con ella, una vez que entiendes cómo crear las figuras».
Y aunque los impresionistas son sus favoritos, también le encantan los pintores fauvistas y los artistas del Bay Area Figurative Movement (o Escuela de San Francisco). «El impresionismo es el estilo que más se ajusta a mi trabajo y el más fácil de traducir; las del fauvismo y las de los pintores del Bay Area son mis obras favoritas. Aunque me encantan los impresionistas, intento salirme de ese ámbito porque me gusta desafiarme a mí misma y compartir otros tipos de obras».
Todo el material que utiliza sale de su armario y del de su pareja, una manera de mostrar un compromiso con la sostenibilidad. «Nunca he comprado nada para componer las obras; para empezar, la mayoría de nuestra ropa es de segunda mano. Me gusta mucho la resolución de problemas que supone no comprar cosas para crear arte, sino averiguar cómo utilizar lo que tengo y hacer que parezca igual que el original —explica—. Creo que solo compré tela una vez para mi Retrato de un anciano, de Rembrandt, que hice hace unos meses, porque el Museo Rembrandt se puso en contacto conmigo para crear esa obra. He guardado todos los retales que he utilizado y sigo reutilizándolos en más trabajos».
Su formación artística le ha dado los conocimientos para encontrar obras que reproducir. «Trato de hacer 2 o 3 obras a la semana, pero no quiero que se convierta en una presión para mí y perder el disfrute de crear, por lo que realmente solo las hago cuando me siento inspirada», comenta sobre su proceso creativo.
«Me lleva entre 2 y 4 horas crear una de mis obras y depende de la escala, pero o bien lo hago todo de una vez, o divido el cuadro en dos o cuatro partes que luego edito juntas en Photoshop. Mi estudio es grande y me siento afortunada por tener ese espacio, pero el lugar de mis sueños sería un almacén donde pudiera hacer las obras completas de más de 6 metros de una sola vez».